A Erick Juárez, destacado periodista de EF,
por la irreparable pérdida de su padre.
Un abrazo y una pronta resignación.
El presente artículo surge a partir del reconocimiento de dos supuestos básicos que se han generado a partir de la revisión de la literatura especializada en el campo. Dichos supuestos son los siguientes:
- La profesionalización docente es la tarea o el conjunto de prácticas de los y las educadores en donde descansa el potencial éxito o posible fracaso de toda reforma educativa. Y
- Que ante el viejo dilema de si la docencia es un oficio o una profesión, se ha optado en el reconocimiento de que la docencia es una profesión de Estado y por lo tanto deberá someterse a una serie de reglas y de regulaciones definidas desde la profesionalización en ese sentido. En dicha definición se reconoce que estamos muy por debajo de lo que se reporta en países afines de la región.
Si bien los supuestos planteados no son rigurosamente eso, sirven para guiar o regular la serie de tesis que se pretende manejar en este breve artículo.
En este reconocimiento político y sociológico a la docencia como profesión de Estado, la formación básica y la capacitación permanente recae en el Estado mismo, pero tanto una como otra muestran infinidad de inconsistencias, las cuales dejan al Estado en una situación de constantes cuestionamientos debido a su inoperancia técnica y política para cumplir con dichos cometidos.
Junto a lo anterior tenemos también que la mayor escolaridad no se ha traducido en mejores prácticas o una mejor calidad de la profesionalización de los y las docentes en servicio, pero que, en ello, quien quiera continuar con su carrera académica. Es decir, estudiar un posgrado en Maestría, Doctorado o en alguna especialización, deberá colocar en el corazón mismo de la formación de la mejora de la práctica educativa y la mejora en las relaciones con el contexto en done ésta se realiza.
El o los posgrados deberán servir para la especialización y como telón de fondo de la misma es decir como colofón de la especialidad la profesionalización. Así como en el terreno de la medicina los profesionales de la medicina se especializan en aspectos muy puntuales de las ramas o el saber médico (como saber práctico) así también en la docencia la profesionalización debería estar preocupada en favorecer aspectos muy puntuales en especialización de la docencia, por ejemplo, Enseñanza de las matemáticas, del inglés, las ciencias, etc.; o también en la atención educativa especializada en niños y niñas con problemas de aprendizaje, estrategias para superar barreras del aprendizaje, resolución de problemas de convivencia en el aula, etc.
La profesionalización docente entonces podría entenderse como un estadio superior hacia la especialización en campos específicos de la docencia, y con ello no digo en didácticas específicas. La didáctica misma ha sido ampliamente reflexionada y teorizada a partir de los aportes de la Escuela francesa en Ciencias de la Educación.
Para ello entonces nos encontramos ante una paradoja difícil de superar, “si la profesionalización en el campo de la docencia implica la especialización de aspectos especificas de la misma y ésta no se logra ampliando la escolaridad de las personas que se dedican a enseñar”. Entones ¿cuál será la ruta o la vía que pueda servir para garantizar una mejor profesionalización haciendo compatible con los estudios de posgrado o sin él?
La contradicción no es sencilla o fácil de superar, en ella aparece un elemento más recientemente descubierto “Los dispositivos de auto-formación docente”. Es decir, los sujetos no se forman desde afuera, se forman a partir de sí mismos con la disposición de mirar sustancialmente la tarea que realizan. Entonces ¿Cómo propiciar, facilitar o garantizar un clima institucional de trabajo basado en la auto formación docente y que garantice las características que debe tener el acompañamiento de los asesores técnicos para lógralo?
Entonces recapitulemos lo encontrado: La profesionalización docente implica un ejercicio de auto-formación a partir de poner en juego amplios dispositivos encaminados en favorecer los aprendizajes para enseñar de aspectos muy puntuales, muy específicos desde una perspectiva especializada que no implican largas trayectorias de estudio. Si esto es así, si se coincide con dicho principio entonces dicho planteamiento pensado en profesionalizar a los docentes en servicio deberá convertirse en política pública y en la conformación de un entramado institucional pensado en darle cumplimiento de metas, objetivos y el diseño de estrategias.
¿Por qué el Estado mexicano insiste y se aferra en continuar reproduciendo el mismo esquema de formar desde afuera a los sujetos sin mover los hilos de su esquema de disposiciones para acercarlos a que aprendan lo que no les es posible aprender por otra vía? Habría que esperar las respuestas de los funcionarios de la SEP.