Por: Mariana Jaime
La dimensión educativa: modelo, currículo y práctica docente, fue el tema que ocupó la tercera mesa de debate en el Foro: ¿Qué sigue? Debates sobre el futuro de las políticas educativas y científicas.
Los académicos que intervinieron en el análisis señalaron que las modificaciones a la aplicación de los programas y los procesos de aprendizaje, más la documentación que deben llenar y reportar los docentes, se convierten en obstáculos para que se cumpla el objetivo de la educación.
En opinión de Lilian Álvarez Arellano, secretaria académica del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, es necesario simplificar los procesos para lograr metas concretas y acumulativas, partiendo de la elaboración de materiales más sencillos para tener maestros mejor preparados ante condiciones más adversas.
Y pese a que se advierte una articulación entre el modelo y el currículo, se desconoce si en la práctica están funcionando, además de que la evaluación docente llegó cuando los profesores todavía no acababan de entender el nuevo proceso de aprendizaje, de acuerdo con Irma Velázquez, del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav.
Si bien un proyecto curricular presupone un modelo didáctico, detalló Ángel Díaz Barriga, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, no se ha permitido la sedimentación de las reformas para identificar qué formas de trabajo permiten apoyar el proceso del aprendizaje, lo que obliga a discutir cuál es el proyecto que debe desarrollarse a largo plazo.
El catedrático sostuvo que la práctica docente se idealiza y se le hace “un traje a la medida”, cuando existen otras carencias que deben atenderse para que entonces pueda asumirse la responsabilidad del aprendizaje en la propia escuela.
Es así que, cuando en la escuela no existen las condiciones para que el aprendizaje se dé, lo que se plantea en la formación no es posible de llevar a la práctica y los procesos de aprendizaje quedan truncos, acotó el catedrático de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, Juan Manuel Rendón Esparza.
Otra inquietud de los especialistas es que las propuestas para reformular los modelos educativos no proviene de la investigación, lo que implica un mayor esfuerzo para comunicar lo que se propone desde la investigación y que incorpora las demandas docentes.
Finalmente, se habló de una formación inicial y formación en servicio como parte de un mismo proyecto y no desde visiones separadas, que apoye al maestro en el desempeño de su responsabilidad.