Roberto Rodríguez Gómez / Campus Milenio
Este martes [22 de octubre] se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Estatuto Orgánico del INEE. Con ello culmina la etapa de formulación de normas para la gestión autónoma del organismo. El proceso dio inicio con la reforma al Tercero Constitucional el 26 de febrero de este año, dentro de la cual se sancionó el carácter del INEE como un “organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio”, con la tarea, también precisada en el texto constitucional, de “evaluar la calidad, el desempeño y resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, así como la coordinación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa.”
Como segundo paso, el 11 de septiembre se dio a conocer la “Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación”, norma que determina las nuevas atribuciones, competencias y facultades del Instituto, así como las figuras de autoridad de la institución y sus responsabilidades. En la ley del INEE quedaron plasmadas, asimismo, las tareas de evaluación y de supervisión de tareas de evaluación adjudicadas a las autoridades educativas federales y estatales. También se contempla en esa norma los principales órganos que habrán de coadyuvar en el gobierno de la institución: la Junta de Gobierno y la Conferencia Nacional de Evaluación. El artículo 46 de dicha ley faculta al INEE para determinar, en forma autónoma, las unidades administrativas necesarias para su operación, así como los órganos colegiados “integrados por especialistas en las materias de la competencia del Instituto, que fungirán como instancias de asesoría y consulta.”
Además, en los transitorios de la Ley se establece que “la Junta deberá expedir el Estatuto en un plazo no mayor de noventa días contados a partir de la entrada en vigor de la presente Ley. En tanto se expida el citado Estatuto continuará aplicándose la normativa vigente, en lo que no se oponga a la presente Ley”. Aunque dicho lapso se cumpliría el 10 de diciembre de este año, las autoridades del INEE optaron por presentar, de una buena vez, la iniciativa que dio lugar al Estatuto publicado antier. La medida de anticipación es prudente e importante porque la reforma de organización y administrativa que supone la renovación estatutaria tiene como implicación directa evidentes necesidades de ampliación presupuestal, las que todavía hay tiempo de ventilar y negociar en el marco del debate parlamentario sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación correspondiente a 2014. Me imagino que en esas andarán.
El Estatuto es un documento extenso, consta de 96 artículos y once transitorios. Por ello comentaremos sólo algunas novedades que distinguen al nuevo proyecto de organización con respecto a las versiones previas del INEE. Probablemente al aspecto más novedoso radica en la definición de los órganos colegiados previstos para desarrollar una función de gobernanza institucional. El Estatuto prevé los siguientes: a) Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Educación; b) Consejo de Vinculación con las Entidades Federativas; c) Consejo Pedagógico de Evaluación Educativa; d) Consejos Técnicos Especializados. Veamos cómo se integrarán y cuáles son las tareas previstas para cada uno de ellos.
El Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Educación. Este órgano fue establecido en la Ley del INEE (Ley artículos 67 y 68). Este órgano constará de “once representantes de organizaciones de la sociedad civil cuyo propósito sea el estudio de la educación y la elaboración de propuestas para su mejoramiento” (Estatuto, artículo 27). ¿Cómo se elegirán? Parece haber dos vías: organizaciones que soliciten su ingreso al órgano y organizaciones que los miembros de la Junta sugieran.
En ambos casos se requiere el voto favorable de al menos tres de los cuatro consejeros que integran el órgano de gobierno. Hasta ahí está fácil, pero ocurre que hay distintos tipos de OSC interesadas en la educación. Las hay ligadas al empresariado, por ejemplo las vinculadas a las dos grandes cadenas televisoras; las hay de empresarios que han trabajado con el SNTE; las hay religiosas, también las hay vinculadas al sector académico universitario, y las relacionadas con la izquierda política. ¿Cómo se va a balancear esta diversidad? ¿Por cuotas? ¿Por representaciones proporcionales? ¿Por afinidad ideológica con los consejeros? No está sencillo, el riesgo es convertir esa instancia en una mesa de ásperos debates sin gran utilidad.
El Consejo de Vinculación con las Entidades Federativas. Se integra por dos servidores públicos del sector educativo de cada entidad federativa. Está contemplado como un órgano de diseminación informativa, y de relación entre el INEE y los estados en materia de evaluación. El problema aquí es que, al menos parcialmente, la existencia de este órgano se empalma con tareas previstas para la Conferencia Nacional de Evaluación, instancia en la que, asimismo, tendrán representación las entidades. La intersección puede salvarse de dos maneras: o bien definiendo agendas perfectamente diferenciadas, o bien buscando construyendo ejes de articulación entre las dos instancias.
El Consejo Pedagógico de Evaluación Educativa es toda una novedad. Estará formado “por 18 profesionales de la enseñanza y la gestión escolar que se encuentren en funciones”. Es decir profesores de educación básica y funcionarios. Ingresarán por concurso de méritos, aunque su participación será honorífica. Además, se indica, “La Junta buscará que el Consejo Pedagógico sea plural, tenga una participación equilibrada de docentes y directivos escolares, y que en su conformación queden representados los niveles de la educación obligatoria.”
El tema aquí es el interés que pueda tener el SNTE y sus fracciones disidentes en tener presencia en un órgano colegiado del INEE. Si es así ¿cómo se va a operar la relación con el gremio magisterial para evitar fricciones y lograr una interacción productiva?
Por último los Consejos Técnicos Especializados. Son seis y en cada uno de ellos participarán entre tres y cinco especialistas académicos, cuyo nombramiento procederá por concurso de méritos y serán remunerados por sus tareas. En el INEE se cuenta con el antecedente de su propio Consejo Técnico que funcionó desde su creación con muy buenos resultados en la operación del organismo. En este aspecto no debería haber mayores problemas para su integración y funcionamiento.
Publicado en Campus Milenio. Tomado del Observatorio Académico Universitario.