Sergio Martínez Dunstan
En el proyecto de decreto por el que se reforma el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos si quedó algo más que una coma en relación con la reforma educativa que le antecede. Basta recordar la advertencia del líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados. Martí Batres vaticinó: De la reforma educativa de Enrique Peña Nieto “no quedará ni una coma”. Utilizó un sentido figurado, según entiendo. Y ni así, en ese sentido, se cumplió su profecía. Quedó algo más que una coma, también algún que otro paréntesis, unos signos de interrogación por aquí y uno más de exclamación por allá, incluso le pusieron puntos suspensivos y falta el punto y aparte.
Para fundamentar lo anteriormente mencionado, analizo el contenido del proyecto de decreto referido. Los criterios del artículo tercero aún vigentes son similares a los principios de la reforma propuesta. Los juicios trascendieron a fundamentos. Desde esta postura, creo que quedaron ciertas comas, es decir, las mismas pausas dentro de la frase. Por ejemplo, la educación será gratuita, obligatoria, laica, democrática quedan intactas. Por otra parte, se concibe la formación integral como sinónimo de educación integral. De manera similar, la equidad se convierte en adjetivo de la acción de educar, se le refiere como educación equitativa. Subrayo enfáticamente, por su relevancia, la eliminación del término de calidad y en su lugar emerge la excelencia. Me surge de bote pronto la pregunta ¿desde cuál perspectiva teórica se concibe a la excelencia? Particularmente resalto la universalidad de la educación obligatoria y superior como el reto mayúsculo.
El citado proyecto de decreto, coloca a las niñas, niños y jóvenes bajo el interés supremo de la acción de educar y a los maestros como agentes de la transformación social. También se sustituye el Servicio Profesional Docente por el Servicio de Carrera Profesional del Magisterio. Cabe abrir un paréntesis en este aspecto para aclarar la importancia del escalafón como el instrumento para alcanzar ese fin. La estrategia trazada busca lograr la excelencia educativa a través de la formación de los docentes. Es decir, el fortalecimiento de las escuelas normales y la creación del Instituto de Revalorización del Magisterio “que contribuya a la mejora continua (…) a través de estudios, mediciones e investigaciones especializadas y la determinación de estándares e indicadores”.
En lo que respecta al curriculum, se plantea incorporar algunos contenidos en los planes de estudio considerados en el modelo educativo actual, al menos genéricamente. La inclusión y la equidad, en el proyecto de decreto, son dos aspectos enunciados con mucha fuerza. Para explicarme, retomo de la exposición de motivos la referencia a las cuatro transformaciones. La Primera Transformación aportó la libertad resultado de la guerra independentista surgiendo con ello la patria mexicana. La Segunda Transformación representó el triunfo de la legalidad y con ella se forjaron las instituciones. La Tercera Transformación emanada de la Revolución Mexicana proclamó la igualdad. La Cuarta Transformación se inspira en el valor de la Equidad como vía de acceso al bienestar social a fin de alcanzar el pleno desarrollo nacional con justicia. Por eso considero significativamente relevante la búsqueda de la equidad educativa.
Este proyecto de decreto, se discutirá próximamente en las Cámaras de Diputados y Senadores. Se espera su aprobación y sería una sorpresa lo contrario porque el partido gobernante cuenta con la mayoría absoluta para una reforma constitucional de este calado. En mi opinión, es un punto y seguido, es decir, continúa el texto en la misma línea. Una vez que suceda esto, la aprobación del proyecto de decreto, el escenario se traslada hacia las legislaturas de las entidades federativas. En otras palabras, y siguiendo la analogía que he desarrollado, se interrumpe la oración con un final impreciso porque el resultado es incierto.
