El engranaje del cambio camina lento pero camina, se trata de desmantelar los excesos de una propuesta devastadora (la Reforma de Peña) para consensuar y poder llegar a un pacto educativo entre las partes, entre casi todas las partes. La Nueva Escuela Mexicana (NEM) será el menú pedagógico que tanto los docentes como la sociedad comeremos durante este sexenio. La NEM, se ha diseñado poco a poco, parece que no llevan prisa sus artífices, se abren procesos y quedan abiertos por un largo tiempo, la NEM le apuesta mucho a las propuestas y opiniones de la gente (principalmente de los docentes e investigadores) y ahí va caminando, lento pero seguro.
La Nueva Escuela Mexicana se plantea una serie de preguntas, dichas preguntas son de dos tipos: a) las que la NEM se plantea a sí misma y b) las preguntas que le hacen los docentes y la sociedad.
Entre las preguntas que la NEM se hace a si misma destaco las siguientes: ¿Cómo hacer para lograr que los y las docentes logren comprender que esta es una propuesta diferente a la de Enrique Peña, y en cuyas distinciones está la de concebir de una manera distinta que las concepciones pedagógicas y la práctica educativa, tienen mejores fundamentos? ¿cómo hacer para que la NEM se convierta en un dispositivo de reforma profundamente convincente entre el magisterio, de tal manera que se arraigue y se logre generar una nueva cultura magisterial basada en la inclusión, el respeto a las diferencias y las equidades como búsquedas estratégicas en el terreno educativo? ¿qué tipo de mediaciones se deben hacer desde la NEM de tal manera que los y las docentes poco a poco logren apropiarse de su propuesta y apliquen este nuevo modelo?
Sin duda alguna el asunto no es sencillo, existen una serie de inercias que se tornan en obstáculos, en verdaderas barreras para el cambio y la participación.
Entre las preguntas que hacen los y las docentes y que se plantea la sociedad están las siguientes: ¿hasta cuándo concluirá la discusión legal o legislativa para dar lugar a un espacio que abra el debate pedagógico y que coloque en el centro de las discusiones el tipo de mexicano y de mexicana que aspiramos formar? ¿cómo entender realmente que esta es una mejor propuesta que la del sexenio anterior, y que es el modelo que necesitan los niños, las niñas, los jóvenes y los adolescentes de nuestro país para formarse escolarmente en la perspectiva de convertirse en ciudadanos del siglo XXI?, ¿en dónde está garantizado el éxito de esta nueva escuela, debido a que lo que se ha generado hasta ahora es mucha confusión en cuanto a contenidos y procedimientos?, ¿será posible que la autonomía docente en que finca el trabajo la NEM, será bien aprovechada para arribar a un mejor estadio en cuanto a la calidad y la excelencia educativa a la que aspiramos todos? ¿El SNTE no será un obstáculo una vez más al convertirse en palero o como esquirol de esta propuesta novedosa?, ¿cómo hacer que los lineamientos de la NEM sean comprendidos de la mejor manera por los y las docentes en servicio?
Como podrá verse en el escenario no se vislumbra un contexto seguro y menos facilitador a un nuevo intento de reforma educativa, me parece importante que la nueva autoridad educativa se asuma con una postura de flexibilidad. En la historia reciente de las reformas en nuestro país muchas de ellas han fracasado por la excesiva prescripción y autoritarismo que las antecede. Lo valioso de esta propuesta de reforma es que se le deposita plena confianza al magisterio para que haga cosas con sentido y con una intencionalidad lo suficientemente clara que sirva para garantizar un mejor clima de inclusión, de justicia y de equidad. ¿Es todo lo que la NEM puede dar?
En los siguientes días la discusión estará centrada en la elaboración de las leyes secundarias, no sólo el debate sino la guerra de posiciones están ahí. Esperemos que pronto tengamos un mejor amanecer educativo que los niños y las niñas de nuestro país lo merecen y también lo necesitan.