Juan Carlos Yáñez Velazco
Twitter@soyyanez
08.12.2019
Invitados por la Comisión de Educación y Cultura del Congreso del Estado de Colima, el viernes 6 de diciembre presentamos el libro “Colima: avances y retos. Educación” (Colima, Puertabierta Editores/Congreso del Estado/Red de Evaluación Educativa de Colima, 2019), primer volumen de una colección de Fundación Cultural Puertabierta dirigida a pensar presente y futuro de la entidad, de cara a la próxima década. En la ocasión, leí un discurso del que comparto enseguida palabras que escribí para los 25 integrantes de la LIX Legislatura.
Mensaje en el Congreso
Buenos diagnósticos no garantizan la solución de los problemas; pero los malos, ni siquiera nos permiten precisar. No hay tiempo que perder. Ya vivimos las dos primeras y vertiginosas décadas del 21 y debemos darles el tiempo justo a las soluciones estructurales para los problemas profundos del país y de Colima.
El libro, coeditado por el Congreso, ofrece elementos para este necesario diagnóstico, que permita trazar las coordenadas por donde idear un proyecto transformador de la educación colimense.
En algunas de las presentaciones del libro la gente del público nos dijo: ¡que lo lean los diputados! Puede ser una crítica, pero también un grito de auxilio. Una llamada a sensibilizarse frente a los problemas de la educación en la entidad, que son menores al promedio del país, pero que impulsan a no conformarnos. Les invito a que, quienes no lo leyeron todavía, lo hagan, y actúen. Los diputados tienen distintos ámbitos donde intervenir.
Las escuelas de tiempo completo han sufrido un recorte presupuestal inaudito para el año siguiente, a pesar de que las evidencias, en este libro y otras investigaciones, revelan sus ventajas. El cierre de miles de estos planteles tendrá dos consecuencias que afectarán de manera sensible: muchos niños no tendrán algo caliente en la panza cada mañana cuando lleguen a las clases, y algún alimento nutritivo al medio día; además, los profesores deberán volver a los taxis para andar de una escuela a otra, o llenar con más frecuencia el tanque de gasolina.
En un país donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, ésta también llega con su mochila a las aulas. En Colima, 30.9% de la población en 2018 vivió en la pobreza, esto es, 235 mil habitantes, más 18 mil en pobreza extrema. Ustedes lo saben: ¡con el hambre y la desesperanza no se juega!
Las escuelas multigrado son otra zona oscura que apenas se visibilizó con las nuevas leyes en materia educativa. En México, de acuerdo con datos del INEE, 43 por ciento de las escuelas primarias del país son multigrado; en Colima, alrededor del 30 por ciento. Pero todavía no existe una pedagogía para trabajar ahí, ni materiales adecuados, ni formación para los maestros. Destinemos todos los recursos y condiciones pedagógicas para trabajar con ellos. Es posible, urgente y necesario.
En las escuelas multigrado pasan cosas extraordinarias: en la escuela primaria de El Remate, en Comala, vi a la maestra Bety Romero trabajando y obteniendo resultados alentadores. Parte de este llamado es a reconocer a la gente que cada día hace un trabajo excepcional, como Bety lo hacía, atendiendo en el mismo salón a niños de primero, tercero, cuarto, quinto y sexto grados.
A las instituciones educativas, a todos quienes laboramos en el sistema educativo nos tocan otras responsabilidades. Desde el INEE impulsamos la firma de un convenio entre la Universidad de Colima, la Universidad Pedagógica Nacional y el Isenco; ya se firmó este año. Con ese convenio, entre otros objetivos, propusimos construir una plataforma pedagógica para que los mejores maestros de esas tres instituciones educativas formen y actualicen a los mejores maestros que necesita Colima. ¿Es posible? Sí. Falta comenzar. El cambio es también de mentalidad, no solo precisamos más recursos.
Respetables diputadas, respetables diputados: son ustedes mujeres y hombres comunes, como todos nosotros, que ahora tienen una responsabilidad coyuntural. Conviértanse en mujeres y hombres extraordinarios, porque cumplieron su tarea de manera sobresaliente.
Las diferencias son inevitables y hasta indispensables. Traduzcan la diversidad en riqueza. Decía el maestro Pablo Latapí, fundador de la investigación educativa mexicana: el que no piensa como yo, me ayuda.
Esta legislatura se anuncia como la de la paridad de género. ¡Ya están en la historia! Sean históricos también, sobre todo, porque fueron la legislatura que más creyó, más apostó y más hizo por la educación en Colima. Que ninguna otra en el futuro tenga la tentación de bajar los límites que ustedes trazaron con sus decisiones y comportamientos.
Si el presente de las escuelas es el futuro de las sociedades, trabajemos en ello, porque nuestro futuro debe, merece ser todavía más luminoso. Nuestros hijos, y quienes vienen después, tendrán todo el derecho de reclamarnos si no lo hacemos cuando pudimos.