Estoy revisando las notas de trabajo que voy escribiendo en el camino, dichas notas (todas o casi todas), tienen que ver con cuestiones de coyuntura. Ahí veo cuestiones ligadas con el discurso educativo de los candidatos en tiempos de campaña (hoy funcionarios en distintas posiciones de gobierno: Presidente, Gobernador, etc) el cambio que media entre las promesas de campaña y las acciones de gobierno, los saldos parciales, los incumplimientos estratégicos. Y aquí me detengo para analizar el escenario educativo actual en el marco de una coyuntura que se mueve y que no detiene su movimiento.
Hemos cumplido los primeros meses de los gobiernos de la alternancia (me refiero a la esfera federal y también al ámbito estatal) ¿ya es posible emitir juicios y evaluar el desempeño a partir de lo que tenemos a la mano? Evaluar el desempeño no, pero valorar la tendencia de lo que será la gestión a la largo del sexenio tal vez sí.
Platicaba hace unos días con la Directora de la Unidad UPN en donde laboro (la UPN Guadalajara) y ella (a través de sus palabras me decía que se sentía desilusionada por lo que está pasando). En la esfera institucional, el sistema de Unidades UPN (en el estado de Jalisco son 5) no cuentan a nivel estatal con un presupuesto que se haga público, tampoco los directores de Unidad (de campus universitario) tienen el beneficio de un estímulo que incentive su tarea en la función directiva y para colmo no hay claridad del proyecto institucional bajo el cual se trabajará en estos años.
La conclusión entonces, sacada de los ejemplos anteriores es que lejos de estar ante un escenario que garantice mejoras institucionales, las cosas tienden a empeorar el escenario público de las distintas instancias que integran la Secretaría de Educación del estado de Jalisco (SEJ).
Ligado a lo anterior tenemos que el staff directivo de la SEJ no se ve como un grupo compacto (en la perspectiva del proyecto de desarrollo institucional), parece que el titular de la dependencia (Secretario de educación) camina por un carril mientras que los responsables de las diversas instancias (antes Coordinaciones hoy Subsecretarías caminan por otro). En este marco de ideas parece que al titular de la gubernatura también le interesa pensar a la educación antes que como un servicio, como un negocio altamente rentable.
Desde el mes de mayo de 1992 cuando se firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de La Educación (ANMEB), y que los servicios educativos pasaron a ser tarea de los gobiernos de los estados (junto con los recursos financieros) los secretarios de educación de los estados pasaron a convertirse en súper secretarias.
Hoy en día, la SEJ administra más de la suma de todas las dependencias estatales, la federación restringe dichas atribuciones con la creación del FONE (Fondo Nacional de la Nómina Educativa) que vuelve a centralizar dichas funciones, pero los recursos estatales siguen siendo cuantiosos. Al respecto, caben algunas preguntas, por ejemplo el caso de la UPN (que es el espacio en donde me manejo), ¿Por qué la comunidad de dichas Universidad no conocemos el presupuesto que año con año transfiere la federación al estado?, ¿por qué se percibe un ambiente involutivo en el clima institucional de dicha Universidad? Los anteriores son sólo ejemplos a modo de botones de muestra para ilustrar el clima bajo el cual nos movemos en los últimos días. ¿Así vamos a seguir a lo largo de todo el sexenio? Me parece que no es la mejor tendencia, no entiendo porque el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez le apuesta al inmovilismo y a darle vueltas a asuntos en torno al mismo punto como estrategia para sacar adelante su propuesta estratégica en educación. ¿Alguien nos podría explicar por favor, qué es lo que realmente está pasando en el seno de la SEJ?