Gloria Esther Trigos Reynoso**
La primera reunión con padres de familia con hijos becarios se realizó en diciembre del año 2007 en la Biblioteca de la Unidad Académica de Educación a Distancia (UNAED) hoy denominada Unidad Académica de Educación Permanente (UNAEP) con el apoyo del Responsable de la misma. Con este acercamiento se buscó conocer el grado de información que tienen sobre el programa y su opinión sobre los beneficios del mismo.
La invitación se realizó a través del Responsable del PRONABES en la UNAED Tula y de prestatarios de Servicio Social quienes visitaron a padres de familia residentes en Las Piedras y La Mora, barrios que tienen un mayor número de becarios.
Una vez ubicados en el lugar de trabajo, se esperó la llegada de los padres de familia. Al recibirlos, observamos la forma tímida de saludar y de contestar de cada asistente; la forma callada y con cierto temor en que fueron acomodándose sin saludarse entre sí, lo cual muy probablemente es producto de la educación y cultura propias del medio rural.
La manera de vestir es bastante sencilla y humilde lo cual es un reflejo más, de las condiciones económicas en las que viven. Los hombres portaban sombrero o cachucha, pantalón de mezclilla con camisa o playera y zapato cerrado o bota; en tanto las mujeres iban con falda larga y blusa o playera, con zapato cerrado de piso o huaraches y con el cabello recogido en cola de caballo o trenza.
A las 10 horas con 10 minutos de la mañana se dio inicio a la reunión con 24 padres de familia. Después de presentarnos, dar la bienvenida y agradecerles su asistencia, ya que expresa por sí misma el interés por sus hijos, se les preguntó si alguien quería hacer algún comentario o plantear alguna propuesta acerca de los asuntos a tratar en esa ocasión o bien, plantear alguna inquietud con relación al programa.
Un padre de familia en tono norteño dijo: “¡pues… yo creo que mejor empezamos con lo que ustedes van a preguntar, porque así ya tendremos más de qué hablar!”
Y una madre de familia agregó: “eso está bien…”
A estas intervenciones, siguió un murmullo de los asistentes que confirmaba que deseaban escucharnos primero. Esta situación ayudó a disipar la tensión que existía.
Posteriormente, se les preguntó si se conocían entre sí como padres becarios. Nos percatamos de que no era así, puesto que se miraban unos a otros; eran pocos los que se conocían por ser vecinos y más los que no se conocían argumentando la distancia entre sus casas. Se les solicitó que se presentaran para que se fueran identificando.
Enseguida, se les comentó acerca de lo que es el PRONABES, sus objetivos, a quienes van dirigidas las becas, los montos establecidos de acuerdo al año de estudios cursado, los requisitos para obtenerla, entre otras cosas. Con esta información, se les invitó a que externaran sus dudas, a que hicieran todas las preguntas que tuvieran respecto al programa.
Aunque se observaba en sus rostros la inquietud por participar, se percibía también cierta resistencia y duda para hacerlo, tal vez esperando que alguno de ellos iniciara. Por fin, empezaron a surgir algunos comentarios:
“yo ni siquiera sabía que mi hijo contaba con la beca PRONABES”
“yo no sabía que la reunión trataría de becas PRONABES, mucho menos que había estas becas”
“yo sí sé que mi hija tiene beca pero no sabía cuánto le daban ni tampoco que tiene tarjeta para cobrarla, nunca me la ha mostrado”
“mi hija tiene beca y ella compra sus cosas, yo “comoquera” le mando sus centavitos”
De los asistentes el 80% eran mujeres y el 20% hombres; su edad oscila entre los 41 y 60 años, la mayoría son casados y con nivel de educación muy bajo; varios tienen inconclusa la primaria, otros ya en edad adulta están concluyendo la primaria o ya la terminaron a través del INEA y un número muy pequeño cuenta con estudios de secundaria; sólo una madre de familia había cursado estudios de preparatoria y trabaja como agente de seguridad.
