En un excelente trabajo de Rosalina Romero Gonzaga publicado en este mismo lugar (EDUCACIÓN FUTURA, 2019 – Opinión), la autora posdoctorante del IISUE en la UNAM hace un rápido pero acucioso repaso por los proyectos sexenales de los últimos 80 años, hasta llegar a la propuesta actual denominada en voz de ella “La nueva escuela mexicana” (Romero op cit.).
El artículo y las reflexiones que Rosalina abre son muy sugerentes para entender los movimientos del presente, en otra parte de su trabajo también habla de las relaciones y de las tensiones que en los últimos gobiernos se han dado entre distintos actores, a partir de una ejecución simultánea entre la reforma administrativa y la reforma propiamente educativa, que en ocasiones corren en paralelo o a veces en tiempos diferenciados una después de la otra como sucedió el sexenio pasado (todo esto ya es agregado mío).
Ahora bien el pensar el modelo de “una nueva escuela” para la realidad mexicana reeditando las formas, los procedimientos e incluso los contenidos de propuestas o de iniciativas anteriores (que muchas de ellas vienen desde la Escuela Rural mexicana el Cardenismo, etc.), lo seguro es que también lleve al fracaso.
A lo que me refiero aquí es a analizar el asunto del procedimiento de dicha iniciativa y de cómo dicha propuesta se coloca en el corazón de la historia de las reformas educativas en nuestro país.
Tradicionalmente las propuestas de reforma educativa en nuestro país siguen un curso de arriba – abajo, y se reducen a los ajustes curriculares, dejan de lado la actualización verdadera del profesorado, los cambios en la gestión de las escuelas y el vínculo o la relación de la escuela con el entorno en donde éstas se ubican.
Si bien este intento de modelo educativo que lleva por nombre “la nueva escuela mexicana”, parece que sus diseñadores caerán en los mismos errores del pasado. De un esquema general para todo el país sin detenerse a pensar y atender las diversidades culturales geográficas e históricas.
Una ruta diferente sería hacer un ejercicio de abajo hacia arriba. Validando y legitimando los saberes prácticos que los miles de docentes han acumulado a lo largo de la historia. Hay docentes que son muy buenos en la acción, pero desafortunadamente no escriben ni mucho menos sistematizan sus experiencias de trabajo y el valor de las mismas.
La propuesta de Nueva Escuela Mexicana (NEM) se le ve (hasta lo poco que ha circulado al respecto) más como un intento ideológico que se liga a la educación por encima de una propuesta pedagógica y también porque no es sencillo tener un corpus institucional que vaya a todo el sistema a partir de una ruta diferente a la de cascada, de mandar las cosas del centro a las distintas periferias.
Rosalina nos dice lo siguiente cito: “En 2016-2017, las organizaciones (Fundación Azteca, Fundación Escuela Nueva Volvamos a la Gente de Colombia y el Centro de Estudios Educativos) de la mano de la Secretaría de Educación Pública del estado de Puebla, proporcionaron la Guía para la gestión escolar y de aula del Modelo de Aprendizaje Colaborativo (MAC) a los docentes y directivos para implementar el MAC en 20 escuelas multigrado de educación básica en el estado de San Luis Potosí”. Todo ello
El trabajo de Rosalina -concluyo-. Nos invita a esta reflexión, ella como parte de sus búsquedas detecta a dichos organismos como un peligro más, que instancias que pudieran pensarse como áreas de oportunidad. Habría que ver quiénes son los intelectuales orgánicos encargados de la maquila pedagógica para este sexenio, porque el COMIE se ha metido mucho por ejemplo al Congreso de las Escuelas Normales, también (y esto le faltó a Rosalina) cada sexenio o cada gobierno sexenal tiene al equipo de personajes e intelectuales que se encargan del diseño y de la construcción de la propuesta a modo para el gobierno en turno. En un tiempo fue la Universidad Iberoamericana con Reyes Tamez, en otro el propio SNTE con Fox y Felipe Calderón con Elba Esther Gordillo al frente y en la administración pasada fueron los personajes del CIDE los encargados de dicha tarea. También desde hace algunos años Mexicanos Primero ha querido estar en todo, opina y se entromete ¿Cuándo serán los propios docentes encargados de diseño y de vigilar el curso de acción de la política educativa destinada a ellos mismos?
La Nueva Escuela Mexicana, más que un modelo pedagógico para implementarse a lo largo de este sexenio será la ideología pedagógica de la 4 T, que intentó copar las propuestas de transformación educativa.
Sería bueno advertirles a los intelectuales pedagógicos de la IV Cuarta Transformación, que en México las tradiciones pedagógicas se acercan al éxito cuando se enlazan con las propuestas de los y las docentes, cuando a los y las educadores, se les permite hablar y se decide al lado de ellos, tejiendo desde abajo un modelo educativo que inicia con pequeñas cosas, para luego expandirse por todo el territorio nacional.