Lo que ha demostrado el debate educativo actual es que no teneos una cultura de debate en educación. El actual debate educativo atraviesa la agenda publica en educación destaco: la reforma educativa, el modelo educativo 2016 y la confrontación de la educación pública en nuestro país entre disputas posiciones en disputa, en todo ello el gobierno se aferra poner el mal ejemplo, sin debatir y mucho menos sin consensuar pretende imponer su visión de mundo y de realidad, del otro lado dentro del movimiento disidente la postura está enmarcada desde una visión de la izquierda de estar a la defensiva y desde ahí intentar avanzar en posiciones y en un proyecto alternativo.
Un debate es la confrontación de ideas y de planteamientos acerca de un tópico determinado entre dos o más partes su finalidad es derrotar las posiciones de los otros con argumentos, a partir de convencer más que de vencer, en un debate las posiciones se hacen públicas, se ventilan frente a otros y se tienen distintas oportunidades de argumentar y rebatir las posiciones y los argumentos que se pretende derrotar.
En el supuesto debate de la reforma no hay intercambio de posiciones, sólo monólogos y descalificaciones de la otra parte a partir de amenazar e intimidar por parte del gobierno y de descalificar e invalidar por parte de la disidencia.
¿Cómo aprendemos a debatir? ¿Qué hay en el curricular formal de contenidos vinculados con el aprender y enseñar a debatir en la escuela y fuera de ella? El debate no es un contenido formal, la argumentación es un eje transversal de un curricular que cada vez queda más desfasado de las necesidades formativas de niños, niñas y jóvenes.
El abordaje del debate como contenido educativo reside mas en el interés de profesores o profesoras comprometidos, lo fomentan aquellas personas que tienen vocación y experiencia democrática, las personas conservadoras o de derecha no les interesan debatir debido a la inseguridad de las posiciones que supuestamente dicen defender.
La actual coyuntura educativa exige un profundo debate de la agenda y de los asuntos educativos en nuestro país, muchos analistas han coincidido que se juega mucho más en la supuesta reforma educativa, se juega gran pate del presente y el futuro de la educación pública de México, de ahí la importancia de hacer partícipe de la opinión publica un asunto que es del interés de muchos.
El gobierno no ha querido debatir verdaderamente su propuesta de reforma sabe que saldrá muy raspado de sus planteamientos, además sus ‘cuadros’ han demostrado ser torpes e incapaces de defender con argumentos racionales el galimatías que diseñaron. Sin embrago urge un debate verdadero, que nos lleve a construir mejores consensos y acuerdos más legítimos de la actual agenda educativa de nuestro país. El gobierno podría perder en posiciones pero ganar en legitimidad y eso –en última instancia- es más importante, sin embrago siguen testarudos de sacar adelante un proyecto inviable que a todos luces ha mostrado ya sus fracasos por adelantado.
Por últimos es importante que en las escuelas se fomente el debate que los futuros ciudadanos hoy estudiantes de los niveles medio o básico, aprenden desde ahora a argumentar y defender sus posiciones, que la capacidad discursiva va íntimamente ligada a la defensa de los derechos y son esos mismos derechos los que hoy la reforma pretende seguir pisoteando. Por lo tanto requerimos avanzar en la dialéctica de debatir para educarnos, de educarnos para debatir.
*Doctor en educación. Profesor-investigador de la UPN, Unidad 141 Guadalajara.