Esto se pudo constatar al momento de entregarles un formato para actualizar su domicilio y, al momento de su llenado, se detectó que había padres de familia que no sabían escribir, otros batallaban para hacerlo y que otros más, no sabían leer; en estos casos se pidió a los hijos de algunos padres que también asistieron, que nos ayudaran en esta tarea, escribiendo los datos solicitados.
El tipo de trabajo del padre de familia es eventual ya que tienen ocupaciones como agricultor, ganadero, ayudante de albañil, empleada doméstica y cocinera, entre otras. Su ingreso mensual es variable oscilando entre $1,000.00 y $1,500.00 pesos aproximadamente.
Al conocer estos ingresos se les preguntó si apoyaban económicamente a sus hijos para sus estudios, a lo cual en forma grupal, respondieron que no. Ante esto, un padre, de edad avanzada, dijo:
“con lo poco que ganamos apenas nos alcanza pa’ comer, no… si no fuera por la beca yo creo que mi hijo no estaría estudiando…”
En este momento algunas madres de familia dejaron entrever sus problemas cotidianos familiares, una de ellas dijo:
“¡Mi esposo podría estar ganando dinero pero yo no lo veo porque él se lo toma todo en sus cervezas! Yo no lo veo casi (refiriéndose al dinero) pero voy a contestar la pregunta, ahorita no tiene trabajo, él lo tiene de vez en cuando”
Otra madre de familia expresó:
“¿Qué puedo decir?- y agregó – yo soy madre soltera y el único ingreso que recibo es una ayuda en despensa y algo de dinero por parte de gobierno”
Un padre de familia se puso de pie e hizo una petición:
“mi hija que se encuentra en el curso de titulación de la carrera técnica que estudió en esta UNAED ¿puede entrar a Comercio Victoria sin pagar inscripción? … son muchos gastos y se me hace muy difícil pagar y ella quiere seguir estudiando”
Otro padre de familia dijo:
“Señorita, pos nosotros somos muy pobres, batallamos hasta pa’ conseguir qué comer, nos falta mucho recurso así que al terminar la carrera no sé si mi hijo podrá titularse y ni todo el esfuerzo”
Ante este comentario se les sugirió que se organizaran para apoyar a sus hijos que están estudiando fuera de la ciudad; es decir, que vieran la forma de conseguir una casa por ejemplo en Cd. Victoria y que la pagaran entre varias familias, que les llevaran algunos muebles y alimentos. Para facilitar esa acción les podríamos proporcionar el Directorio de los asistentes a esa reunión para que tengan sus domicilios y después se busquen y platiquen entre ellos para beneficio de sus hijos.
Los presentes recibieron bien este comentario y uno de ellos expresó:
“Sería de mucho beneficio que en Cd. Victoria hubiera un albergue para becarios de Tula donde pudieran llegar y aminorar los gastos tanto de alimentación como de casa y así también se ayuden entre ellos en sus estudios y en los gastos y nosotros poderlos visitar, a veces unos y a veces otros”
Una madre de familia dijo:
“Pues mi hija vive con una tía lejana pero yo quisiera que viviera con otras personas que fueran de aquí para que se acompañaran en sus estudios y poder ayudarlas con algo de comida por allá en Victoria”
Al indagar sobre el número de hijos que tienen, nos dimos cuenta que son familias numerosas, entre cuatro y once hijos, de los cuales dos o tres están estudiando y de los que trabajan o están casados, no siempre reciben apoyo económico. Un padre agregó:
“mi hijo Pepe tiene como cinco años que se fue a los EEUU y los primeros nos mandaba algo de “dinerito”, pero ahora que ya se “matrimonió”, ni siquiera nos escribe, deben ser ya más sus gastos…..eso ha de ser”
Varios padres de familia manifestaron que alguno de sus hijos dejó de estudiar por falta de recurso económico y, en la mayoría de los casos, fue durante la secundaria, interrumpiendo ésta o bien, al concluirla, ya no pudieron ingresar al siguiente nivel.
También concuerdan que con la beca, sus hijos pueden continuar estudiando, realizar sus pagos de colegiatura, comprar útiles escolares, sacar copias, pagar transporte y, que han mejorado calificaciones y promedio.
