Desde muy joven aprendí que ser de izquierda era tener mente abierta y estar a favor de todo tipo de cambios sociales, la gente de derecha es de mente estrecha a la que le asusta todo lo nuevo.
Ser de izquierda también consiste en luchar al lado de los pobres, de los que nada tienen (y que son miles o millones) y oponerse a los abusos, ostentosidades e injusticias de los que tienen de sobra (que son pocos).
Ser de izquierda consiste en vivir en movimiento constante a favor de la verdad y en una luchan persistente en contra de la estrechez de pensamiento y de todo tipo de dogmatismos. Ser de izquierda es no desear el poder fácil y no abusar de él cuando se tiene.
Entonces ¿cómo se podría definir hoy en día una actitud de izquierda en Pedagogía?
En los orígenes la gente que se identificada con posiciones de izquierda luchaba por abrir los accesos a los espacios educativos, Que todas las personas aun los pobres, los de otras razas, otras religiones u otras opciones sexuales; tuvieran acceso a un espacio educativo.
Por fin las escuelas han sido abiertas para todos y todas, los miles de niños y niñas tienen un lugar seguro, tienen un espacio en la escuela escuela. Entonces ¿Por qué luchar ahora desde una perspectiva de izquierda?
Ahora no se lucha por los espacios en los ámbitos escolares, sino por reorientar los contenidos, por desideologizar la enseñanza de posturas neoliberales y por la formación integral misma.
Recientemente y bajo el cobijo del neoliberalismo (el peor enemigo de la Escuela Pública), te hacen creer que te dan atención, que los espacios están abiertos para ti (cuando lo están sólo parcialmente) para que los camines en los términos y por el sendero que ellos (los poderosos) quieren que camines. Solo te dejan moverte dentro de los márgenes de maniobra que ellos deciden.
La actitud de izquierda en Pedagogía hoy en día se define a partir del fomento del pensamiento crítico, que devela el conocimiento profundo de la realidad y sus determinaciones, que se logre democratizar la enseñanza junto con la gestión de la escuela, la organización de los sindicatos y que los maestros y las maestras participen activamente en la gestión y decisión de su propio objeto de trabajo que es la educación pública, que se construyan alternativas desde abajo a partir de estrategias innovadoras que surjan no de la prescripción de indicadores ya preestablecidos, ni que se copien modelos pedagógicos que han servido en otros ámbitos o en otras realidades socio culturales.
El fomento de la pedagogía de izquierda tiene (o debiera tener) como centro de las acciones a los sujetos en atención educativa, para ellos y ellas se les deberá de garantizar un mayor y mejor horizonte formativo, que se vinculen con la ciudadanía crítica, la defensa del medio ambiente, la equidad de género, la verdeará solidaridad entre los pueblos y las comunidades.
En fin, se trata de que los idearios utópicos o los manifiestos clásicos de la izquierda clásica se hagan realidad, que se vivan cada día en las escuelas, en cada clase, en cada palabra en cada lectura y actividad escolar realizada, que se sienta que lo que se están formando son ciudadanos planetarios de este futuro – presente que tenemos ahora y que los escolares mexicanos se sientan orgullosos y contentos por asistir a la escuela con docentes que con su sonrisa demuestran la congruencia de su trabajo y de los valores y fines que lo sustentan.
La pedagogía de izquierda hoy en día hay que construirla con un texto y un meta texto que deberá corregirse día tras día, con la experiencia acumulada en la tarea educativa del presente. Ser de izquierda es vivirlo congruentemente adentro de las aulas de clase.