La Mala Educación / Sonia del Valle
Es un drama. A finales de la segunda década del siglo 21, con la cuarta revolución industrial encima y el acelerado crecimiento tecnológico donde vivimos y experimentamos la Inteligencia Artificial, el Big Data, el Blockchain, la nanotecnología, la tecnología 3D, o la Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés), en México, 125 mil 552 escuelas de educación básica no tienen conexión a líneas telefónicas, 76 mil 383 no tienen equipos de cómputo funcionales y 123 mil 511 no tienen acceso a internet, señala la Auditoría Superior de la Federación.
Y es un drama doble si consideramos que la Secretaría de Educación Pública ha puesto en marcha al menos 5 programas de tecnología en el aula en los últimos 17 años, con una inversión superior a los 45 mil millones de pesos.
En el Informe de la Cuenta Pública 2018, relativo al Programa de Habilidades Digitales, la ASF señala que fue en el año 2000 que los directores de las escuelas respondieron en el cuestionario de contexto de la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación del Estudiante) que de acuerdo con su percepción la insuficiencia de recursos multimedia para la educación tiene efectos negativos en el aprendizaje de los alumnos.
Ahí comenzó el periplo tecnológico de la SEP. Arrancó con el Programa Enciclomedia, el cual fue eliminado “debido a la falta de transparencia en los recursos que le fueron asignados; la carencia de infraestructura básica en las escuelas para su operación; la falta de apoyo técnico, y las deficiencias en la formación de los profesores que permitieran realizar el uso adecuado de las tecnologías, y de seguimiento al programa”, indica la ASF.
Luego llegó el Programa de Habilidades Digitales para Todos, pues el Gobierno Federal reconoció en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2007-2012, “que el analfabetismo digital es una barrera para que la población acceda a las oportunidades en un mundo globalizado, debido a que no basta con saber leer y escribir, sino que es necesario aprender a utilizar las computadoras y tener acceso a las telecomunicaciones informáticas para competir exitosamente”, señala la ASF.
HDT también fracasó. “No se alcanzó la meta de equipamiento, ni hubo internet en las escuelas, los aprendizajes de los alumnos no mejoraron; y los recursos planteados originalmente como inversión para el programa, poco más de 44 mil millones, terminaron en 6 mil 804 millones 914 mil 900”, como lo documento en el texto “De Enciclomedia a las Tabletas”, publicado en el portal soniadelvalle.mx
A este programa le siguió una promesa de campaña, la de Enrique Peña Nieto, que obviamente no cumplió, de entregar una computadora a todos los niños y niñas del país de 5º y 6º de primaria con acceso a internet. El programa se llamó micompu.mx, el cual no sólo mostró su inviabilidad económica, sino que “careció de un mecanismo que promoviera la capacitación docente, el soporte técnico, la conectividad, el monitoreo y la evaluación del programa”, explica la ASF.
Indica que en el periodo 2013-2015, la Presidencia de la República, mediante la Coordinación de la Estrategia Digital Nacional (CEDN), implementó el Programa Piloto de Inclusión Digital (PPID), que se enfocó en identificar los elementos indispensables para el diseño de una política pública de adopción y uso de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La ASF recuerda también que para esta “estrategia” de equipamiento tecnológico de las escuelas públicas de educación básica, la SEP creó el 31 de octubre de 2014, como órgano administrativo desconcentrado, la Coordinación General @prende.mx y en 2015, puso en marcha el Programa @prende, que incluyó al “Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD)”, con el objetivo de reducir la brecha digital, así como resolver los problemas técnicos y de formación docente identificados en programas anteriores, a fin de promover el uso de la tecnología en el proceso de enseñanza aprendizaje.
La ASF indica que en el 2016, el nuevo Programa @prende se fusionó con el “Programa de la Reforma Educativa”, al que se le agregó el componente 6 “Desarrollo de Habilidades Digitales y el Pensamiento Computacional” e implementó la “Ruta de Implementación del Modelo Educativo”, en la que se planteó la estrategia de inclusión digital @prende 2.0, con el objetivo de potenciar el uso de las TIC’s, a fin de lograr el desarrollo de las “habilidades digitales” y el “pensamiento computacional”, mediante el equipamiento del “Aula @prende 2.0”.
Esta nueva aula estaba conformada por 20 dispositivos electrónicos para el uso de todo el estudiantado; un dispositivo electrónico para el docente; una estación de carga para el resguardo de los dispositivos electrónicos; un servidor de contenidos que permitía a los estudiantes y docentes acceder a recursos educativos digitales, aprovechando la conectividad en el aula, así como un equipo de cómputo para la dirección escolar, a fin de contribuir con las labores administrativas.
En el informe de la Cuenta Pública, la ASF señala que en el 2016 no se ejercieron los 279 millones 229 mil pesos destinados al Aula @prende 2.0, y permanecieron en un fideicomiso creado para ello.
Para el 2017, se le destinaron al Programa @prende 2.0, 440 millones de pesos, por lo que ese año el fideicomiso tenía 719 millones 229 mil pesos.
Con esos recursos, señala ASF, la Coordinación @prende 2.0 decidió equipar solo 1 mil escuelas primarias que representaron el 20.4% de la población objetivo inicial compuesta por 4,900 primarias de alta y muy alta marginación, o el equivalente al 1.2 por ciento del total de las primarias o el 0.5 por ciento de las escuelas de educación básica del país.
Sin embargo, terminó asignando solo a 823 escuelas para ser equipadas, de las cuales solo 141 están ubicadas en zonas de alta y muy alta marginación.
El tercer drama es que al 18 de octubre de este año, como lo indica la ASF, sólo se había equipado el 7.3 por ciento de las 823 escuelas.
Un dato adicional.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés), perteneciente a las Naciones Unidas, afirma que el Internet de las Cosas constituye una próxima fase del desarrollo de la red.
“El Internet de las Cosas ampliará en gran medida la huella digital. Dicha tecnología conectará no solo a personas, organizaciones y recursos de información, sino también a objetos dotados de capacidades de detección, procesamiento y comunicación de información digital. Esta infraestructura ubicua generará una ingente cantidad de datos, que podrá utilizarse para incrementar la eficiencia en términos de producción y distribución de bienes y servicios, y mejorar la vida de las personas de formas innovadoras”, señala el Informe sobre la Medición de la Sociedad de la Información 2017 de la ITU.
En México, las escuelas públicas están en la pre-fase de la Internet, sobre la IoT, mejor no hablamos.