El éxito de la educación socioemocional considerada en el plan educativo en México, depende del desarrollo de una educación sistémica que incluya a los padres de familia, aseguraron Cimenna Chao Rebolledo e Hilda Ana María Patiño Domínguez, académicas de la Universidad Iberoamericana.
Ambas profesoras presentaron la conferencia “El desarrollo de las habilidades socioemocionales como clave de una educación integral”, dentro de la 40 edición de la Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería.
“Tenemos que atender también y abrir un espacio para los padres de familia, porque no se puede hacer desde una sola trinchera, entonces, involucra alumnos, docentes, directivos y padres de familia”, aclaró Chao Rebolledo, quien es coordinadora del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Ibero y miembro del Grupo de Investigación en Docencia, Diseño Educativo y TIC de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Explicó que la educación socioemocional tiene que ver con aprender y enseñar a comprender y regular las emociones, construir una identidad con autoestima y prevenir conductas que pudieran vulnerar la integridad de una persona o un grupo.
“Me parece que la escuela hoy en día necesita, más que nunca, que podamos a través de esta educación encontrarle sentido y propósito a nuestras vidas, a lo que hacemos y a lo que vamos a hacer; que aprendamos a generar relaciones interpersonales positivas; a construir una autoestima y una aceptación, a través de una aceptación y de un sentido de pertenencia, que formamos parte de una comunidad”.
La meta del desarrollo de las habilidades socioemocionales debiera ser el alcanzar un equilibrio en el bienestar emocional, material, físico, social y profesional, esto a través de las dimensiones del autoconocimiento, la autorregulación, la autonomía, la empatía y la colaboración.
Chao Rebolledo dijo que es necesario “cultivar dentro de la escuela, también, la conversación con los padres de familia, abrir la escuela a invitar a los padres de familia a que entren en el diálogo formativo de sus hijos”.
Patiño Domínguez, directora del Departamento de Educación y profesora de tiempo completo en la Ibero, puntualizó que el desarrollo de estas habilidades debe hacerse a través de un proceso vivencial y luego otro reflexivo, promoviendo un clima de respeto, aceptación y convivencia.
Para conseguir la integración de los padres de familia, la académica lamentó que aunque existe la figura de Escuela de Padres, en México no se ha explotado lo suficiente, ya que las actividades que involucra se hacen por decreto sin identificar las verdaderas necesidades de los padres.
“Hay que entrar con sus aflicciones y con sus preocupaciones, y de ahí tomar para la educación socioemocional, no decir ‘a ver, vénganse a educar aquí’, sino ¿cuáles son las cosas que a ellos les están preocupando? Y a partir de eso hacer un trabajo de educación socioemocional, dejar que el currículo sea más inductivo, porque es una cosa muy vertical”, sostuvo.
“Modelos muy exitosos como el modelo de Irlanda, de educación, y el modelo finlandés, implican profundamente a los padres de familia en las decisiones de la escuela y les hacen partícipes de todo, entonces, eso nos falta mucho en México. Ese sistema vertical nos ha llevado a excluir en lugar de incluir”.
Ambas académicas participaron en la construcción del currículo de educación socioemocional para el nuevo plan educativo en México, por lo que coincidieron en que la reforma educativa en puerta debería tomar en cuenta a la familia y la educación socioemocional, pero sin transversalizarla, para que sea visible y se convierta en una práctica de la que tanto docentes, alumnos y padres de familia se apropien.
Patiño Domínguez afirmó que está probado que las escuelas que trabajan la educación socioemocional tienen mayor rendimiento académico en clase.