Conozco al futuro secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, en persona y en su hacer político. Me cae bien, me parece simpático y tiene un trato de caballero. Es un profesional responsable y educado. Siendo él subsecretario de Planeación y Coordinación Educativa, en el gobierno de Carlos Salinas, presidía la parte mexicana de la Comisión México Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural; yo fungía como director ejecutivo. Fue cuando me di cuenta de los atributos que mencioné arriba.
La función política que le tocó desempeñar como subsecretario fue negociar con la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en especial con Elba Esther Gordillo, los puntos finos del Acuerdo para la modernización de la educación básica. Las negociaciones fueron de ganancias para el SNTE, quien contaba con el apoyo del entonces jefe del Distrito Federal, Manuel Camacho. También negoció con los gobernadores la transferencia de los activos de la SEP a los estados: control administrativo de estudiantes, plazas docentes e infraestructura. Pero la relación intensa fue con el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. Fue cuando la señora Gordillo, según declaró en alguna entrevista, lo consideró uno de sus tres amores… políticos, se entiende.
Si uno juzga por los resultados inmediatos, su trabajo en la SEP fue de éxito. Quien era el secretario, Ernesto Zedillo, me comentó algún día que la “federalización de la educación” era su logro más importante, un motivo de orgullo y que iba por más. Se refería a la reforma curricular de 1993. Tanto Zedillocomo Moctezuma sintieron las presiones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, sus dirigentes insultaban al funcionariado y ya mostraban su afán de colonizar, como los fieles a la señora Gordillo, el gobierno de la educación básica en lo que después fueron sus territorios.
Esteban Moctezuma Barragán, en consecuencia, no es un improvisado en el sector educativo, ni en la política. Por eso me extraña que en casi cada uno de los 12 foros de consulta educativa acerca del nuevo plan que impulsará el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador reivindique el discurso de maestros “víctimas” que enarbola la CNTE. Ese discurso no es nuevo, no nació con la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto. Tiene sus orígenes a finales de los años 70 —cuando había muchas razones para pensar que sus consignas eran ciertas— y lo ha reproducido y ampliado a lo largo de cinco sexenios. Estoy convencido de que no cambiará con el arribo de AMLO al poder.
Las costumbres se hacen leyes, decía mi maestro de civismo de segundo de secundaria, un abogado dicharachero y simpático, buen docente. Pudiera decirse lo mismo de la política de masas, que es la que practica la CNTE. Sus tácticas de movilización-negociación-movilización, que bien explica Samael Hernández en su blog, le ha redituado frutos económicos y ganancias políticas.
Esteban Moctezuma, en el foro de Guadalajara, dijo que “el centro de todos los ajustes debe ser fortalecer la tarea prioritaria del modelo que es el aprendizaje de las niñas, niños y jóvenes de México”. Eso es lo que expresa el Modelo Educativo que promueve el gobierno que sale. Pero esa parte se pierde porque su oratoria de maestros víctimas toma preeminencia.
Sin embargo, espero, por el bien de la educación de México, que los atributos de profesionalismo que EMB posee se sobrepongan. De otra forma, no se podrá quitar a la CNTE de encima. También espero que la señora Gordillo no reclame que Esteban Moctezuma corresponda a sus amores.
Retazos
Las comisiones de educación en las dos cámaras quedaron en manos de la CNTE. Insisto, la Coordinadora quiere ser gobierno. Ya conquistó dos peldaños; va por más. ¡Terrible!