“Esto me huele a cuarta transformación”, me dijo el jueves un exdirigente medio del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Todavía no comenzaba la 47 Sesión Extraordinaria del Consejo Nacional y, aunque había balance, los rumores se inclinaban por la salida de Juan Díaz de la Torre, pero muchos pensaban, yo entre ellos, que daría más pelea.
Me equivoqué. Pensé que JDT no abandonaría la plaza sin resistencia. A menos, cavilaba, que viniera un manotazo desde la cúspide del poder. Y así fue. No un tabanazo como el que le recetó el presidente Echeverría a Jesús Robles Martínez en 1972; tampoco al estilo del presidente Salinas, quien aprovechó el rechazo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación al líder “vitalicio” del SNTE, Carlos Jonguitud Barrios. El guantazo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, fue sutil, sin aspavientos y mediante negociaciones discretas.
No tenía noticias de esas transacciones hasta que leí el artículo de Arturo Cano(biógrafo de la señora Gordillo), una pieza esencial para entender el abandono de JDT y la “reivindicación histórica” que desea la expresidenta vitalicia del SNTE (La Jornada, 23/11/2018). Olga Sánchez Cordero, Esteban Moctezuma Barragán y Zoé Robledo, en el nombre de AMLO, reunieron a la señora Gordillo con JDT con el fin de llegar a una transición pactada en la dirigencia del SNTE.
Cano relata que Moctezuma (tal vez jugando el papel de policía malo) insistió ante Díaz de la Torre “que la solución estaba en el regreso de Gordillo”. Él se escudó en los estatutos para decir no; pero aceptó reunirse con ella para concertar una salida. Los encuentros se embrollaron, Ella “quería todo… y amenazó: si no me restituyen recorreré el país para ganar el voto de cada maestro”. Cano apunta un asunto crucial para entender la estrategia de la señora Gordillo: acostumbra a tener el “control de escenarios”.
Si la estrategia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es movilización-negociación-movilización, la de la señora Gordillo es medios-negociación-medios. En ambos casos, los demandantes siempre obtienen algo.
Arturo Cano reporta que los enviados de AMLO presionaron. Díaz de la Torreaceptó su papel de jugador de sacrificio; también accedió a modificar los estatutos del SNTE para eliminar la figura de presidente y elegir una nueva dirigencia por medio del voto universal y secreto. Cano deduce la racionalidad política del hecho: “La salida estatutaria que el Consejo Nacional del SNTE decidió para enfrentar el riesgo de una fractura deja dos derrotados y un vencedor: los perdedores son Díaz de la Torre… y Elba Esther Gordillo. El vencedor, el gobierno de López Obrador, que salva, así sea temporalmente, sus compromisos con la CNTE”.
Cano remata su pieza con una sentencia razonable: “el pleito sigue, aunque los dos principales protagonistas resultaron perdedores”. Él conoce bien las entrañas de la pugna, apunta lo que observa y explota fuentes para dar a conocer asuntos que otros no somos capaces de escarbar. No obstante, me atrevo a disentir de su conclusión.
A fe mía que Gordillo ya obtuvo una primera victoria en este nuevo combate: eliminar al “traidor”. Podemos esperar más embestidas mediáticas y otras negociaciones. Más aún, tales cenáculos prendieron la luz de alerta en la CNTE que —pienso— no cejará en su empeño de obtener gajos de poder y recuperar territorios. La reaparición de Gordillo y su eventual regreso le dan armas para seguir en su brega.
RETAZOS
Alfonso Cepeda Salas tratará de extender su mandato lo más que pueda para desgastar a EEG. ¿Cómo responderá el nuevo jefe al “control de escenarios”?
Esteban Moctezuma quizá sí quiera el retorno de la señora Gordillo. ¿Será táctica de la Cuarta Transformación?