Wenceslao Vargas Márquez
Nuestra política está llena de validaciones por la vía de las fotografías. Los políticos pueden probar su cercanía con el poder mostrando una foto, la foto con el poderoso, con ambos sonrientes, mirando a la cámara. Un sabio ortodoxo (pleonasmo, porque el PRI nunca ha tenido sabios heterodoxos) un sabio de la política mexicana fue Fidel Velázquez, líder sindical. Él recomendaba a los políticos inquietos que no se movieran (políticamente) a la hora de que el presidente decidiera a su sucesor. ¿La razón? Respondía que quien se mueve no sale en la foto, y no salir en la foto era causa de desgracias políticas.
Un primer líder sindical nacional ya validado por la nueva era del Morena fue el líder sindical del IMSS, Arturo Olivares Cerda. ¿La razón? Ese líder ya se tomó la foto con su contraparte que es el nuevo director del IMSS, Germán Martínez Cáceres, autorizado políticamente por su jefe López Obrador, y ya recibió el líder sindical su toma de nota de parte de la STPS de Roberto Campa. Doble validación. No anoto a Napoleón Gómez porque él se validó por otra vía.
En su oportunidad Juan Díaz de la Torre obtuvo su foto en la noche del dos de abril de 2013 y fue conocida el día 3. Validaba políticamente su supervivencia como líder nacional del SNTE unos cuarenta días después de que Elba Esther Gordillo perdiera su libertad el 12 de febrero inmediato anterior. A la documentación oficial del cambio la firman jueces o ministros o magistrados, pero la valida la fotografía que cada líder se tomaba con el presidente o con un representante suyo autorizado políticamente. Durante cuatro meses, desde el primero de julio, López Obrador no ha querido validar al actual Comité Nacional del SNTE, lo que implicaría validar el congreso nacional donde se reeligieron Juan Díaz y su gente en febrero de 2018. Lo ha explicado el próximo titular de la SEP, Moctezuma, diciendo que con el SNTE no hay temas por tratar en la actualidad.
Al revés, el gobierno electo, tanto el presidente electo como el propio Moctezuma Barragán, ha preferido reunirse con la CNTE y 43 de sus dirigentes el sábado 27 de octubre. Es primera vez en nuestros registros que la CNTE se reúne con un presidente de la república (en este caso electo) bajo agenda y compromisos, echando de lado de manera explícita (y merecidamente), al titular formal de la relación bilateral que es el SNTE nacional. Es lo justo. Si este mensaje no lo entienden, ¿cuál mensaje entenderán? Es hora de irse, Juan.
La CNTE explicó los acuerdos en comunicado del día domingo 28 de octubre. Dice lo siguiente: “1.- Es el inicio formal de el (sic) diálogo entre el gobierno electo y la CNTE; 2.- El inicio de la relación bilateral ya reconocida por el próximo titular del Poder Ejecutivo; 3.- La designación del próximo titular de la Secretaría de Educación Pública, para constituir la agenda de trabajo en diferentes etapas y la posibilidad de alcanzar un primer acuerdo con la CNTE, antes del día primero de diciembre de 2018, en las rutas de trabajo en relación con la problemática educativa, política, laboral y sindical. Así mismo se le designa para ser enlace con al menos tres Secretarías más que tienen que ver con la atención de los planteamientos de la CNTE. Entre ellas la SEGOB y la Secretaría de Trabajo.- El ejecutivo electo se comprometió a periódicamente reunirse con los representantes de la CNTE, cuando fuera necesario.” Un trato así no lo han recibido los todavía dirigentes nacionales del SNTE. El mensaje está planteado con mucha claridad.
Respecto de esto veamos lo que escribió el 29 de octubre un articulista del altiplano citando fuentes cercanas al CEN del SNTE. Veamos que esas afirmaciones recogidas por el articulista Aguirre carecen de sentido; el problema no es de él sino de quienes hicieron las declaraciones: “Tras su captura y posterior reclusión, Gordillo Morales perdió su afiliación al SNTE, explican, y sólo podría reafiliarse después de un juicio ordinario laboral que se desahogaría en el Tribunal de Conciliación y Arbitraje (…) ‘Su pretensión de recuperar al SNTE es de imposible reparación, en términos jurídicos’, advierten. ¿Qué es lo que se hace imposible reparar jurídicamente? ‘Que ya se convocó al máximo órgano de gobierno sindical del SNTE y que cerca de 4,000 delegados de todo el país, electos de manera democrática, decidieron la conclusión de la anterior dirigencia, aprobaron una nueva norma estatutaria y eligieron a nueva dirigencia.”
¿Por qué digo carecen de sentido las afirmaciones de estas fuentes anónimas del CEN de SNTE? Digo que no tienen sentido porque estos temas no son asuntos de disputas en tribunales sino temas políticos del más alto nivel para el gobierno en turno, casi temas de Estado. Peña Nieto escogió a Juan Díaz como interlocutor con la fotografía del dos de abril de 2013. Juan Díaz de la Torre será interlocutor sólo si el presidente López Obrador lo acepta, no si un tribunal lo decide. Siempre ha sido así, por mucho que contradiga a la doctrina. No creo que Díaz y sus seguidores lo ignoren. Supongamos que los tribunales validan a Juan Díaz y a su gente. ¿Y?, por favor, ¿y?
La historia del sindicalismo mexicano sólo registra validaciones fotográficas donde el gobierno en turno decide con quién va a trabajar. Yo no califico si esto es bueno o malo, correcto o incorrecto, sólo digo que las cosas son así. Ningún líder sindical de la historia se ha impuesto al frente de su sindicato en contra de la voluntad presidencial. Ninguno. Juan Díaz, Alfonso Cepeda y Jaime León Navarrete no van a ser los primeros.
Twitter @WenceslaoXalapa