En los años recientes varios países de Asia Oriental y del Sudeste Asiático han destacado por sus resultados en pruebas internacionales estandarizadas que incluyen como objeto de evaluación el desempeño en matemáticas. Es el caso de la prueba PISA de la OCDE y también del examen TIMSS a cargo de la Asociación Internacional para la Evaluación de Logro Educativo (IEA).
La edición 2015 de PISA reporta como primeros puntajes en matemáticas los de Singapur (564), Japón (532) y Corea del Sur (524). En esa ocasión participaron además varias ciudades y regiones administrativas de China, que también obtuvieron resultados notables: Hong Kong (548), Macao (544), Taipéi (542) y el conglomerado Beijing-Shanghái-Jiangsu-Guangdong (531). Los países, regiones y ciudades indicadas figuran también dentro de las primeras posiciones de la lista y muy por encima del promedio OCDE (490 puntos).
Los resultados de TIMSS 2015 coinciden casi con precisión. En la prueba correspondiente al cuarto grado curricular, las mejores puntuaciones correspondieron a: Singapur (618), Hong Kong (615), Corea del Sur (608), Taipéi (597) y Japón (593). En la prueba correspondiente al octavo grado curricular aparecen los mismos, aunque el orden varía: Singapur (621), Corea del Sur (606), Taipéi (599), Hong Kong (594) y Japón (596). Algo se está haciendo bien en aquella región, que se refleja en los resultados de ambas pruebas.
La principal diferencia entre PISA y TIMSS es que la primera recae en un grupo de edad, adolescentes de 15 años que pueden estar inscritos en último año de secundaria o en primero de bachillerato, mientras que la segunda se aplica a estudiantes de cuarto y octavo grado, lo que se busca explorar el desempeño en tramos específicos del currículum. Aparte, PISA enfatiza las capacidades de aplicación de conocimientos y TIMSS las posibilidades de resolución de problemas conforme a estándares de la enseñanza de la disciplina.
Singapur sobresale no solo por sus resultados, sino principalmente por la aplicación exitosa de una alternativa sistémica, que comprende los ámbitos de la organización, el currículum y la didáctica de la disciplina. En materia de organización, la política educativa denominada Thinking Schools, Learning Nation (TSLN), iniciada hace veinte años, se propuso reformar el modelo de gobernanza institucional al generar mecanismos de interlocución sistemática entre autoridades educativas, escuelas, docentes y padres de familia, dotar a los establecimientos educativos de autonomía de gestión, y facilitar la participación de padres de familia en rubros de la administración escolar y la evaluación docente.
La implementación de dicha política se ha traducido en un régimen más horizontal, flexible, autonómico y participativo, aunque la autoridad conserva atribuciones centrales y estratégicas. El Ministerio de Educación de Singapur (MoE) es responsable del diseño y aplicación de políticas nacionales, principalmente la definición del currículum y los estándares de aprendizaje, así como selección y formación continua de docentes. Derivado de la TSLN en Singapur se desarrolló, a partir del 2000 el llamado School Excellence Model, un protocolo de autoevaluación para que las escuelas puedan observar y comparar su desempeño dentro de un amplio conjunto de indicadores de gestión y desempeño. Además de ello, el Master Plan of Awards for Schools que reconoce y premia a las escuelas que consiguen, a nivel nacional, los mejores resultados escolares o que sobresalen en materia de innovación pedagógica y organizacional.
El currículum de matemáticas de primaria y secundaria enfatiza el aprendizaje enfocado a la resolución de problemas mediante el desarrollo de competencias en cinco áreas interrelacionadas: conceptos, habilidades, procesos, metacognición y actitudes. Estas áreas son la base estructural para la enseñanza y la evaluación de la disciplina. Un rasgo destacable de la renovación pedagógica radica en la noción de “espiral del aprendizaje”, que implica una constante y sistemática revisión y consolidación de los aprendizajes como paso previo a la incorporación de nuevos conceptos y habilidades. La estrategia busca, y en buena medida consigue, equilibrar el aprendizaje del grupo en su conjunto.
El esquema se complementa con un enfoque de atención personalizada a los estudiantes, que se consigue mediante grupos de tamaño reducido y con la presencia de tutores de apoyo al docente principal. Además, se cuenta con aulas diseñadas para el trabajo colectivo de los estudiantes, equipadas con diversos materiales: algunos muy tradicionales (ábacos, reglas y escuadras, juegos de mesa, entre otros) y otros de la generación digital.
Al finalizar sexto de primaria, los estudiantes deben presentar la prueba Primary School Leaving Examination, diseñada y administrada por el Ministerio, en la cual se evalúan cuatro materias: inglés, lengua materna, matemáticas y ciencias. La prueba es nacional, obligatoria, y tal y como se señala en el reporte elaborado por la autoridad para la Enciclopedia TIMMS, “para la mayoría de los estudiantes los resultados de la PSLE son usados como una medida de mérito académico que repercute en el sistema de admisión de la escuela secundaria”. Es decir, solo los mejores egresados de primaria son aceptados en las secundarias de mayor prestigio y calidad académica del país.
Es una peculiar coexistencia de enfoques: por un lado, flexibilidad, autonomía y horizontalidad, y por otro alta exigencia y competitividad. Quizás ahí radica el éxito del modelo.
Publicado en Campus Milenio el 5 de octubre de 2017