Las áreas de la SEP encargadas de evaluar el aprovechamiento escolar tuvieron un desarrollo gradual desde los años setenta y estuvieron principalmente enfocadas a proveer a los centros escolares y a los docentes del sistema de educación básica de instrumentos para medir el aprovechamiento de los estudiantes en los distintos niveles y materias de la educación primaria y secundaria. Entre 1976 y 1982 las pruebas se enfocaron a propósitos de acreditación de estudios en los sistemas de educación abierta (primaria, secundaria y bachillerato).
En el programa educativo del sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) se crea la Dirección General de Evaluación y en ella se producen las primeras evaluaciones generales correspondientes a un grado de preescolar, seis de primaria y tres de secundaria. Además, se diseñaron e implementaron exámenes de ingreso a las normales federales, y por primera vez exámenes de oposición para acceder a plazas federales docentes. Los resultados de este grupo de evaluaciones no fueron dados a conocer al público.
En la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se desarrolló un nuevo arreglo político e institucional entre la autoridad educativa y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Inició con la renovación de la dirigencia nacional del gremio (el respaldo gubernamental al liderazgo de Elba Esther Gordillo), prosiguió con la firma del Acuerdo de Modernización de la Educación Básica (ANMEB) en 1992, la reforma al artículo Tercero constitucional el mismo año, y la aprobación de la Ley General de Educación en 1993. La nueva norma precisó atribuciones exclusivas del poder federal, una de ellas referida a la evaluación. Se indica en el inciso XI del Art. 12 que corresponde en exclusiva a la SEP “realizar la planeación y la programación globales del sistema educativo nacional, evaluar a éste y fijar los lineamientos generales de la evaluación que las autoridades educativas locales deban realizar. La Ley de 1993 incorporaba, además, un apartado específico (Sección Cuarta) sobre la evaluación del sistema. En esa sección se indicaba que la evaluación federal “y la de las autoridades educativas locales, serán sistemáticas y permanentes. Sus resultados serán tomados como base para que las autoridades educativas, en el ámbito de su competencia, adopten las medidas procedentes” (Art. 29), y que “las instituciones educativas establecidas por el Estado, por sus organismos descentralizados y por los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios, otorgarán a las autoridades educativas todas las facilidades y colaboración para la evaluación” (Art. 30).
El ANMEB estableció las bases para un nuevo sistema de estímulos al desempeño docente, la denominada Carrera Magisterial. El programa consideraba un conjunto de elementos para la asignación de estímulos económicos, entre ellos el “factor de aprovechamiento escolar”. Para la medición del rendimiento de estudiantes la SEP, a través de la DGEP, diseñó un examen específico. La primera aplicación de la prueba “Factor de Aprovechamiento Escolar” se llevó a cabo en el ciclo 1993-1994 sobre una población estudiantil de aproximadamente cuatro millones de casos. Esta evaluación se replicaría hasta el año 2005, en que fue reemplazada por la prueba Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), aún vinculada a los programas de estímulo docente, y a partir de 2013-2014 por las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA), cuyos resultados no fueron vinculados al programa de Carrera Magisterial.
Además de los exámenes ligados al programa de estímulos docentes, la DGE desarrolló otro conjunto de instrumentos de evaluación, en particular las pruebas denominadas “Estándares Nacionales” que se iniciaron en 1998 con el objetivo de evaluar el grado de cumplimiento del currículum oficial de la educación básica (primaria y secundaria). El sistema de pruebas alineadas al currículum permanecería también hasta el 2005, en que una nueva generación de evaluaciones de este tipo, diseñadas por el INEE, entraría en su reemplazo: los Exámenes de la Calidad y el Logro Educativo (EXCALE).
Con la creación del INEE en 2002 las tareas de evaluación a cargo de la SEP se habrían de diversificar. Por un lado, la DGE mantuvo la línea (iniciada desde 1995) de evaluaciones cualitativas en centros escolares. Por otra se enfocó a la evaluación de los diversos programas educativos desarrollados en los noventa y la primera década de este siglo: el conjunto de programas compensatorios, así como el Programa Escuelas de Calidad iniciado en el ciclo 2001-2002. Asimismo, coadyuvó a la aplicación de una serie de pruebas de carácter internacional, entre las que destaca la prueba PISA de la OCDE, así como la prueba LLECE de la UNESCO. Sobre la trayectoria histórica de las evaluaciones a cargo de la SEP, puede consultarse el documento, disponible en línea, “La Experiencia de la Dirección General de Evaluación en la Educación Básica y Normal.”
Como señalamos anteriormente, el INEE se fundó con la convicción de contar con una institución independiente de la autoridad educativa para evaluar el desempeño de estudiantes y docentes, las condiciones de la infraestructura escolar, y los resultados de las políticas y los programas educativos. En la próxima entrega de esta serie nos concentraremos en la trayectoria, logros y límites de esta institución.