Wenceslao Vargas Márquez
El más grande (ok, no, ya no), el más numeroso sindicato del país y de Latinoamérica, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), enfrentará pronto, en contra de su voluntad, un proceso electoral inédito para resolver quiénes deben ser sus dirigentes nacionales después de que su vida interna fuese alterada por Juan Díaz, Alfonso Cepeda Salas y cierto Jaime León Navarrete.
El primero de ellos hizo de cinco años el sexenio que debió concluir en octubre de 2018; los otros dos le acompañaron en la aventura. A mediados de febrero de 2018, hace un año, Juan Díaz se reeligió en un congreso nacional a pesar de todas sus promesas de no hacerlo; su segundo en el cargo, Cepeda Salas, desde el jueves 22 de noviembre quedó al frente al renunciar Díaz. ¿Qué sigue? Lo que sigue es que el sindicato más numeroso (ya no el más grande) de México enfrente elecciones universales directas. Hasta hoy un comité nacional se elegía en una votación indirecta en segunda grado: la base sindical elegía delegados seccionales que a su vez elegían delegados nacionales y estos al comité nacional. Ahora, las elecciones que regularicen la vida del SNTE, se harán con voto universal directo. Hasta ahora ninguna de las partes había propuesto cómo realizar el proceso. Ni el grupo de Cepeda, ni ningún otro.
En su momento en este espacio planteamos que lo dicho en noviembre de 2108 de que las elecciones universales se harían en enero de 2019 era una falsedad. Y fue una falsedad, imposible era de efectuar un proceso tan complejo en dos meses. Hoy, un espacio en las redes sociales de la agrupación Maestros por México fechado el 13 de febrero se hacen una serie de propuestas para hacer las votaciones, son las siguientes: “A través del voto libre, directo, secreto y universal, el SNTE transitará hacia la democracia participativa, por primera vez en 65 años se instalarán urnas en lugares públicos accesibles para que puedan emitir el voto de dos millones de trabajadores de la educación (activos y jubilados)”. En realidad, fundado en 1943, el SNTE no tiene 65 años sino 76. Es lo de menos, lo importante son las propuestas. Leamos la propuesta del día 13:
“El proceso electoral que viene en el SNTE, implica igualdad de condiciones para todas las planillas contendientes, por lo que se deberá instalar una Comisión Nacional integrada por las expresiones más representativas para darle credibilidad a la elección. Obligadamente deberán pedir licencia el Comité Ejecutivo Nacional y todos los Comités Ejecutivos Seccionales para que exista imparcialidad en el proceso”. Nos preguntamos: ¿pedirá licencia a sus cargos todos los miembros del CEN del SNTE?, ¿lo harán todos los integrantes de los comités ejecutivos de las secciones? Supongamos que lo hicieran, ¿serían sustituidos por quiénes, por sus suplentes estatutarios o por otros, por cuánto tiempo? Además, ¿participará Cepeda Salas para ganarse ante las urnas lo que le regalaron? Para el efecto de este análisis, ¿la CNTE es una “expresión representativa”, es decir, participará en las elecciones? La Comisión Nacional propuesta ¿estará formada por sólo profesores o se añadirá a Zoé Robledo, subsecretario de Gobierno de la Segob?
En cualquier conflicto sigue la huella del dinero, dice cierto apunte, en este caso las huellas de miles de millones de pesos de cuotas sindicales y dinero del gobierno cuyos destinos son un misterio egipcio. La propuesta anónima de Maestros por México propone lo siguiente en cuanto al financiamiento: “También se deberán congelar las cuentas bancarias del SNTE, así se evitará cualquier compra del voto. Se conformará un padrón magisterial confiable y auditable, se debe pedir al INE que organice la elección y se deberán acreditar observadores nacionales e internacionales”. Falta saber si Cepeda estará de acuerdo en congelar la chequera sindical. Supongamos que permitieran que se congelaran las cuentas, entonces, ¿quién financiaría la elección?
Falta saber algo fundamental: quién construirá el padrón, quién pagará la tinta indeleble. Falta decidir también cómo validará su personalidad un profesor elector ante la urna. ¿Se acreditará con una credencial de su secretaría de educación estatal o federal para probar su relación laboral, o con una credencial del SNTE por ser la elección una actividad sindical? En cualquiera de los dos casos, ¿cómo se anulará esa credencial para no ser usada dos veces?, ¿se perforará (en qué espacio)?, ¿se destruirá? Imposible, es documento oficial. A la credencial del INE se le pone una marca en un lugar destinado al efecto pero ni las credenciales oficiales ni las del SNTE sirven para el caso. Además, por andar cuidando en el sexenio federal 2012-2018 las playas, los popotes y la vaquita marina el SNTE no tiene padrón, ni credencial sus agremiados. Rescatemos que Maestros por México es la primera “expresión representativa” que hace propuestas.
En abril de 2011 publicamos la nota sindical El debate del voto universal (bit.ly/2As6sJt). Se caían de la risa algunos dirigentes que la leyeron. Hoy las risas están congeladas y las “expresiones representativas” del SNTE irán en contra de su voluntad a elecciones universales directas por una razón que no admite réplica: no es ya la propuesta aventurada de un desquiciado, es otra cosa, es una amistosa sugerencia gubernamental.
Twitter @WenceslaoXalapa