El pasado 8 de agosto se asociaron dos hechos importantes: a) por un lado se le entregó la constancia de presidente electo a Andrés Manuel López Obrador y b), salió de la cárcel y quedó libre de manera definitiva la ex lideresa del magisterio Elba Esther Gordillo Morales, ¿existe alguna relación entre ambos hechos? No lo sé, decir que uno lo sabe es especular.
Por otro lado tenemos la buena noticia, que el presidente electo está dando a conocer la lista de los personajes que serán sus colaboradores más cercanos y que formarán parte de la estructura intermedia de la esferas del nuevo gobierno. La mala noticia es que algunos de estos personajes no son bien vistos por algunos sectores del magisterio e incluso por los grupos que incluso apoyaron al propio López Obrador a llegar a la presidencia. Me refiero concretamente al caso de Gilberto Guevara Niebla como Sub-secretario de lo que será la nueva sub-secretaria de Equidad para la Educación.
Con estos anuncios, sencillos anuncios pero complejos anuncios, se comienza a presentar un escenario que generará nuevas tensiones, Gilberto Guevara Niebla, es un personaje histórico, emblemático en el movimiento estudiantil de 1968, pero que su vida ha tenido varios virajes, en los últimos años se convirtió en Consejero del INEE, con un salario estratosférico y cuya función ha sido mal vista por los docentes ya que se le considera que es co-responsable de la instrumentación de la evaluación punitiva.
Tengo presente una de las frases de cliché de López Obrador, “en mi gabinete estarán los mejores hombres y mujeres de este país”. ¿Qué está en el fondo para el nombramiento de Guevara Niebla para ocupar esta nueva subsecretaría de la SEP, acaso no había un mejor personaje para dicho puesto?
En el caso de López Obrador ¿qué necesidad tiene de tensar su próxima gestión a partir de nombramientos que desde ciertos sectores se les concibe como equivocados?
Este es el punto que está en el fondo de la discusión, Guevara Niebla no es un personaje neutral, su larga trayectoria está llena de devaneos, se le identifica mucho más a posiciones académicas y de participar de manera oportunista en esferas de gobierno.
Este ejemplo, este pequeño y sencillo ejemplo, puede servir como botón de muestra para tratar de pensar en el riesgo para López Obrador, el riesgo que se le ve desde este primer momento en los nombramientos es que se estará dando gato por liebre. Las promesas de campaña no están correspondiendo con las primeras acciones gubernamentales.
Por otra lado tenemos el pronunciamiento de la CNTE acordado en su última Asamblea Nacional Representativa (5 de agosto), en donde dicen que estarán alertas a las acciones del nuevo gobierno. ¿Qué está pasando? López Obrador aún no toma posesión (eso será 1° de diciembre), pero estas primeras acciones ya están generando desconfianza colectivas.
Desde mi perspectiva personal, el nuevo gobierno está obligado a dar señales certeras que hablen en sí mismas de consensos, de evidenciar las cosas van a cambiar hasta en los detalles más específicos.
En educación el sistema en su conjunto comienza a entrar en un estado de cansancio por tanto desgaste y confrontación que viene del pasado reciente. Para el nuevo gobierno a la hora de tomar posesión sería lamentable que desde el inicio de su gestión, el presidente López Obrador y su equipo de colaboradores comience teniendo el sistema de nuevo un clima de tensión del sistema. López Obrador se puede evitar estos nuevos problemas con decisiones más certeras y también con un mayor consenso, para ello también es necesario escuchar otras voces, nuevas voces, porque corremos el riesgo de que el monólogo del poder se repita. Aunque las palabras sean unas las acciones corran en sentido contrario.