Las elecciones para gobernador en el Estado de México han revelado cosas preocupantes. Ante la necesidad de un cambio real, la oposición se victimiza para mover los sentimientos del pueblo; ante el cinismo del candidato oficial, un ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dejó de representar la voz “crítica de la Nación” para convertirse en un soldado del Partido Revolucionario Institucional (PRI); ante la polarización social, sectores afines a Acción Nacional recurren al racismo para combatir al oponente y ante la necesidad de formular una verdadera crítica, varios académicos e “intelectuales” se hacen guajes frente al apoyo que recibe la maestra Delfina por parte de representantes del sindicalismo magisterial más rancio de México.
Este respaldo de algunos ex jefes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a la candidata de Morena y su gozosa aceptación, sorprenden porque el partido de Andrés Manuel López Obrador quería “regenerar” la vida nacional y darle oxígeno al corporativismo en este siglo no es precisamente la vía para ello. Luis Castro, dirigente del Panal, ha aclarado que el apoyo de la maestra Gordillo a la maestra Delfina es pura “llamarada de petate”, pues en este contexto electoral sólo servirá para atraer a los medios y jalar los puntos negativos que representa el SNTE hacia el partido de AMLO. ¿O sea que los parientes de Gordillo están apoyando a Morena para desfondarlo? ¿Hay en verdad una ruptura entre Nueva Alianza y la maestra Gordillo?
Hay que recordar que Nueva Alianza (Panal) es un partido fundado y apoyado por Elba Esther y sus parientes, pero en las elecciones de este domingo va en coalición con el PRI, no con Morena. ¿Por qué? Según el dirigente del Panal y ahora aliado del PRI en el Estado de México, “si los maestros y las maestras revisan y quieren corregir lo que está mal de la reforma apostarán por Nueva Alianza”. Según Castro, ellos consiguieron que Alfredo del Mazo asumiera como propio que no habrá reforma ni modelo educativo que afecte “un solo derecho de los trabajadores de la educación en el Estado de México” (El Economista, 27/05/2017). ¿Querrá Del Mazo, en caso de ganar, cometer parricidio político y “matar” la reforma tan alabada por su primo el presidente?
Dentro de este marco de alianzas inesperadas y reacomodos, el debate público sobre la educación en el Estado de México ha estado ausente. Los medios se concentraron más en las pugnas entre candidatos y líderes políticos que en aspectos sustanciales. Tristemente, las universidades públicas más grandes y reconocidas de la entidad han renunciado de facto a la autonomía y ahora parecen estar plegadas al candidato oficial. Por si esto fuera poco, los grupos organizados de la sociedad mexiquense no encuentran canales para estimular la discusión y mostrar los méritos y deficiencias de las propuestas de los candidatos a gobernador en materia educativa. Ha sido una elección sin crítica pero con mucha matraca y los mexiquenses resentirán las consecuencias de ello.
Dentro de este ausencia de debate público y abierto, desde el centro, Mexicanos Primero (MP) ha exhortado a las y los candidatos a gobernador a “pronunciarse públicamente a favor del derecho a aprender de las niñas, niños y jóvenes”. Como en algún momento lo hicieran otros grupos de la sociedad civil, MP reconoce las posibilidades de cambio que abre cualquier competencia electoral, desea interpelar públicamente a los candidatos y ofrece algunos datos sobre la situación que guarda la educación en el Estado de México. Pero la cosa no se queda ahí, este grupo hace una consigna: Aquel candidato que carezca de “propuesta educativa no merece la confianza de los ciudadanos, merece ser reprobado”.
Pero las cosas son más complejas. Para Mexicano Primero vale más una propuesta educativa que esté a favor de la “transformación” que otra que refuerce el “estatus quo”, pero, ¿qué significará para un ciudadano del Estado de México una cosa y otra? ¿Alfredo del Mazo representa esa “transformación” si admite, como se lo dictó el Panal, revisar lo que está mal de la reforma educativa? ¿Que el candidato actual del PRI sea un hijo y nieto de ex gobernadores no es reforzar el estatus quo? Si en algo coinciden los dos candidatos punteros (Delfina y Del Mazo) es en que la reforma educativa no va a permanecer como originalmente se planteó, algo que sí desea esta organización civil pro empresarial.
Las creencias y el reacomodo de los distintos actores políticos va a generar nuevas coaliciones y esto en parte va a explicar el cambio de la política educativa. En este escenario, surgen algunas interrogantes: ¿los críticos de la reforma se alinearán con Del Mazo ya que propone no afectar los derechos de los maestros? Ahora, por otro lado, si gana la maestra Delfina y cumple lo que consigna su plataforma electoral de rechazar tajantemente la reforma educativa “por ser laboral”, ¿aceptarán los académicos, “intelectuales” y la prensa que esto se haga con la venía de los ex jefes sindicales? El triunfo del maestra Delfina, bajo estas condiciones, lamentablemente, significaría la re-unión de la izquierda tradicional con el corporativismo. Es decir, un regreso al pasado. ¿Y si gana el PRI? Peor, ellos fueron los maestros.
La elección en el Estado de México nos señaló claramente nuestra fallas como sociedad y habrá que reconocerlas para no repetirlas. Por un lado, es evidente la mediocridad de las élites políticas para proponer políticas, por otro, sorprende la crítica parcial de académicos e “intelectuales” en aras de defender una causa y no la verdad. Por si esto fuera poco, los medios más que clarificar, confunden y en este trayecto, las universidades públicas tampoco cumplieron con su función de cuestionar abierta y públicamente las propuestas de todos los candidatos. Dentro de esta Babel, reaparecieron algunos ex jefes del SNTE que sin mayor problema buscaron “colonizar” al partido que se deje, sea éste “nuevo” o tradicional.
Creo entonces que gane quien gane en el Estado de México, la educación va a perder si no reaccionamos. Es muy complicado el desarrollo de la política educativa sin la crítica pública y con el mismo sistema de partidos.