Juán Rubén García
El 15 de mayo es un día alegórico, se conmemora el día del maestro. Sin duda, una gran labor que llevan a cabo muchos docentes de manera comprometida y responsable, mis felicitaciones extensas a todos y a todas. Sin embargo, este año 2018, a fin de sexenio y con la incertidumbre de qué va a pasar con la reforma educativa y con los docentes, parece que la celebración y el reconocimiento a los docentes no se puede reducir a términos simbólicos, incluso sería grosero y poco ético para los docentes. No se vale. No lo hagan. Sean serios.
El motivo de plasmar estas palabras es porque la administración de gobierno vigente impulso con gran vigor mediático y simbólico: la reforma educativa. El exceso del gasto que hizo la SEP, con el entonces titular: Aurelio Nuño, fue grosero y cínico. Diría Jesús Silva-Herzog, “ensucian la reforma educativa”, aunque agregaría, ya venía “percudida”. La reforma educativa mediante el uso del spot y los reflectores pretendían persuadir a la ciudadanía, enfatizando dos ideas: evaluación para tener a los mejores docentes y avanzar para la calidad educativa, en algunos casos se logró y en algunas otras, los ciudadanos tuvieron cierta reserva y cautela.
Sin embargo, esa imagen es la imagen que vendía y reconocía de los maestros, Aurelio Nuño y Enrique Peña Nieto, aquellos que no compraban esa imagen no eran vistos ni escuchados de la misma forma, como el caso de la CNTE, censurando la voz de los docentes. En ese tenor, sería importante reflexionar desde otro ángulo, no sólo el simbólico, que se le reconoce en este sexenio al docente, enumero algunos aspectos:
- Precarización salarial. En los últimos años se ha presentado un significativo deterioro salarial. Con la reforma educativa vigente, no fue la excepción. El aumento salarial para el año 2018 fue del 3.4%, una grosería para el profesional docente. Con la reforma educativa vigente la precarización salarial es notable, y es más “visible”. Aunado a lo anterior son muy pocas horas que se les asignan a los docentes normalistas de nuevo ingreso, lo que alimenta el salario precario. Al docente se le reconoce de manera “simbólica” con el salario y con el mezquino número de horas. La reforma educativa de 2013 se ha ocupado en reclutar a los “mejores docentes” sin crear las mejores condiciones laborales. Ser idóneo es equivalente a ser resistente a todas las pruebas físicas, emocionales e intelectuales.
- Derechos laborales docentes (en relación con las políticas de ingreso y el sindicato). En la actualidad, la pérdida de derechos laborales conquistados por los trabajadores de la educación va en aumento. La antigüedad del trabajador en el servicio educativo pareciese que ya es algo inalcanzable o un sueño. El tipo de contrato eventual (cada seis meses) al que es sujeto el docente de nuevo ingreso imposibilita la acumulación de antigüedad, ello es reemplazado por las políticas de evaluación (misma que se le realiza al docente cada seis meses y que es un requisito para su continuidad en el servicio educativo). La incertidumbre y la inestabilidad laboral es lo que se vive, en lugar de promover lo contrario. Quien ingresa a la docencia es un sujeto con mínimos derechos y quien tiene enormes dificultades para irlos conquistando. Sin embargo, aunque la pérdida de derechos de los docentes es una realidad, hay cuestiones discrecionales que constituyen las condiciones bajo las que trabaja el maestro(a). Por ejemplo, aunque el control de algunas plazas docentes por parte del gobierno federal acota la maniobra del sindicato en términos legislativos, no lo hace en términos reales; o por lo menos, no en su totalidad, pues se presume que el ingreso a la docencia se sigue dando por cuestiones discrecionales a través de la vía sindical (Compañ, 2016). La política de ingreso es en la letra rigurosa; en los hechos no se termina con la simulación.
- La formación y capacitación de docentes en deuda. Otro elemento que se enlazó a la evaluación fue la formación docente, con el objetivo de trabajar para mejorar la práctica docente. Sin embargo, hay una tendencia a la evaluación de la rendición de cuentas y no una evaluación para la mejora (Cajiga y Moreno, 2016). La formación docente no es una ocupación primordial para las autoridades, al parecer, la evaluación tiene un peso que se carga a la rendición de cuentas y al control que se pueda ejercer sobre los docentes. La formación inicial y permanente no fue una ocupación de la presente administración, lo importante era evaluar, antes de formar y capacitar a los docentes a la evaluación. Ello fue lo que reconocieron a lo largo de la reforma educativa.
- Los logros de aprendizaje y su relación con los docentes idóneos. En primer lugar, se debe explorar con mayor detalle la relación entre idoneidad en la docencia y logro educativo, parece que la reforma educativa lo miraba lineal, pues si no se consideraba así, pudo reconocer otras cuestiones antes, no lo hizo. La política basada en la meritocracia no genera una mejora en la calidad del servicio educativo, pues la relación entre bienes y servicios no es lineal (Pedró y Puig, 1999). Es decir, un docente mejor cualificado no siempre tiene una mejor práctica (Santibáñez, 2007). La idoneidad de los docentes no siempre se traduce en calidad educativa. Aunque los resultados de ingreso a la docencia señalan que hay un incremento en el número de docentes idóneos; por ejemplo, en el 2015 se señala que hay un 50.3% de docentes idóneos (CNSPD, 2015), contra un 60.3% en 2016 (CNSPD, 2016). Esto nos permite cuestionar; entre otros aspectos, si el medio que se utiliza para la identificación de la idoneidad es realmente sensible a las características de una formación específica para el trabajo en el aula, pues pareciese que la prueba puede no medir lo que pretende medir, lo que se traduce en una supuesta idoneidad (Cordero y Jiménez, 2018) que no se refleja en la práctica docente ni en los logros de aprendizaje. Esta cuestión nos permite señalar la necesidad de reflexionar sobre la estructura de las pruebas a gran escala y de los mecanismos que acompañan su operación. Eso. Eso sería un buen regalo para los docentes.
- Las propuestas de los candidatos a la presidencia. Parece que las propuestas de los candidatos son laxas, en algunos casos poco serias o reales, en otras hasta conservadoras y, otras tantas, hasta parece que juegan con nuestros sentimientos como docentes, pues nos miran como botín electoral. Me parece que, en estos momentos, donde se pone en juego el futuro de México, no podemos ser mezquinos. Ojalá y los candidatos pudiesen ser más explícitos en torno al tema educativo. Los maestros, lo merecemos. Queremos escuchar propuestas serias y viables.
En suma, qué conmemorar este 15 de mayo, no sé, pero ojalá y nos reconozcan como sujetos profesionales. Eso sería necesario y fundamental. Felicidades, maestros.