La nueva ley del Servicio Profesional Docente (SPD) ha sido el instrumento legal en los cambios de la regulación laboral, entre la SEP como autoridad educativa y los docentes que solicitan empleo a través del concurso de oposición, léase evaluación de ingreso.
Dentro de dichas reglas se incluye la tutoría a los nuevos docentes, son aquellos que han pasado el examen y fueron tipificados como idóneos, que se han enlistado en un buen lugar de la lista de prelación y que por fin se les ha dado una asignación, dicha asignación no es su plaza definitiva, para ello deberán pasar muchos años más y evaluarse nuevamente en los dos años siguientes, después del ingreso cuando aún están a prueba.
El compromiso es que el Estado debería otorgar un tutor para cada maestro de nuevo ingreso, el perfil de dicho tutor sería un docente preparado y experimentado con prestigio y solvencia profesional que acepta dicho compromiso, para ello hay dos reglas que deben cumplir los docentes que aceptan dicha condición, por un lado cursar un Diplomado que ha sido diseñado por algunas instituciones formadoras de docentes y, por otro, recibir un estímulo económico de 3 mil pesos mensuales. Con respecto al Estado éste debería de cumplir con dos requisitos básicos: capacitar a los tutores en un programa de diplomado y garantizar el estímulo económico en muchas entidades federativas no logró cumplir con ninguno de los dos compromisos.
Las funciones del tutor consisten básicamente en garantizar un espacio de contención pedagógica y de acompañamiento a los nuevos docentes, es una fusión generacional entre los nuevos que llegan y los viejos que ya casi se van, el encuentro está mediado por el intercambio de saberes surgidos de la experiencia en el servicio.
Tengo conocimiento de algunos estados del país, en donde el gobierno le otorgaba el estímulo a docentes que nunca cumplieron con el papel de ser tutores y otros que si lo hicieron, pero jamás recibieron el estímulo.
El gobierno mexicano no ha cumplido en esta parte como tampoco lo ha hecho en muchos otros rubros, la capacitación en el servicio y la preparación para ser docente-tutor son otros de los rubros en donde la reforma sale reprobada.
El horizonte que une y que fusiona a los nuevos y los viejos docentes es especialmente sugerente, véase al respecto el cuento de Luvina de Juan Rulfo para entender todo lo que se pone en juego en dicha fusión, la pregunta sería aquí: ¿qué es lo que necesitan escuchar los nuevos docentes y que es lo que pueden aportan los docentes experimentados?
El valor de la experiencia, tal como lo enfatiza Jorge Larrosa no se explotado satisfactoriamente en nuestro medio, la experiencia es un saber acumulado que debería circular de mejor manera, y después de que éste pueda ser sistematizada, entonces habremos la clave del encuentro. Y en esto el gobierno no tiene nada que hacer porque no sabe, ni tampoco tiene autoridad para querer entrometerse en asuntos que sólo competen a la regulación administrativa y nada más. El intercambio de saberes docentes entre docentes es asunto exclusivo de las y los profesionales de la educación.
*Doctor en educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx