Del 27 al 29 de septiembre el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (Crefal) organizó el Seminario Jaime Torres Bodet. Congregó a 63 de 100 estudiantes de escuelas normales que participaron en la primera edición del Programa de Movilidad Estudiantil Paulo Freire. Éste es una iniciativa de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura para promover el intercambio de futuros maestros en la región. Hasta la fecha, nada más el gobierno mexicano ha puesto recursos. Por ello, 100 de sus estudiantes normalistas realizaron estancias en nueve países de la región; en contrapartida, México recibió a 32 de seis naciones hermanas.
El Crefal invitó a esta reunión a los 100 participantes, pero unos ya se graduaron y trabajan, otros no pudieron venir por cuestiones personales. Esta sesión tuvo tres propósitos centrales. Primero, de carácter personal, que los estudiantes se conozcan y tal vez formen lazos de camaradería y mantengan contactos profesionales a plazo largo. Segundo, de tipo profesional, compartir conocimientos y tratar de desentrañar cuál fue el aprendizaje común, cómo pueden replicarlo y qué significa en su naciente curriculum vitae. Tercero, de traza utilitaria, pero trascendente, escribir y compartir su experiencia. En cierta forma, se les invitó a que miraran más allá de su logro personal y participen a sus pares y público en general trozos de su aprendizaje, vivencias y expectativas.
En los tres días de trabajo, los estudiantes charlaron en pequeños grupos, compartieron notas, realizaron pequeños seminarios y comenzaron a redactar sus borradores. El director general del Crefal, Sergio Cárdenas, se comprometió —tras apoyo editorial profesional— a buscarle vías de publicación. Incluso, ya encontró el título: Cartas desde el Crefal. La idea se la proporcionó su mentor y asesor de tesis de doctorado en Harvard, Fernando Reimers, quien compiló Quince cartas sobre la educación en Singapur (México, Fondo de Cultura Económica, 2016). Les pedí a los estudiantes que escribieran con pasión y detalle.
Si bien los parlamentos entre los normalistas fue el centro de la reunión, el programa incluyó conferencias. Fui uno de los convocados a hablar sobre la Profesión Docente en México. Noté que gané su atención cuando expuse la sección “Las normales en la mira”. Luego tuve la oportunidad de charlar por minutos (me infiltré en sus conversaciones) y palpé que están preocupados por su futuro.
Desde que ingresaron a la licenciatura estaban al corriente de que no obtendrían una plaza en automático. Ya no era parte de sus expectativas, pero tampoco esperaban competencia de egresados de universidades y otras instituciones de educación superior. Ven sus perspectivas con pesimismo.
Uno de los estudiantes apuntó que los normalistas están en desventaja. Dijo algo más o menos así: si un ingeniero o un abogado quiere ser maestro y si no la hace en el concurso de ingreso, podrá buscar otro empleo, puede hacer otras cosas, ¿qué con los egresados de normales? Nosotros estudiamos para ser maestros, nada más que maestros, ¿qué porvenir nos espera?
Otra estudiante me dijo que desde que ingresó a la normal esperaba obtener su plaza por concurso, pues no proviene de una familia de maestros. Confía en tener conocimiento y méritos. Pero también la ve difícil.
Pienso que la colección de las pequeñas memorias de los primeros participantes en el seminario Torres Bodet sea una aportación al conocimiento en varios campos. La novedad: estudiantes normalistas que en tiempos difíciles viajan, aprenden y escriben. Saludo esta iniciativa. Estos noveles escritores ya tienen un lector asegurado.