Para analizar el Modelo Educativo 2016 que, el 20 de julio pasado presentó el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, y en el marco de la consulta a la que convocó para su debate, el Departamento de Educación y del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México organizaron el Foro de Análisis del Modelo Educativo: Una mirada desde Instituciones de Educación Superior.
El foro se llevó a cabo el 19 de septiembre de 2016 y contó con la participación de docentes, investigadores, estudiantes y público en general. También colaboraron de manera destacada miembros de las siguientes instituciones: el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), la Facultad de Psicología y la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); las sedes Ajusco y Acapulco de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN); la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Oficial de Guanajuato (BCENOG); la Universidad Anáhuac Campus Norte; la Universidad Iberoamericana sedes Ciudad de México, Puebla, Torreón, Tijuana, Loyola del Pacífico, y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Igualmente estuvieron docentes y académicos de la Escuela Primaria Intercultural Bilingüe Juan Álvarez y el Proyecto 50-50 del Sector XVI de Educación Indígena del estado de Guerrero, así como el Consejo para la Evaluación de la Educación del tipo Medio Superior (COPEEMS).
Para la discusión del Modelo se organizaron una mesa introductoria de consideraciones generales y cuatro mesas de trabajo con los siguientes ejes: Aprendizajes clave, Modelo pedagógico y plan curricular, Inclusión y equidad y Formación docente.
La inauguración del foro estuvo a cargo del Mtro. David Fernández Dávalos, S.J. Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, quien hizo un llamado a diseñar un modelo democrático y participativo. Propuso seis principios claves de la educación que se requiere para el siglo XXI: el respeto por la vida, el rechazo a la violencia, compartir con los demás, escuchar para atender, conservar el planeta y redescubrir la solidaridad. Señaló que la educación ha de pretender y facilitar el entendimiento mutuo, la preocupación por el prójimo, la anteposición del bien común al propio, la adhesión libre a los valores de justicia, pluralidad, equidad y participación. Sobre las reformas, dijo que éstas deben reflejar las necesidades e intereses de todos los grupos de la sociedad, no sólo los de la mayoría, ni mucho menos los de los grupos de poder que ejercen el control social.
A lo largo del foro se discutió el contenido de los documentos que componen la propuesta de la Secretaría de Educación Pública, a saber: Los fines de la educación en el siglo XXI,[1]El Modelo Educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la reforma educativa[2] y Propuesta curricular para la educación obligatoria 2016.[3] Este ejercicio de análisis se llevó a cabo primero en la mesa introductoria, donde investigadores e investigadoras de reconocida trayectoria se posicionaron respecto a algunos de los planteamientos del Modelo, para abrir y estimular la reflexión; y luego, de manera más comprensiva, en las mesas de trabajo destinadas a la detenida revisión de cada componente.
1. Discusión general del modelo educativo
El modelo educativo es considerado un discurso retórico de principios, que repite declaratorias de modelos anteriores y plantea unos medios que no resultan suficientes ni satisfactorios para alcanzar los fines propuestos. Se observa que prevalece una mirada educacionista que parte de la premisa de que la educación por sí misma, sin importar las políticas económicas y sociales, puede resolver los grandes problemas del país. Además, se cuestionó la presentación tardía del modelo en el marco de la reforma educativa aprobada hace tres años y la apresurada evaluación que no consideró los fines de la educación. También se dijo que el modelo educativo debe plasmar las concepciones filosóficas básicas inherentes a la educación y que esta debería reflejar de manera completa y coherente la realidad que pretende construir. En suma, el documento carece de una articulación adecuada y de congruencia entre los elementos básicos del modelo y sus principios.
Los especialistas coincidieron en lo ambicioso que resulta el perfil de sujeto que propone, así como en lo desvinculado que se encuentra del contexto social mexicano y de la diversidad sociocultural. Se concibe un tipo ideal de ciudadano formado por una pedagogía eficientista relacionada con la sociedad del conocimiento, interconectada, bilingüe y homogénea, invisibilizando así a los sectores más desfavorecidos, como los jornaleros agrícolas migrantes e indígenas.
El Modelo Educativo 2016 no presenta un diagnóstico de los modelos que le precedieron, y tampoco da cuenta del cambio curricular que representa respecto al vigente, el modelo de 2011, no se sabe qué funcionó y qué falló. En la presente propuesta –en la que prevalecen un enfoque enciclopedista y la fragmentación del conocimiento- las novedades son: por un lado, la presencia de los ambientes de aprendizaje relacionados con problemas vinculados a la realidad y el trabajo colaborativo entre pares, y por otro, la recategorización de ciertos componentes, si bien esta se realiza sin una justificación pedagógica; lo que antes eran estándares curriculares son ahora aprendizajes clave. De la misma manera, se sustituye lo referido al desarrollo personal y de convivencia por el desarrollo emocional. Se hace énfasis en la enseñanza de una segunda lengua –el inglés, pero manteniendo los mismos referentes-, así como en la capacidad de aprender a procesar información y a utilizar de manera responsable las tecnologías de la información y la comunicación. Se subrayan otros aspectos nada novedosos, como la atención a la comprensión lectora, el razonamiento crítico y analítico y el fomento del aprender a aprender, sin dar indicaciones para su desarrollo. En esa línea, se dice que es necesario pasar de una actitud pasiva de consumo de información a otra que recree los saberes y conocimientos que permitan al sujeto enfrentar con mayores herramientas los problemas de la actualidad.
