Si bien la forma de la iniciativa para reformar el Artículo 3° de la Constitución Política mexicana firmada por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, pareciera para algunos un buen augurio, hay dudas respecto al fondo desde el punto de vista de investigadores.
Marco Antonio Fernández, investigador asociado de México Evalúa y académico del Tec de Monterrey, enfatizó que es preocupante que el planteamiento de reemplazar al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) con el Instituto de Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora Continua de la Educación sea un retroceso, pues se perderá autonomía y se limitará la libertad para actuar y tomar decisiones.
La iniciativa deja abiertas preguntas, afirmó, como cuál será el costo de asumir las promesas que quedarán en la Constitución, cómo se logrará incrementar la cobertura de la educación superior, cómo será el nuevo servicio profesional, qué aprendizaje se obtuvo de los errores del pasado y a qué se le puede dar continuidad, lo que obliga a conocer las características de la iniciativa a detalle.
“El desafío es cómo poder traducir, cómo poder aterrizar propuestas de política educativa, insisto, para que sí se cumpla con la promesa que se hizo esta mañana de educación de equidad con calidad”, agregó Fernández.
Por su parte, Abelardo Carro, investigador y analista del sistema de educación normal en el Centro de Actualización del Magisterio en Tlaxcala, consideró que la desaparición del INEE es algo que se veía venir desde la promesa de campaña del ahora Presidente de la República, de cancelar la evaluación punitiva.
Pese a las reacciones de incertidumbre del gremio magisterial a favor del INEE, sobre quién será responsable entonces de la evaluación y las funciones que hasta ahora viene realizando, el investigador puntualizó que debe analizarse que el INEE no tuvo la autonomía ni poder suficiente para posicionarse en el terreno educativo y dejar claro que no fue el responsable de la evaluación.
De la formación docente expresó que “ojalá y la formación de los profesores no se vea solamente como un hecho de capacitación, porque la capacitación en sí es limitada. Yo me iría a un rubro mucho más amplio que tiene que ver con la profesionalización del magisterio mexicano, que implica, obviamente, esta capacitación en una primera instancia, que implica una formación continua y permanente, que implica posgrado, que implica crear todo un sistema que le permita al profesorado precisamente irse actualizando, irse capacitando, irse profesionalizando, en el más amplio sentido de la palabra”.
Ambos investigadores coincidieron en que las nuevas autoridades educativas ya han tenido los primeros acercamientos con algunas representaciones de organizaciones magisteriales para ir abriendo el diálogo, que esperan no quede sólo en la intención.