Gloria del Castillo Alemán (*)
El 20 de julio del 2016 se inició en palabras del Secretario de Educación Pública Aurelio Nuño, “la segunda parte de la Reforma Educativa” (SEP, 26 julio 2016) y, en mis palabras, el segundo capítulo de la “era Nuño” (Del Castillo, 2015). Este nuevo momento ha sido inaugurado con la presentación pública de tres documentos: “Los fines de la educación”; “El Modelo Educativo 2016. El Planteamiento Pedagógico de la Reforma” ; y la “Propuesta Curricular para la educación obligatoria 2016”. Esto en un contexto político donde se asoma el “regreso” del viejo vínculo con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE); se ha dejado sentir de nueva cuenta las tensiones con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) acompañada de un grupo asesor experto de naturaleza académica y política; y, se han hecho patentes tensiones entre la SEP y el INEE. Todo esto marcado por los reprobables hechos del 19 de junio en Nochixtlán, Oaxaca.
Junto con esta presentación destaca un segundo anuncio: la discusión pública de estos documentos con distintos actores del sistema educativo mexicano y de la sociedad, a propósito insiste el Secretario Nuño de “construir entre todos el modelo educativo” (SEP, 3 agosto de 2016); de aquí que el mismo Secretario ha dicho “se trata de documentos terminados más no definitivos” (Ibidem). Al momento se han celebrado tres Foros con: la Conferencia Nacional de Gobernadores (26 julio); el INEE (29 de julio); distintas organizaciones de la sociedad civil (3 de agosto).
En los tres encuentros, los agradecimientos del Titular de la SEP han estado acompañados de la idea de que esos tres documentos representan “el corazón de la Reforma Educativa” para llamar la atención sobre la dimensión pedagógica de la misma; de aquí la importancia de su revisión y reflexión. Desde la investigación de política pública, guarda especial importancia el “El Modelo Educativo 2016” por tres razones:
• La Reforma Educativa (RE) nació con un “pecado original”: no se discutió, al menos, públicamente desde sus inicios. Su aprobación fue más que rápida. Hoy sabemos que esto no debiera volver a suceder y que el proceso legislativo jugó un papel crucial en la arquitectura de la RE que puso en aprietos más tarde a las instancias y autoridades responsables de su implementación, la SEP y el INEE por un lado, y por otro, a la SEP ante una férrea resistencia que no ha desistido desde 2012 a la fecha.
• La investigación de política pública contribuye a generar insumos para generar procesos de aprendizaje de política pública. Hoy la falta de decisiones de política educativa en algunos aspectos estratégicos explican en parte la ausencia de aprendizajes de reformas previas.
• Y, finalmente, porque ha sido el mismo Secretario Nuño quien lo ha definido como un documento de política pública organizado en torno a cinco ejes.
Las preguntas que motivan esta reflexión son ¿qué le falta para ser un genuino Modelo Educativo? y/o qué le falta para ser un documento de política pública? El propósito es mostrar que el Modelo Educativo 2016 (ME) no corresponde a un documento de política pública y su contenido no responde al “planteamiento pedagógico de la reforma”, lo cual genera dudas en torno a su contribución para visualizar y poner en sintonía a todos los actores clave en torno a la ruta de cambio pedagógica hacia las escuelas. Se inicia con el análisis del documento bajo un enfoque de política pública, para finalizar con un apartado de lecciones de políticas orientadas a no perder de vista la llegada de los cambios a las escuelas y a los procesos pedagógicos.
1. El Modelo Educativo 2016: ¿de qué estamos hablando?
En una primera agenda de riesgos destaqué que la RE, al menos, hasta diciembre de 2015 no estaba acompañada de una ruta que condujera al cambio de naturaleza pedagógica lo cual iba en detrimento del mejoramiento en los aprendizajes y, en consecuencia todo esfuerzo político sería en vano (Del Castillo, 2015). Hoy el ME intenta resarcir este gran ausente. Sin embargo, el intento lamentablemente se queda muy pero muy corto, con la buena noticia de que hay tiempo de corregir de acuerdo al planteamiento inicial de este nuevo momento del Reforma.
