*Miguel Ángel Gallegos Cárdenas
En últimas fechas un importante movimiento ha tenido gran auge no solamente en diversas partes del mundo sino también en nuestro país, como lo señale en mi colaboración para Educación Futura: “Movimiento Maker; los hacedores, transformadores de la educación” el pasado mes de marzo, en que hablaba de los orígenes de este movimiento y del porque es importante adentrarnos a esta temática de lo que algunos autores, teóricos ó investigadores llaman la tercera y algunos otros la cuarta Revolución industrial; sin duda esta definición dependerá de quien lo exprese, de cómo lo viva y en que lugar del mundo radique.
A manera de recuento sobre estas evoluciones podemos precisar muy sencillamente que partimos del descubrimiento de las maquinas de vapor, seguido por la generación de la electricidad, para llegar a la fabricación de las tecnologías de la información y la comunicación; sin duda que actualmente nos encontramos en los inicios de la cuarta revolución industrial.
Ante esto es necesario preguntarnos qué papel juega nuestro país en esta actual revolución; como contribuimos al cambio, a la transformación y a la evolución como nación. Evidentemente cada quien tiene su propia respuesta y como mencione en un párrafo anterior, dependerá de quien lo exprese y de cómo lo viva.
Desde el ámbito educativo pudiéramos revisar esta contribución desde diferentes ángulos; como pudieran ser las carreras que las instituciones ofrecen, los planes y programas de estudio, los apoyos que el gobierno federal brinda a sus estudiantes, investigadores e instituciones educativas, la relación que existe entre la industria y la escuela en todos sus niveles, el fomento a la educación tecnológica y finalmente el apoyo a los proyectos que tengan que ver con esta cuarta revolución de sistemas reciclables, digitales, físicos, técnicos, robóticos, biológicos, industriales, innovadores, creativos, de construcción y manufactura; de todo ello, como participan nuestros gobernantes, nuestras instituciones, nuestra gente y cada uno de nosotros para no quedarnos rezagados ante los cambios que el mundo vive; para ello invito a reflexionar sobre las siguientes preguntas ¿Cómo y que se enseña en casa, en la escuela y en lo laboral para enfrentar esta nueva revolución industrial? ¿Cuáles serán los trabajos del futuro? ¿Qué futuro espera a los egresados de las instituciones educativas? Preguntas que no son fáciles de responder en estos tiempos en que nada es estático y todo cambia a pasos acelerados.
Muchos líderes empresariales, intelectuales, académicos, políticos y actores mundiales han expresado que se requiere un nuevo modelo educativo, como lo expreso Hiroaki Nakanishi, directivo de Hitachi; quien afirmo que “desde el punto de vista del trabajo y empleo, necesitamos urgentemente una educación nueva o una formación nueva”; o sea, que si pensamos la escuela como el espacio donde los alumnos se forman para incorporarse al mercado laboral 4.0, deberíamos pensar en renovar y adecuar las mismas escuelas y todo lo que ello conlleva de manera gradual en cada nivel educativo; por ello será interesante revisar si el nuevo modelo educativo (2016) se apega a estas necesidades de formación y si no es así se deberá adecuar en su momento.
Si realmente queremos como nación transformar la educación que México necesita, para acoplarnos como nación a algo muy sencillo; es decir, si estamos hablando que una revolución industrial y tecnológica está moviendo al mundo, seria preciso preguntarnos y buscar en algún referente serio, ¿cuáles son las empresas más grandes del mundo?, ¿qué es lo que están produciendo? y ¿como lo están produciendo? para darnos una idea de que es lo que hay por hacer y en donde poner manos a la obra en nuestras escuelas si es que queremos contribuir a la formación de personal calificado para el mercado laboral 4.0
Por ello es justo reconocer el trabajo que han venido realizando algunas instituciones educativas sobre todo en educación básica, y en particular en escuelas secundarias técnicas en la Ciudad de México, subsistema que además de su currículo de asignaturas académicas, ofrece ocho horas semanales de actividades tecnológicas a sus estudiantes a fin de que aprendan alguna de sus treinta y dos énfasis tecnológicos distribuidos en sus ciento diecinueve escuelas en la Ciudad de México y que recientemente con el apoyo de la propia SEP, la AFSEDF, la DGEST, la Biblioteca Benjamín Franklin de la embajada de los E.U. A., los Hacedores.com y de la Organización Jacaranda Educatión, se implemento un proyecto de acercamiento al movimiento Maker, simultáneamente con la construcción, ensamblado y uso de impresoras 3D, además de conocer y manejar algunos de los programas para diseño y modelaje en tercera dimensión; en el cual participaron diez escuelas secundarias técnicas a través de cuarenta alumnos y cuarenta profesores; a fin de que pudieran adentrarse a esta revolución tecnológica e industrial para ver una nueva alternativa de producción industrial, local y personal.
Cabe destacar que se construyeron diez impresoras que se encuentran ubicadas en cada una de las diez escuelas que participaron a fin de que las comunidades escolares conozcan, se adentren y en la medida de lo posible repliquen dichos conocimientos y dispositivos para bien de la comunidad de cada plantel educativo. Así mismo, mencionar que Michael Beckwith, director ejecutivo de Jacaranda Educatión ha venido impulsando y proponiendo mejoras a la educación tecnológica en nuestro país, a fin de buscar adecuarla a los retos de generar en su caso una fuerza laboral optima a la generación de conocimientos y aprendizajes que cumplan con las necesidades que el nuevo mercado laboral 4.0 demandara.
Sin duda una gran revolución industrial y digital está por venir cada vez con más intensidad, por ello es importante dar seguimiento a los proyectos educativos como el de impresoras 3D en secundarias técnicas, los cuales están comenzando a innovar y revolucionar la educación tecnológica en México.
*Posgrado en Educación en la UAM-X