Jennifer L. O’Donoghue*
El próximo domingo los ciudadanos de los estados de México, Coahuila y Nayarit elegirán nuevos gobernadores. Siempre que hay una elección hay una promesa de cambio, de mejora. Es una oportunidad para reflexionar sobre lo que soñamos como sociedad y cómo convertirlo en realidad.
En Mexicanos Primero nos guiamos por una aspiración: tener una sociedad justa e incluyente, donde todas y todos puedan llegar a ser la mejor versión de sí mism@s. Creemos firmemente que la educación es la vía para llevarnos ahí. En particular, defendemos y promovemos el derecho de las niñas, niños y jóvenes a una educación incluyente, una educación en la que todas y todos están en la escuela, aprenden en ella lo que quieren y necesitan, y participan, siendo constructores activos de su propia experiencia educativa. En pocas palabras, queremos “todo para tod@s”.
Pero hoy en día, nuestra realidad no es así. No todo es para tod@s.
No todo es para tod@s porque dejamos a muchos fuera de la escuela. De cada 100 niñ@s que ingresan a la primaria, seis años después sólo 77 de ell@s entrarán a la secundaria; y tres años más tarde, sólo 57 llegarán al primer año de la educación media superior. En un periodo de nueve años, ya excluimos de la escuela a casi la mitad de cada generación.
No todo es para tod@s porque dejamos a muchos fuera de oportunidades significativas de aprendizaje. Al término de la educación básica, seis de cada 10 niñas y niños no han aprendido lo básico para seguir aprendiendo. Y esta cifra es aun más indignante para las niñas y niños indígenas; ocho de cada diez salen de la educación básica sin haber desarrollado aprendizajes elementales que les permitirían tener una vida plena.
No todo es para tod@s porque l@s niñ@s no pueden participar en su educación. De hecho, la participación está tan lejos de ser considerada parte de la experiencia educativa que ni se recopilan datos consistentes y a gran escala sobre ella, a pesar de que forma parte central del derecho a la educación en los acuerdos internacionales, así como de la ley mexicana.
Estos datos dibujan una realidad que no ha cambiado significativamente en años. Estamos estancados en la exclusión.
Desde Mexicanos Primero buscamos impulsar una conversación pública sobre cómo revertir esta exclusión y construir un movimiento social a favor de la inclusión de cada una de las niñas, niños y jóvenes en las escuelas de México.
Promover esta inclusión significa comprometernos con un proceso de reflexión, de análisis y de cuestionamiento para cambiar actitudes, prioridades y paradigmas que nos han impedido avanzar. Es decir, tenemos que ser críticos sobre nuestras propias creencias y prácticas para empezar a cambiarlas, dejar de repetir los mismos patrones excluyentes. Sólo así podremos empezar a transformar el sistema educativo mexicano, construyendo nuevas estructuras y mecanismos que apoyen la inclusión de todas y todos.
Las elecciones representan un momento crítico para esta reflexión en torno a nuestra responsabilidad y nuestro actuar a favor de la educación para tod@s. Tenemos la oportunidad de hacer de la educación – y el presente y futuro de nuestras hijas e hijos – un tema prioritario. O podemos seguir conformándonos con candidatos (y gobernantes) que no se comprometen con la transformación profunda que requiere nuestro sistema educativo.
La inclusión en la educación no es parchar, buscar mejoras incrementales con programas “compensatorios”. Programas de becas, apoyos económicos o materiales, pueden servir para cerrar brechas y proteger los derechos de poblaciones históricamente discriminadas. Sin embargo, si estos esfuerzos no se complementan con transformaciones al sistema, su impacto se pierde. Seguiremos poniendo curitas a una herida que nunca dejará de sangrar.
La inclusión se vive (o no) en la escuela. Desde las escuelas, necesitamos directores, maestras y maestros y familias que, con sus actitudes y prácticas cotidianas, apoyen la inclusión de tod@s las niñas, niños y jóvenes. Pero la comunidad escolar no lo puede hacer sola. Es responsabilidad de las autoridades estatales – el o la gobernadora y su equipo – asegurar que las comunidades escolares cuentan con la formación, las capacidades, los apoyos y las condiciones necesarias para poder responder a la diversidad de sus estudiantes.
Impulsar a nuestra sociedad hacia la justicia e inclusión empieza con la transformación no sólo del sistema educativo, sino también de nosotros como actores y agentes de cambio. Entonces, aprovechamos estas elecciones para preguntarnos, ¿este candidato o candidata apoyará la transformación de la educación en nuestro estado? ¿hará todo lo posible para asegurar que todas nuestras niñas, niños y jóvenes estén, aprendan y participen en la escuela? ¿o seguirá poniéndole parches que ayudan a unos tantos, mientras excluyen a la mayoría?
Garantizar el derecho a la educación incluyente es una búsqueda constante. Y esta búsqueda nos requiere de tod@s. No lo olvidemos el próximo domingo, ni en los días y años que siguen.
(Para conocer más, descarga el estudio Tod@s. Estado de la Educación en México 2017 en: www.mexicanosprimero.org)
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*Directora de Investigación, Mexicanos Primero
@jennodjod