A partir de un diálogo con el Dr. Víctor Ponce
La educación secundaria es un espacio institucional que vive en constante angustia, los sujetos que están ahí sufren la estancia y no saben cómo salir de ella.
Tradicionalmente en las distintas iniciativas de investigación de dicho nivel educativo, se había dirigido la mirada hacia los y las adolescentes: su vida, las tensiones y el proceso de adaptación cruzado con esta nueva etapa de la vida, los trabajos dirigidos a los docentes hablaban de sus técnicas de ensañaba la didáctica, las habilidades pedagógicas, pero hay muy pocos trabajos que de manera sistemática articulen el vínculo maestros y alumnos en o a partir de un encuentro que desencuentra.
Los sujetos de la educación secundaria son sujetos que pertenecen a distintas brechas generacionales, los adolescentes tienen un mundo que ya no es el mundo de los adultos (los docentes que están a su cargo) y los adultos – docentes de la escuela secundaria están atrapados en los propios laberintos de su generación y no logran adquirir la capacidad para atender y comprender a los otros a su cargo. La problemática ya no es de contenidos o de asignaturas por enseñar, el problema ahora es más grande y más complejo, está definido a partir del vínculo socio-afectivo y de convivencia entre los sujetos que asisten a las escuelas.
Para los adultos aparecen los fantasmas de una adolescencia mal elaborada, mal encauzada y las frustraciones del pasado se hacen presentes en el vínculo con el otro adolescente, el que está ahí y lo tiene de frente. No basta conocer los estilos permisivos, directivos o democráticos en los que se instala el o la docente cuando no es capaz de hacer clic en el vínculo entre docentes y alumnos de secundaria, Se trata de ir más allá del supuesto compromiso pedagógico o de las prescripciones institucionales; se trata ahora de ser capaces de poder mirar lo que no se puede ver a simple vista en la relación de todos los días, se trata de sumergirse en los implícitos de la relación maestro – alumno de la educación secundaria, mediado todo por el contexto, por el reconocimiento que separa a partir de las brechas generacionales, por el develamiento real y honesto de los intereses y motivaciones reales de cada grupo etario. ¿Qué les interesa hoy en día a los y las adolescentes, qué a los docentes – adultos que están a su cargo y después de ello, cómo pudiera ser un encuentro gratificante que los haga coincidir en un proyecto común?
A partir de las tensiones de la idea anterior, nos encontramos que hay pugnas de poder, rupturas y contradicciones generacionales, escisiones en los esquemas valórales y un problema comunicacional al colocar por encima los NO entendimientos por encima del escucho y algo te atiendo.
Puestos en el lugar de los docentes el sufrimiento personal e institucional se torna en un obstáculo en el desempeño profesional que exige a todos hacer algo nuevo o diferente ¿Qué hacer con la relación maestro alumno de la educación secundaria, cuando sabemos que predominan las tensiones, las pugnas, las disputas, las contradicciones, las agresiones, las violencias, las descalificaciones mutuas, etc.? Es importante dar lugar al surgimiento de una propuesta pedagógica ambiciosa que surja de las voces y las propuestas de los involucrados, mediadas por verdaderos profesionales de la mediación, para llegar a acuerdos y a un mejor puerto en la relación educativa, que en última instancia es un vínculo humano que debe ser sano, respetuoso y gratificante, que garantice poder educar y ser educado y educada.