Rocío Acosta Jaimes*
En días pasados, hice una parada en una famosa tienda de autoservicio para comprar un café y, mientras decidía qué bebida deseaba tomar, fijé mi atención en un vaso que decía: “soy Godínez”; al costado de éste, había una imagen de una camisa blanca con corbata de color rojo y plumas en el bolsillo.
En esos momentos, recordé algunos “memes” llenos de humor que hacían alusión a esta tribu urbana que, con seguridad, conocemos; situación que me permitió preguntarme algunas cosas: ¿de dónde surge este singular apodo?, ¿qué o quiénes son los Godínez?, ¿son peligrosos?, vaya, ¿queremos o no ser Godínez?
Al indagar un poco sobre ellos, encontré que tienen su origen en los años 60´s, en la famosa telenovela mexicana “Gutierritos”, en el que “Ángel Gutiérrez”, personaje principal, se caracterizaba por ser un tipo de clase media, bonachón, humilde, respetuoso, chambeador pero con poco carácter, un tanto mediocre y que trabajaba bajo el control de un jefe demasiado déspota y engreído, al que debía aguantar para conservar su puesto y complacer las pretensiones de su familia.
Ahora bien, si analizamos lo que en estos días sucede en el ámbito laboral, tales cuestiones no han cambiado mucho; al contrario, el Godínez o Damita Godínez o Lady Godínez – en su concepto femenino –, se conciben como aquellos que trabajan de sol a sol en una oficina privada o de gobierno. Son tipos que ocupan un puesto medio, que no tienen mayores aspiraciones, que usan ropa de oficina y corbata, que son identificados por gafetes, que se ocupan y preocupan por las tandas, y también, por la llegada – motivo de felicidad – de la quincena y los viernes chiquitos. Los Godínez, en suma, son aquellos burócratas con los que hemos tenido algún contacto cuando visitamos una oficina pública, pero… ¿estos personajes existen en todas las Secretarías con las que el Estado se apoya para que resuelva las demandas de la sociedad?, ¿existen tales figuras en el ámbito educativo?
Preguntas que efectivamente, me llevaron a pensar en la existencia de los Godínez en el sistema educativo, en lo peligroso que puede ser la presencia de uno de ellos en la importante labor educativa; es decir, que algún Godínez, sin conocer o tener poca o nada de experiencia sobre un puesto, debe acatar las indicaciones de su jefe, ya sea por temor a ser despedido, a no ser tomado en cuenta, a ser regresado a sus labores anteriores y centro de trabajo como lo indica su clave presupuestal – y de las cuales rehúye – o, al contrario, que se mantiene para hacer méritos hasta que reciba las nuevas indicaciones para satisfacer sus aspiraciones personales con la idea de obtener un puesto diferente o mejor, olvidándose de la eficiencia, eficacia y relevancia necesaria para la mejora educativa.
En este sentido vienen a mi mente, en los siete años que tengo trabajando en el subsistema de normales, nombramientos de docentes directores comisionados provenientes de educación básica, específicamente, del nivel básico de enseñanza – primarias y secundarias –, quienes al ingresar al medio, causaron polémica debido a que algunos trabajadores de las escuelas a las que se insertaron, se negaron a recibirlos, puesto que esperaban que la autoridad emitiera una convocatoria cuyas bases exigieran a los aspirantes contar con la trayectoria académica en el nivel superior, como se hizo en otro momento, en la que el nuevo director emanó de la planta docente del centro de trabajo a partir de la emisión de una convocatoria con un proceso trasparente y democrático, y cuya elección se debió a la exposición de un proyecto contextualizado a la propias instituciones normalistas, considerando sus problemáticas, sus necesidades y las metas a seguir; esto, con el propósito de que toda la comunidad normalista los valorara y los votara.
Sin embargo, tales argumentos fueron en vano, por el contrario, la autoridad educativa dispensó la entrega de un proyecto, un perfil y la experiencia. Consecuencia lógica, las designaciones no cumplieron ni a un año. El primero de ellos, fue echado al “unísono grito” de: ¡fuera!, ¡fuera!, de la mayoría de los trabajadores y de los estudiantes del plantel, que vieron que el no cubrir ciertos requisitos perjudicaba su formación académica. El segundo docente comisionado, presentó su renuncia por la presión que representaba el cargo, y porque a partir de su nombramiento, se vio dañada su salud.
En ambos casos, debo señalar, se dio una coincidencia: el no contar con el perfil adecuado para el cargo, carecer de experiencia y, por tanto, desconocimiento de la forma de trabajo en las escuelas normales, les traerían grandes consecuencias.
Lamentable y desafortunada situación es ésta; sin embargo, no solo he sido testigo de que la Dirección de la Escuela Normal pareciera un lugar donde asignan a aquellos docentes de educación básica que están castigados, o que en algún momento no caben en su propio subsistema. En el Departamento de Normales, al igual que en otras entidades, he visto desfilar al menos 4 docentes de educación básica, y 1 profesional contratado, que han tenido que aguantar en el cargo menos de 2 años, tiempo en el que no han presentado un proyecto institucional que dé cuenta de una visión para beneficiar a las escuelas normales, pero eso sí, éstos solo se les ha visto en fiestas, en posadas, en el día de madres, o algún otro evento en que tengan que posar para la foto; sin embargo, el desconocimiento de los proyectos que deben realizar para que cada escuela obtenga recursos económicos, resolver las problemáticas desde un escritorio, o visualizar el cargo como plataforma política o para beneficio personal mediante la obtención de claves presupuestales superiores, han sido una constante, como lo ha sido también, el que estos Godínez, no hayan sido evaluados en el desempeño de sus cargos.
Tengo claridad que a estas fechas, el nombramiento de Directores y Jefes de Departamento le corresponde al Secretario de Educación o Director General en turno, pero sin conocer el desempeño de éstos en sus diferentes funciones o subsistemas, ¿continuarán nombrando a Godínez para ocupar cargos importantes en donde se forman a los futuros docentes de educación preescolar, primaria y especial? Dato curioso, si realiza un examen de ingreso a las escuelas normales o para el ingreso o promoción al servicio profesional docente, ¿por qué no se emite por primera vez una convocatoria para ocupar la Jefatura de Normales, no solo en mi Estado sino en el país?
De no hacerlo, créanme, seguiremos diciendo: ¡Pobre, pobre Gutierritos!, aludiendo a tal personaje, pero también: ¡pobre, pobre Sistema Educativo!
*Licenciada en Educación Preescolar y Maestra en Ciencias Pedagógicas por la Escuela “Profesora Adela Márquez Martínez del estado de Puebla. Docente frente a grupo en la Normal Urbana Federal Cuautla, Cuautla Morelos e integrante del grupo de investigadores de la zona centro.