*Pedro Martínez
La función de inspiración fluye de abajo hacia arriba y le corresponde al maestro de banquillo mexicano hacer su parte como lo ha hecho en ocasiones anteriores. Es importante que recupere lo más pronto posible su papel de inspirador del quehacer docente en su aula para que los graves problemas educativos que nuestro país padece empiecen a solucionarse.
El impetuoso desarrollo científico y tecnológico mundial está revolucionando todo. Personas, familias, empresa, instituciones, países y sistemas están transformándose. México no permanece al margen de ello y obligadamente toma estos cambios en su sistema educativo. Por eso ya estamos oyendo hablar a las autoridades educativas mexicanas, — quizá sin entender –, tímida y escuetamente del autodidactismo (aprender a aprender), dos calendarios y una currícula escolar diferenciada.
Los tres conceptos anteriores son propios de un sistema desescolarizado que será predominante en la etapa cooperativa o sinérgica de la sociedad mundial que inadvertida y lentamente se está gestando en el mundo y que yo personalmente llamo: Capitalismo humano, es decir, producción de personas, bienes y servicios de óptimas características con un mínimo de errores.
Por ello, tal como están las cosas, el docente mexicano, retomando su papel de inspirador, tiene la oportunidad de tomarles la palabra a las autoridades educativas y convertirse por su propia voluntad en maestro del aprendizaje como ya lo hemos explicado anteriormente. De esta manera, estará empezando a dar pasos firmes hacia la desescolarización del sistema educativo de nuestro país dentro de su salón de clases – que no es poca cosa –, y podrá ir avanzando con trancos más atrevidos que lo acerquen a un proceso formativo personalizado donde cada alumno avance en su preparación verídicamente según su capacidad, entusiasmo y condiciones personales y no de una forma fallida, cosificada, simulada, espuria o fraudulenta como ocurre actualmente el capitalismo tradicional, usurero y abusivo que padecemos.
Del autodidactismo ya hablamos en la entrega anterior y sólo repetiré que esto lo podrá hacer el maestro mexicano con plenitud, utilizando el triángulo pedagógico en su quehacer diario con un poco de iniciativa y que lo único que podría ocurrir es que su trabajo mejore notablemente y sus alumnos y padres de familia se sientan agradecidos de tener un maestro del aprendizaje verdaderamente ejemplar como ya está siendo sugerido, que no precisado, en el nuevo modelo educativo mexicano.
En el asunto de los dos calendarios para la educación básica en nuestro país, hay un pequeñísimo avance si tomamos en cuenta que en un sistema desescolarizado cada alumno tiene su propio calendario escolar para cumplir con los planes y programas que se haya propuesto estudiar y que cubrirá de acuerdo con el tiempo que determine su entusiasmo, capacidad y circunstancia personal.
Al respetar los calendarios individuales de cada alumno, los maestros del aprendizaje, evitan dar un trato masivo a los estudiantes como si fuesen objetos, tal como ocurre actualmente en la mayoría de las escuelas del mundo que sólo preparan mano de obra altamente calificada para ser explotada. Cada alumno es único y debe ser tratado en su especificidad con el esmero y cuidado como si fuese la única obra maestra de la creación. ¡Qué lo es!
El maestro del aprendizaje mexicano, dentro de su salón de clase, podrá aplicar la técnica del triángulo pedagógico para diferenciar los calendarios escolares particulares de sus alumnos en sobresalientes, regulares y atrasados. A los alumnos sobresalientes y regulares, una vez que hayan acreditado la curricula escolar obligatoria, los podrá encaminar hacia los estudios propios de su vocación y les pedirá que completen su plan y programa con actividades deportivas, artísticas y recreativas a su entero gusto, es decir: “Servicio a la carta con un platillo obligatorio”
Y como es obvio, a los alumnos atrasados los atenderá con más cuidado y de acuerdo a sus condiciones peculiares con calendarios con mayor número de horas de trabajo, tanto de él mismo como de especialistas pedagógicos, sin faltar, desde luego, el apoyo de los padres estimuladores
Con respecto a la curricula escolar diferenciada propuesta por el nuevo modelo educativo mexicano es un excelente inicio hacia la desescolarización del sistema de nuestro país, pero, sólo es el primer paso de un largo camino que tenemos que aprender recorrer todos los involucrados en el proceso escolar para que nos manejemos con propiedad en la etapa de la información y el conocimiento que apenas inicia, y que como es natural, está transformando todo y muchas cosas andan de cabeza y hay que poner en su lugar.
Hablar de curricula escolar es hablar de cosas serias, profundas y complejas, porque la curricula forma parte de una serie de conceptos estrechamente ligados entre sí. Para el maestro de cualquier nivel educativo debe quedar claro que la currícula escolar está indisolublemente unida al perfil del alumno que se desea obtener y del mundo en que habrá de vivir, pero también hay que considerar la metodología que debe utilizarse y de qué hábitos, habilidades, sentimientos, conocimientos y técnicas hay que echar mano.
En el trabajo escolar, el qué, el cómo y el con qué deben mantenerse en inmejorable armonía para que los resultados sean óptimos. El caso mexicano es un verdadero desastre por tantas reformas, acuerdos, alianzas y modelos educativos que van y vienen sin ton ni son. Ocurrencias que lamentablemente tienen confundidos en su quehacer docente a la mayoría de los maestros mermando gravemente la calidad de su trabajo.
En contrario, el maestro del aprendizaje propugna por el capitalismo humano como una forma óptima de relaciones de cooperación entre personas, familias, empresas, instituciones y países sin importar sus múltiples diferencias. Tiene en mente un alumno autosuficiente, productivo, competente, preocupado, profundo, sencillo y honesto. Utiliza como método de trabajo el autodidactismo para desescolarizar a su grupo y poder atender más de cerca a los alumnos en sus peculiares condiciones, y por último, maneja la currícula escolar con una parte totalmente obligatoria para todos los alumnos, otra opcional, y la demás, deseable.
El maestro mexicano, utilizando su gran creatividad, puede edificar algo parecido o mejor de lo que propone este artículo y hacer de su salón de clase un verdadero oasis educativo. El camino está sugerido, sólo le hace falta al docente que aporte un poco de la mucha inspiración que posee y que ahora parece estar adormecida.
*Director de la Escuela Creadora de Riqueza México