No creo mucho en las consultas que se realizan con la finalidad de diseñar a partir de ahí algunas políticas o rutas de acción, debido a que técnicamente uno nunca sabe cómo generar las tendencias y cómo organizar los consensos, pero aun así, la anunciada consulta pensada en servir de base para armar el Acuerdo Nacional sobre Educación (2018-2024), es una buena oportunidad para manifestarse. Se trata de pedir, de proponer, no de quejarse ni de enfatizar en los problemas sino en las propuestas.
Estos Foros sirven como espacios de catarsis colectiva y así hay que entenderlos, todo cabe, todo se puede decir aunque sea muy poco lo que quede en los resultados finales.
En esta carta de buenas intenciones, yo también tengo mis propuestas:
Se aspira a un sistema educativo menos autoritario más flexible y democrático.
Que el SNTE sea una agencia sindical al servicio de los trabajadores y no al servicio de las políticas sexenales y de gobierno en turno y menos aún a beneficio de los propios dirigentes que están al frente de dicha organización sindical.
Que las voces de los y las docentes sean escuchadas para reorientar la política educativa, el modelo educativo, pero sobre todo los contenidos de estudio y las metodologías de enseñanza, la experiencia y el oficio de enseñar es la materia prima más importante de toda reforma educativa. Hacerle caso a la experiencia de los y las docentes para desde ahí partir.
Se requiere aprender a gastar en educación, menos burocracia y más inversión en los asuntos sustantivos, que tienen que ver con prestar el servicio educativo.
Con respecto al fomento a la lectura e trata de contar con libros valiosos en todas las escuelas, que sean significativos y atractivos a los ojos de niños, niñas y jóvenes, se trata de crear un clima de libertad para leer y una exigencia pedagógica para recuperar lo leído.
En el campo de las ciencias y las matemáticas se trata fomentar el espíritu investigativo en los educandos, que la curiosidad se torne en un motivo importante para desarrollar propuestas educativas y que la ciencia se construye y se descubra desde la escuela, a partir de habilitar a los escolares como pequeños científicos que son capaces de investigar creativamente el entorno en el que viven.
La educación cívica y en general todas las humanidades, son valiosas oportunidades de acercar a los niños y niñas a que vivan la democracia, los valores a partir de trazar coordenadas alternativas a la violencia, la inseguridad y la zozobra social. De esta manera se trata de pensar que los ejes transversales del currículum en donde se ubica la cultura de paz, los valores, las propuestas para garantizar una convivencia sana ajena al clima de violencia cobra mayor visibilidad, que desde la transversalidad se organice el currículum formal, para que ello trabajo de las escuelas impacte a lo que se vive afuera de ellas.
Una reforma educativa que se piense en serio, deberá garantizar un modelo de vida escolar, en donde los niños y niñas vivan la felicidad y permanezcan como un clima seguro que les aporta aprendizajes para toda la vida. Las escuelas deberán superar su actual esquema de rigidez y vigilancia para suspirar a convertirse en espacios placenteros para los alumnos y alumnas en donde los aprendizajes adquiridos sean gozosos.
Por último se trata de que la reforma educativa por venir sea clara en cuanto a los compromisos a las que aspire desde el inicio, a qué cambios se compromete el nuevo gobierno que los sostendrá a lo largo de su gestión. Es importante que se explicite desde los primeros días de gobierno, hasta donde se establece un compromiso verdadero de cambio.
En educación a diferencia de otros campos de la política o del entorno social, los cambios no se gestan arriba, inician y concluyen abajo en donde están los actores centrales que mueven al sistema. Es importante que el magisterio nacional vaya dando la pauta de hasta dónde pretende llegar con una nueva reforma educativa que se piense en serio y la primera tarea es poder es poder desaprender todos los vicios y contaminación que generó la caricatura sexenal de Enrique Pea Nieta que desafortunadamente llevó el equivocado nombre de Reforma Educativa.