Los aprendizajes clave aparecen como uno de los componentes del currículum y se organizan en tres campos formativos: Lenguaje y comunicación, Pensamiento matemático y Exploración y comprensión del mundo natural y social. La propuesta curricular parece escindida en sus principios, enunciados, teorías y contenidos esbozados en el mapa curricular. Se advierte la falta de gradación y de secuencia lógica de los contenidos para alinearlos con el propósito de aprendizaje que se pretende lograr en estos campos formativos. Es necesario clarificar qué se entiende por “contenido educativo”, ya que existe un alto riesgo de confundirlo con información. Se observa que el modelo educativo y su propuesta curricular carecen de orientaciones didácticas que recuperen las principales tendencias de las didácticas específicas.
La escisión entre propósitos, estrategias didácticas, selección de contenidos y definición de aprendizajes esperados tendrá implicaciones para el trabajo cotidiano de los docentes. En ese marco se generan confusiones entre las bases teóricas del aprendizaje y algunos elementos de las didácticas específicas, lo cual puede afectar negativamente a los docentes si estos temas se incorporan a la evaluación de su desempeño.
En suma, no se justifica hacer una reforma y proponer un nuevo modelo educativo para repetir errores del pasado –como la enseñanza lineal y eurocéntrica de la historia–, omitir las buenas prácticas –como la resolución de problemas en matemáticas y otros planteamientos del plan del 2011–, e introducir nuevos despropósitos –como la reorganización de contenidos sin una lógica clara– a un costo muy alto. Se reconoce que era necesaria la revisión y el reordenamiento del modelo educativo y el plan curricular; sin embargo, la actual propuesta no está a la altura de las necesidades de la sociedad mexicana y no recoge el conocimiento que se ha generado en el país en la materia.
3. Modelo Pedagógico y Plan Curricular
A partir de la concepción de que un modelo educativo es ante todo un proyecto social y cultural formulado en términos de intenciones educativas (finalidades, objetivos, fundamentos, contenidos, competencias, estrategias de enseñanza y de aprendizaje, así como evaluaciones) y de medios para conseguirlas (actividades de enseñanza y aprendizaje, metodologías y herramientas), en el modelo pedagógico y el plan curricular esos aspectos no se observan.
Además, en una primera impresión, el modelo se abre a una diversidad y flexibilidad curricular, pero no termina de proporcionar los elementos para construir una gobernanza no centralizada. De ahí que se sugiera analizar más estrechamente cómo acortar la brecha entre el currículo prescrito, el conceptual y el vivido, e identificar su valor ecológico en función de los sujetos a quienes representa y cómo lo hace.
En este sentido, en la actual propuesta educativa no se explicitan las estrategias de inclusión y de adaptabilidad que respondan a la diversidad cultural de nuestro país y que deberían conducir a la cristalización de las competencias, ideas y valores que con tanta reiteración se afirman en el modelo propuesto. El modelo educativo propuesto se centra aparentemente en el alumno, pero la reforma en su conjunto atañe con mayor énfasis al docente, por lo que surgen las siguientes interrogantes: ¿cómo hacemos compatible estas dos visiones? ¿En dónde está el punto de encuentro?
4. Inclusión y Equidad
Se identificaron en la propuesta del Modelo Educativo 2016 algunos vacíos respecto a la temática de inclusión y equidad. Uno de ellos corresponde a las condiciones y la infraestructura de las escuelas indígenas y las carencias de recursos humanos y materiales para la enseñanza y el aprendizaje. La construcción de las escuelas no responde a la diversidad cultural y medioambiental, y hay un desconocimiento de las condiciones socioculturales y el rol del maestro en las escuelas multigrado.
Aunque se alude a la enseñanza de las lenguas originarias no se especifican las metodologías que se pueden utilizar. Tampoco se retoman experiencias significativas que se han venido desarrollando para la enseñanza de estas lenguas con una perspectiva intercultural, como el proyecto 50-50 de doble inmersión de la lengua (desarrollado en Xochistlahuaca, Guerrero) y el Programa Comunidad Indígena de Educación Intercultural Bilingüe (CIEIB, de la UAM-I). Se puso en cuestión la enseñanza del inglés desde los primeros años de la educación preescolar, lo que en las escuelas bilingües en contextos indígenas implica una carga curricular extra.
Se observa que los grupos vulnerables como los niños trabajadores, con discapacidad y jornaleros agrícolas migrantes son invisibilizados. Aunque la autonomía curricular se configura como una posibilidad que tiene grandes potencialidades para el aprendizaje de los niños y jóvenes, solo queda enunciada y no se profundiza en las maneras de llevarla a la práctica.
