Este sábado 30 de noviembre se inauguró la edición 33 de lo que se conoce a nivel internacional como la Feria Internacional del Libro (FIL Guadalajara). En esta semana nuestra ciudad se convierte en el centro cultural a nivel internacional. Hoy el invitado es el enigmático país de la India. Y se esperan cosas nuevas.
En la edición de algunas publicaciones especializadas no se dan datos de nuestra ciudad, por ejemplo los tapatíos o los jaliscienses cuántos libros leemos en promedio anualmente, cuáles son los temas más favorecidos por los jóvenes tapatíos en sus gustos por la lectura, cuál es la disparidad que se puede encontrar con respecto a los usos o hábitos de lectura entre sujetos que han llegado a estudios universitarios con respecto a las personas que solamente concluyen la educación básica, etc.
Ya se ha dicho reiteradamente que este evento no ha sido pensado para vincularse con el desarrollo cultural del estado, sirve más bien para promocionar a la familia que controla a la Universidad de Guadalajara y que gana un gran beneficio de capital simbólico con l realización de este evento anualmente.
La FIL que se realiza en Guadalajara, no nos hace ni más, ni mejores lectores, a lo que más que llegamos es que nos acerca los libros a nuestra casa y los pone a la disposición de todos corrijo más bien a todos aquellos y aquellas que tienen la posibilidad de pagar por ellos.
La otra parte es la representación que representa el valor simbólico de este evento y de ser el centro cultural del mundo en la primera semana de diciembre, así como es el hecho de organizar la Feria del Libro de Madrid, de Fráncfort, de Buenos Aires, etc., son espacios que sirven como iconos del fomento a la lectura en sus respectivos espacios territoriales.
El otro punto es el clima o el ambiente lector que facilita la FIL en su edición de cada año, No conozco en los 33 años de existencia algún trabajo académico o alguna tesis que sirva para obtener un grado académico, alguna reflexión, algún ensayo, que tenga a la FIL de Guadalajara como objeto de indagación o de cuestionamiento. Lo que si sucede es que este espacio anual sirve para que muchos personemos lisonjeros y oportunistas se aprovechen de estos espacios. Algunos investigadores concluyen su trabajo y publican su libro en este evento para obtener bonos y beneficios aunque solo impriman 20 o 40 ejemplares, a muchos otros les gusta exhibirse en este evento, con su aguda cara de intelectual orgánico al servicio o a la venta del mejor postor.
Los más que en realidad son los menos ignoran este espacio como una feria exceptiva e insulsa, su vida académica y su producción intelectual no giran en torno a este evento. Y ese es la gran paradoja, la FIL de Guadalajara no nos hacen mejores lectores pero también para muchos es una burla, una ofensa a la intelectualidad, debido a que no fomenta lo que dice fomentar y no existen beneficios sociales de su realización. Como decía Paulo Freire, los pobres y desarrapados del mundo, después de cada año de FIL siguen siendo igualmente pobres y tristemente más desarrapados que un año anterior, lo valioso de los libros no alcanzan a resolver su hambre ni a saciar su sed de justicia social.