A partir de la conclusión del proceso electoral en donde uno de los puntos centrales fue el primero de julio día de las elecciones y después de conocer a los ganadores, comienza el proceso de conformar una agenda pública y de gobierno por cada rubro de la administración. En educación son tres rubros los que globalmente llamarán la atención de los nuevos administradores educativos:
- ¿Qué hacer con la reforma educativa?
- ¿Qué hacer con el SNTE? Y
- ¿Cómo organizar y sacar adelante un nuevo proyecto educativo que respete el ideario de los partidos ganadores y que sea congruente con su plataforma programática y compromisos de campaña?
Un problema muy serio que tenemos en educación, es que casi siempre estamos en asuntos deficitarios, mirando a la baja y con propuestas que surgen muchas veces del sentido común sin ningún soporte basado en la investigación y el conocimiento o a partir de un diagnóstico previo que les dé sentido.
De esta manera los temas en educación ya no son de propaganda o publicidad sino verdaderos temas pensados en diseñar la agenda pública de gobierno y con una margen de tiempo pensado en atender dichos asuntos cuando menos en un sexenio.
Sin embargo no sólo se trata de organizar la agenda para tener los temas relevantes de poder jerarquizarlos de acuerdo a su prioridad, importancia o relevancia, también se trata de pensar en tres cosas más: a) cuál será el procedimiento más adecuado para atenderlos, b) quiénes serán los sujetos o las agencias que se encargará de atenderle; y c) con qué recursos se cuenta para brindar atención en torno a los mismos.
La conformación de una agenda pública que organice y articule la agenda de gobierno en educación, sirve para mostrar el verdadero rostro de un gobierno, aquí no interesan tanto las palabras sino las acciones verdaderas.
De esta manera el anticipado anuncio del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, de que su Secretario de Educación será Esteban Moctezuma, ha abierto el camino a nuevos protagonismos. El secretario nombrado ha venido declarando en distintos espacios lo que será su gestión educativa, en momentos se contradice y me parecen o prematuras dichas intervenciones.
Más que decir lo que viene o lo que estará por pasar, se trata más bien de acordar y consensuar criterios de operación, cómo será el trato con los docentes, que tipo de relación se aspira tener con el Sindicato (el SNTE), cómo será la relación con los organismos civiles, asociaciones de académicos, con las Universidades, etc.
Conformar una agenda pública en educación, no es un asunto sencillo y más cuando el tejido institucional se deterioró demasiado durante el sexenio que está por concluir, recuperar la confianza y la legitimidad en la gestión y las iniciativas provenientes de las instancias de gobierno es otro punto transversal de la agenda del gobierno.
Un criterio recomendable para los nuevos funcionarios que pronto tomarán posesión es dejar de lado las posturas contestatarias o revanchistas y ser muy claros en los asuntos que se propone junto con ser igualmente claros con los procedimientos para sacarlos adelante.
Me parece que toda la sociedad mexicana estamos a la espera de nuevas y mejores propuestas en el terreno educativo, de ahí que reinventar a la SEP y reinventar su proyecto educativo para seis años también sea un aspecto importante.
Esperemos mejores anuncios y esperemos también que el tiempo sea un factor que se traduzca a favor de la alternancia política que nuestro país necesitaba. Esperemos que no solo se recupere la confianza sino también un mejor rumbo en educación. México lo necesita y los niños, las niñas y los jóvenes lo están esperando.