A pesar de que los documentos mencionan que la propuesta curricular será flexible y que considerará la heterogeneidad de escuelas y su diversidad de circunstancias, tal propuesta se ha diseñado para aplicarse en aulas regulares en las que trabaja al menos un docente por grado escolar, y no menciona la adaptación curricular requerida en las escuelas multigrado.
5. Formación Docente
El Modelo Educativo 2016 asume que “el rol del maestro es esencial para que los estudiantes aprendan” (SEP, 2016a:55). En ese sentido, llama la atención que no se plantea un proceso de ciclos iterativos de mejora que faciliten la adecuada comprensión por parte de los maestros. La práctica docente se concibe ahistórica, cuando se trata de una práctica compleja, contextualizada, histórica y en construcción permanente.
Si bien el documento se refiere al docente como un profesional, lo trata como un técnico, pues no le reconoce autonomía ni responsabilidad propias. Se señala en el primero que a través de la evaluación –tal y como se plantea en la Reforma Educativa–, se le reconocerán sus méritos; sin embargo, no se cuenta desde ese insumo con información suficiente para hacerlo. El énfasis se coloca en los conocimientos y en las competencias. Para valorar a los docentes se requeriría contar con una estrategia más completa que a su vez incorpore la observación en el aula, la opinión de los padres de familia y de los pares.
En el marco del Servicio Profesional Docente se cuestionó la política de sostener una propuesta de examen de conocimientos permanente a un profesional que ya se graduó como tal y al que no se le ha habilitado en la implementación de este nuevo modelo educativo. Además, se ha desdeñado la riqueza y experiencia de instituciones que han trabajado por años en la formación de docentes, como son las normales y la Universidad Pedagógica Nacional, a la vez que se ha privilegiado la participación de un sector privado que no acredita experiencia en la materia. En ese sentido no hay claridad respecto al papel de la formación inicial; si bien las normales se presentan como el pilar de la formación, la realidad es que en los tiempos más recientes se les ha demeritado. A las Normales se les está exigiendo ser Instituciones de Educación Superior, pero carecen de las condiciones de autonomía, por ejemplo, en la capacidad para definir el currículum.
- En relación con la retórica del Modelo Educativo, se considera que se indica el qué sin precisar el cómo, ya que carece de elementos que lo definan: concepción, fines, fundamentos, componentes y especificidades del proceso de enseñanza y aprendizaje, y la evaluación.
- No parte de los resultados de la investigación en materia de la filosofía de la educación, de la política educativa, del currículum, la docencia, el aprendizaje, el desarrollo y la evaluación, por mencionar algunos campos de estudio.
- Plantea un ideal de país, de desarrollo y de contextos socioculturales que no corresponde al México profundo sino al mundo cosmopolita de las sociedades modernas.
- Construye una narrativa pedagógica distante y distinta del discurso pedagógico propio del currículum y las didácticas específicas.
- No contempla un diagnóstico de los modelos y las reformas curriculares anteriores para fundamentar el sentido del cambio.
- En lo general, presenta problemas de congruencia y consistencia entre los elementos que lo componen, así como inconsistencia en la gradación, la secuencia y la pertinencia de los contenidos.
- Invisibiliza las buenas prácticas y las alternativas pedagógicas que los docentes realizan como un proceso complejo, innovador y contextualizado.
En síntesis, como se señaló en las mesas de trabajo para el análisis del Modelo Educativo 2016, esta propuesta requiere ser reelaborada y replanteada, con el acompañamiento de grupos de planificadores y administradores de la SEP y con la participación de los docentes, especialistas, investigadores, expertos y grupos organizados en torno al objetivo común de construir la escuela que se desea,
Resulta imperioso no forzar la implementación del modelo educativo, dar tiempo para subsanar los errores e inconsistencias, y de esa manera desarrollar el cómo del Modelo Educativo y lo que se hará en el trabajo en el aula. Sólo cuando esto se atienda de manera rigurosa y consistente será posible la puesta en marcha de un nuevo modelo.
Finalmente, los participantes del foro coincidieron en que las Instituciones de Educación Superior (IES) deben asumir y continuar la reflexión acerca de su papel en el diseño, la implementación y el enriquecimiento de la propuesta educativa.
Referencias
SEP. (2016a). El Modelo Educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la reforma educativa. México: SEP.
SEP. (2016b). Propuesta curricular para la educación obligatoria. México: SEP.
SEP. (2016c). Los fines de la educación en el siglo XXI. México: SEP.
Ciudad de México, 29 de septiembre de 2016.
[1] SEP. (2016c). Los fines de la educación en el siglo XXI. México: SEP.
[2] SEP. (2016a). El Modelo Educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la reforma educativa. México: SEP.
[3] SEP. (2016b). Propuesta curricular para la educación obligatoria. México: SEP.
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