Posteriormente, de aprobarse en las legislaturas locales el decreto de proyecto, éste regresa a las Cámaras de Diputados y Senadores de nueva cuenta. Acto seguido, se abrogarían las leyes del Servicio Profesional Docente y la que creó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Así como también debieran legislarse las leyes que la sustituyan. Es decir, las leyes secundarias y reglamentarias del Centro de Revalorización y la Mejora Continua de la Educación así como la del escalafón para cumplir con lo dispuesto en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal: “Mantener al corriente el escalafón del magisterio y el seguro del maestro, y crear un sistema de compensaciones y estímulos para el profesorado; atendiendo a las directrices que emita la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sobre el sistema general de administración y desarrollo de personal.”
Insisto, se da por hecho consumado que así sucederá. Como cuchillo en mantequilla se espera la aprobación de la sustituta a la “mal llamada reforma educativa”, todavía en vigor. ¿Se aprobará el proyecto de decreto por el que se reforma el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por las legislaturas de las entidades federativas? Tengo mis dudas, existe la posibilidad real de que ello no ocurra.
Baso mi opinión en el texto “La construcción política de la confianza” elaborado por el Instituto para la Transición Democrática. Alude al triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Su legitimidad democrática está fuera de toda duda, se dice, porque uno de cada dos ciudadanos mexicanos votaron por él. Se convirtió en el Presidente más votado en México en números absolutos. Por otra parte, de las 8 gubernaturas y una jefatura de gobierno en juego en las elecciones de este 2018, Morena triunfó en 5 de ellas.
En otras palabras, 27 gobernadores de México, no pertenecen a Morena y militan en otros cuatro partidos y de los mil 598 municipios disputados en México durante 2018, 347 fueron ganados por Morena o por su coalición se destaca en el documento citado. “Contrasta pues el voto mayoritario en la elección presidencial frente a la fragmentación del voto en el último peldaño de la gobernabilidad. Es posible afirmar que la elección de 2018 sea la mayor demostración del voto diferenciado en la breve historia democrática de México”, se concluye. En otras palabras, el pluralismo está más presente que nunca, “no es una argucia retórica, sino un hecho demostrable”. Aunque este estudio deja fuera del análisis la condición que guardan los congresos locales puedo suponer que se encuentran en una situación similar. Morena cuenta con la mayoría en 5 congresos locales.
La constitución contempla la reforma a la misma, en el artículo 135. Para ello, “requiere que el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes (…), acuerden las reformas o adiciones, y que éstas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados y de la Ciudad de México”.
De acuerdo con lo anterior, Morena tendría que cabildear en 24 entidades federativas para asegurar el voto mayoritario. ¿Esta circunstancia garantiza la aprobación del decreto por el que se reforma el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos?
¿Qué sucedería si la mayoría de los congresos locales del país rechazan la reforma al artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos? Se caería su proyecto educativo. Buena parte del capital político de la actual administración gubernamental está en juego. ¿Qué papel jugará el Secretario de Educación? De ahí la necesidad de establecer alianzas con todas las agrupaciones magisteriales (SNTE, CNTE, MxM y los otros sindicatos). Y el INEE, ¿está bien muerto o se le mueve la patita? Recordemos que el INEE cuenta con lealtades y simpatías de grupos académicos, sociales y políticos en las entidades federativas. Auguro jaloneos, cabildeos, negociaciones (gritos y sombrerazos, pues) que pudieran modificar la iniciativa de reforma. ¿Y los superdelegados actuarán para sacar adelante la aprobación del proyecto de reforma?
Quizá también por eso, en el proyecto de decreto, se contempla en el Transitorio Tercero que el Congreso de la Unión y las legislaturas de las entidades federativas deberán realizar las adecuaciones legislativas que corresponda para dar cumplimiento a lo previsto dentro de los 180 días naturales siguientes a la entrada en vigor del mismo. En tanto eso ocurra, la autoridad educativa federal, transitoriamente, proveerá las medidas necesarias para dar cumplimiento a las modificaciones establecidas.
Cabría esperar, entonces, que sucedan más acontecimientos, en el mismo sentido e incluso en contrasentido. Hay mucho por debatir… y rebatir, por andar y desandar, por derribar y construir. Bastantes días por transcurrir. Está historia no está totalmente escrita. Aún le falta el punto final.
Carpe diem quam minimun credula postero
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