Una señora, con un dejo de descanso, expresó:
“la colegiatura siempre la había pagado yo, y ahora como mi hijo la paga con la beca, ya puedo comprar carne o alguna cosa para comer un poco mejor y puedo ayudar más a mis otros hijos”
Los padres de familia que tienen hijos egresados que fueron becarios PRONABES, consideran que el contar con ese apoyo contribuyó para que concluyeran sus estudios; asimismo, afirman que mejoraron su actitud hacia el estudio, preocupados por conservar o mejorar sus calificaciones para no perder la beca.
Una señora recordó lo siguiente:
“Hubiera visto a mi hijo cómo estaba de apurado en tiempo de exámenes, se quedaba hasta altas horas de la noche estudie y estudie….”
Al abordar el tema de la suspensión de la beca una madre expresó:
“mi hijo está becado pero le quitaron la beca yo no sé por qué, si me dice que fue aprobado con excelentes calificaciones y le quitaron como quiera la beca, hasta ahorita no me ha dicho por qué…”
Otros padres manifestaron que ellos no tenían conocimiento de cómo estaba la situación de sus hijos con respecto a calificaciones o el monto y manejo de la beca.
Todas esas dudas y peticiones se anotaron para darles respuesta a través del Responsable del PRONABES en esa dependencia, solicitándoles que acudieran a él para que les informara acerca de la situación de cada alumno.
Ya para terminar la reunión se mencionó la importancia de que el gobierno siga apoyando a los alumnos de escasos recursos a lo que todos asintieron con un movimiento afirmativo de su cabeza. Varios coincidieron con un padre, cuando comentó:
“Necesitamos este tipo de beca, que nunca la quiten, la necesitamos para que nuestros hijos salgan adelante en sus estudios, para que no renuncien a estudiar y porque es un apoyo para los que no contamos con recursos suficientes.”
Aún y cuando los padres están agradecidos con el programa, sugieren que se incremente el monto de la beca, escuchándose expresiones como las siguientes:
“Que aumenten el monto de la beca para tener más apoyo y sentirnos más desahogados “
“Que aumenten un poco más el monto para que les alcance mejor y que las becas se las sigan dando para la titulación”
“Que mejoren el monto de la beca y que sigan apoyando para que nuestros hijos terminen su carrera”.
Después de algunos comentarios más en ese sentido también se mencionó que era necesario que se siguieran haciendo esas reuniones informativas porque así “nosotros ya sabemos a quién preguntarle de otra forma nos quedamos solamente con la información que nos dan los hijos y como aquí se pudo ver, no siempre es completa porque luego no les conviene”. A este comentario le siguió nuevamente un murmullo de aprobación de los asistentes por lo que se les ofreció ponernos de acuerdo con el Responsable de la UNAED para poder trabajar nuevamente.
Después de esto se dio por concluida la reunión a las 13.00 horas; se les agradeció nuevamente su asistencia y colaboración, reiterándoles nuestro compromiso de dar seguimiento a sus planteamientos.
Con un saludo cordial acompañado de una sonrisa de satisfacción, se fueron retirando los padres de familia hasta quedar el salón vacío. Se pudo observar que a la salida de la biblioteca seguían comentando entre ellos algunos aspectos que habíamos tratado. De esta manera procedimos a retirarnos, satisfechos tanto por la asistencia, que rebasó con mucho nuestras expectativas, como por los resultados obtenidos ya que se logró información valiosa de personas del medio rural que se caracterizan por ser cautelosos y desconfiados cuando se trata de externar alguna opinión.
*La presentación de este trabajo se ha dividido en cinco partes: Introducción, Primera Reunión con Padres de Familia con hijos becarios, Segunda Reunión con Padres de Familia con hijos becarios, Entrevista a Padres de Familia sin hijos becarios, Análisis de la Información. Conclusiones.
**Dirección de Sistemas Administrativos. Universidad Autónoma de Tamaulipas gtrigos@uat.edu.mx