El ME no representa ni un documento de política pública ni hace justicia a su propósito de explicitar el planteamiento pedagógico de la Reforma. No es un documento de política pública porque a) su construcción no responde a un elemento esencial en política pública la orientación hacia la resolución de problemas y, b) su estructura no representa una ruta de cambio. Aún y cuando el documento lleva como subtítulo “el planteamiento pedagógico de la reforma”, no es un documento pedagógico porque no define (aunque sí menciona) aspectos sustantivos relacionados con el proceso de enseñanza aprendizaje (prácticas pedagógicas, diseño curricular, materiales educativos).
Desde cualquier perspectiva de análisis de política pública, el éxito de un proceso de cambio de políticas tendrá buenos resultados en términos de transformaciones en la medida en que exista consistencia entre a) el diagnóstico o definición de problemas; b) las decisiones, entendidas como las elecciones asumidas; y, las políticas, como los cursos de acción que buscan revertir los problemas para los cuales fueran creadas.
El Modelo Educativo 2016: ¡todo menos un documento de política pública!
En principio el Modelo no parte de la definición de problemas concretos de política educativa, no se explicita que el problema a resolver son los déficit de aprendizajes en los alumnos de educación básica junto con los problemas de falta de inclusión y equidad. En su lugar, hay un diagnóstico distinto al de 2012. Hoy se asume que lo que explica la obstrucción de la calidad educativa es resultado de “una de las principales características del Sistema Educativo Mexicano” es decir, “su verticalidad” sin detallar los rasgos de la misma, lo cual es central para potencializar la intervención de política pública. No se entiende por qué no se ubica en el centro del Modelo las causas por las que los alumnos no aprenden lo que tienen que aprender y en su lugar se busca responder por qué el “viejo modelo jerárquico”, “no ha permitido a las localidades, regiones, y entidades reflejar su identidad, perspectiva de futuro en la organización y en lo contenidos educativos con los que la escuela trabaja” (SEP,2016:14).
Las decisiones tomadas, están representadas por los ejes que han sido considerados los pilares de la transformación pedagógica educativa que a saber son: a) la Escuela al Centro; b) el planteamiento curricular; c) la formación y desarrollo profesional docente; d) la inclusión y la equidad; y, e) la Gobernanza del Sistema Educativo. De acuerdo al sentido que le ha otorgado la SEP a estas decisiones, éstas debieran ser de naturaleza pedagógica. Sin embargo, en principio se tratan de decisiones de política educativa que consideran asuntos de la agenda pedagógica como son el diseño curricular y las prácticas pedagógicas.
Las políticas como los cursos de acción orientadas a revertir situaciones problemáticas en este caso corresponden a la Escuela al Centro; la propuesta Curricular y, la formación y desarrollo profesional docente. Sin embargo, no hay claridad en torno a la relación entre problemas, decisiones y políticas. El lector es responsable de identificar con qué política se busca resolver qué problema en particular y cuáles son sus aportes en el mejoramiento de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
El Modelo Educativo: ¡tampoco es una hoja de ruta!
En términos de decisiones y considerando que se trata de un documento de política pública, se esperaría visualizar en blanco y negro la ruta de cambio: qué detona el cambio (qué problemas de política educativa); a través de qué instrumentos de política educativa (qué políticas) y qué resultados se esperan (qué cambios). A casi cuatros años de la RE, se esperaría un documento más cercano a esclarecer el proceso de implementación que perfile el arribo de los cambios a las escuelas y a las aulas.
En su lugar, encontramos explícitamente cinco ejes como pilares de la RE pero no qué relación guardan a propósito de asegurar los cambios que se proponen. Por ejemplo, mientras que el eje gobernanza podría jugar un papel transversal para generar condiciones para la implementación y el cambio como resultados, ocupa el mismo lugar que los otros 4 ejes. Igualmente, mientras que la inclusión y equidad forman parte del horizonte de la RE, en el documento estos elementos no son fines juegan también el mismo rol que los otros 4 ejes. En pocas palabras, ¿dónde está la ruta de cambio? ¿Dónde está la orientación de política pública? ¿Qué papel juega cada eje en el proceso de cambio? Son preguntas que merecen respuestas puntuales.
