Miguel Ángel Pérez Reynoso*
El nuevo discurso oficial se ha ocupado en descalificar sistemáticamente la protesta de los maestros disidentes en torno a sus reclamos en contra de la reforma educativa, dicha protesta está íntimamente vinculada con el derecho de los niños a recibir atención educativa, dicho enunciado es válida en todo momento, lo que no es válido, son cuestiones como las siguientes:
- El gobierno utiliza dicho principio como un chantaje social, al argumentar el derecho de la educación de niños y niñas deja de lado el derecho de los maestros y maestras a decidir autónomamente su derecho de incidir en las decisiones educativas, el derecho que tienen los maestros a anular una reforma educativa que no es ni reforma ni educativa y que utiliza la estrategia de la evaluación punitiva para descalificar profesionalmente el trabajo que se realiza en las escuelas.
- El dúo Peña – Nuño alegan al derecho de la educación de los niños y las niñas, con un tono melodramático no es casualidad que sean egresados de la peor academia de actores de este país que es Televisa, El paro de los maestros no pone en entredicho el compromiso a educar a los niños y las niñas, por el contrario lo redimensiona cunado se pone por delante la lucha como lo hicieron los maestros rurales de los años veinte y treinta como lo hicieron los maestros cardenistas que fueron perseguidos por las ideas motivadas por el fanatismo religiosos, como lo han hecho los destacamentos de maestros democráticos desde la década de los ochenta aglutinados en la CNTE. La lucha de los maestros es legitima en todo momento, lo que no lo es es la postura gubernamental de abrir mesas de negoción y luego mandar al cesto de la basura todo lo pactado.
- El derecho a la educación de los niños y niñas es un derecho universal inalienable consagrado por la ONU, la UNESCO y una serie de cumbres internacionales como los acuerdos de las Cumbres de “Educación para todos” de Jomtien, Tailandia (1990) y Dakar, Senegal (2000). Pero también los y las docentes son sujetos de derechos y sus derechos se ven afectados y violentados institucionalmente en consecuencia los derechos de todos niños y docentes se hacen vulnerables y se convierten en uno solo por lo tanto se justifica la protesta global y unificada.
El gobierno de la república debería de coadyuvar en cumplir consecuente y puntualmente con el derecho a la educación de niños y niñas al escuchar a los docentes, al responder a sus demandas y a darle curso de acción al diseño de una nueva política pública que atienda dichos proceso.
No se vale querer alardear sobre el derecho de unos de manera melodramática como lo han venido haciendo, dejando de lado los derechos de un sector importante y de una realidad social igualmente importante, que es la lucha de los maestros y maestras y sus demandas específicas.
Lo que menos tiene nuestro país es un estado de derecho, porque desperdician las pocas oportunidades para acercarse a ello. Los niños y las niñas de nuestro país tendrán mejor educación cuando el gobierno reconozca y corrija todo lo que ha hecho mal hasta ahora en este entuerto llamado reforma educativa.
*Profesor – investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Guadalajara, Correo electrónico: mipreynoso@yahoo.com.mx