Lo anterior, refleja la ausencia de una construcción estratégica siendo un “documento de política pública”. La forma como está redactado deja al lector reconstruir la ruta de cambio, como si el lector fuera el arquitecto de las políticas educativas. Se echa de menos que no se haga explícito cuál es el papel del ME: articular las decisiones ya tomadas? Re-articular políticas ya diseñadas? Reorientar el rumbo de la RE?. Esta cuestión no queda resuelta si además se le asocian distintos roles al Modelo: “el modelo busca abatir barreras que dificultan el aprendizaje” (SEP, 2016: 17); “el modelo busca hacer efectivo el derecho a la educación para todos (SEP, 2016:17); y, “el modelo educativo establece los principios y mecanismos que permitirán una gobernanza efectiva” (SEP, 2016:19).
2. Algunas lecciones de políticas para el futuro inmediato
Los resultados del análisis del ME permiten aseverar que el documento de política pública no es tal, sigue siendo un discurso que poco sirve para captar, comprender y poner en sintonía a los actores clave en tono a la ruta de cambio y el sentido pedagógico de la transformación educativa. Si bien la RE en curso es aún joven para dar resultados en términos pedagógicos, la intensidad con la que se ha manifestado es suficiente para comenzar a rescatar lecciones de política educativa que aún hay tiempo de considerar para llegar concretar algunos cambios en las escuelas. Algunas de estas lecciones son:
• En un proceso de política púbica, resulta indispensable distinguir entre varios tipos de documentos: documentos de comunicación, documentos políticos y documentos de política pública. En esta línea resulta primordial, revisar el planteamiento pedagógico del ME, a propósito de darle identidad y personalidad en este proceso de reforma. Resulta fundamental que en la revisión del documento se tuviera en mente dejar plenamente definidos elementos centrales de una agenda pedagógica de política pública tales como: qué se enseña y qué se aprende (diseño curricular); cómo se enseña y cómo se aprende (prácticas pedagógicas); con qué se enseña y con qué se aprende (materiales educativos); y, cómo se verifica lo que se enseña y se aprende (evaluación integral del proceso y actores).
• Los cambios de política pública son resultado de la consistencia entre definición de problemas, decisiones y políticas, según muestra la experiencia Resulta indispensable construir un documento de política pública para el proceso de implementación. Este documento debiera de observar dos grandes partes: la gestión del cambio y las políticas educativas. La primera parte de este documento necesariamente debiera estar orientada a reconocer el rol de cada actor responsable del cambio educativo y con base en ello reconstruir las necesidades de articulación y coordinación entre actores clave a propósito darle contenido a una nueva forma de gestionar las políticas en el ámbito educativo donde convergen necesariamente los esfuerzos de un dependencia del ejecutivo federal, la SEP y una institución autónoma, el INEE. Aquí el eje de la Gobernanza cobra relevancia pero no para mantener una vieja gobernabilidad jerárquica si no para construir genuinamente una gobernanza que garantice el cambio en las escuelas, en los actores, en los aprendizajes.
• El no haber abierto la RE al debate público, el no haber dado a conocer los resultados de los foros de 2014 representan un reto para los foros de hoy. Estos podrían ser una oportunidad para llenar ese hueco sin perder de vista que su utilidad es construir una “gobernanza para la calidad” (Del Castillo:2013) y no más una vieja gobernanza donde la estabilidad se ha comido el cambio.
(*) Profesora-investigadora de FLACSO México
Bibliografía
Del Castillo, Gloria (2015). “La Reforma: asuntos clave de políticas educativas n una agenda de riesgo”, disponible en educación.nexos.com.mx/?p=101
Del Castillo, Gloria (2013). “El desempeño docente y el logro educativo en el centro de las políticas. ¿Hacia una gobernabilidad para la calidad?, en Rodolfo Ramírez Raymundo (coord.), La Reforma Constitucional en materia educativa: alcances y desafíos. México, Senado de la República, Instituto Belisario Domínguez. pp. 57-76
SEP (2016). Mensaje del Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño en la inauguración del Foro de Consulta sobre Modelo educativo y Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria con organizaciones de la Sociedad Civil. 3 de agosto.