Hace unos días el titular de la SEP Aurelio Nuño dio a conocer el tan esperado Modelo educativo 2016. La reforma educativa impulsada por el actual gobierno ha tenido un proceso invertido, primero se han construido el techo y la parte superior y al final muy al final se han construido los cimientos y los fundamentos de la misma. El anuncio del modelo educativo 2016, más que una propuesta seria que pudiera servir para reorientar el rumbo de la reforma hacia posturas o posiciones más serias en términos educativos se le ve como un distractor el cual tiene como finalidad el desviar la atención de la revuelta magisterial. Lo que se ve hoy en día no es una disputa por un proyecto educativo sino la pugna por ganar la candidatura en la disputa presidencial entre dos personajes Osorio Chong vs Nuño Mayer.
Lo que muy poco se ha hablado en el marco de la propuesta de reforma educativa es el sujeto de la reforma, el sujeto docente para ser más preciso.
Los docentes de la reforma están siendo objeto de una presión inédita la cual lejos de mejorar las condiciones laborales y profesionales para el desempeño educativo las han venido deteriorando. La constante ha sido un clima permanente de estrés profesional, presión institucional, incertidumbre laboral, deterioro en la identidad profesional, desprestigio ante la sociedad. No estoy del todo seguro que estas hayan sido intenciones explicitas en la reforma, pero en muy pocos años los sujetos docentes han visto deteriorada la imagen de su profesión de lo que les llevo prestigiarla durante muchos años.
Los medios de comunicación (sobre todo la televisión y el duopolio televisivo) han jugado un papel perverso, tanto la empresa Televisa como Televisión Azteca se han encargado de atizarle a los docentes en este sucia guerra de baja intensidad en contra del magisterio y su trabajo, han buscado con sus potentes medios electrónicos de confrontar a la opinión pública con los maestros de escuela, han generado un permanente desprestigio a la lucha que han sostenido como oposición a los contenidos de la reforma etc.
El sujeto docente de la reforma está arribando generacionalmente a una nueva etapa en donde el ser maestro o maestra de escuela ya no será una profesión segura laboralmente, ni estable institucionalmente. La constante amenaza en la realización de evaluaciones de distinto tipo, el riesgo de salir en el segmento de no idoneidad de acuerdo a sus resultados y el ventilar o publicitar que se es o no capaz, está generando una paranoia profesional nunca antes vivida.
Muchos docentes, los más consecuentes se han agrupado en formas nuevas de organización y comienzan a protagonizar una lucha que es por la dignidad y el prestigio profesional ganado en otro tiempo.
El articulista Luis Hernández en el periodo La Jornada ha venido documentando algunos testimonios de docentes destacados, a los que se les ha encarcelado o se les ha acusado de todo. Ellos y ellas, siguen firmes, demuestran que han estudiado que se han preparado para responder a las comunidades en las que se inserta la práctica que realizan.
Otro rasgo del nuevo sujeto de la reforma, es que desde la esfera gubernamental se ha ninguneado el estudio, todo el valor profesional se reduce a la elaboración de un examen el cual por cierto se realiza en condiciones poco adecuadas el cual como ya se ha demostrado sirve de muy poco para medir o para conocer el verdadero desempeño docente. El valor del posgrado, de la especialización han quedado relegadas a cursos cortos, breves muy breves y efímeros como es el cerebro de los gobernantes, los cuales sirven no para formar sino para entrenar y salir bien librado en la próxima evaluación por realizarse.
La gran contradicción del sujeto de la reforma es que el gobierno mexicano por un lado le interesa presumir la imagen ante el extranjero para que la OCDE nos ponga una palomita o una estrellita en la frente como se usa en el preescolar y el gran grueso de los docentes por el otro están empecinadas a que esta no es la mejor vía para mejorar la calidad del desempeño docente.
El gobierno no ha escuchado a sus maestros, ¿qué nos dicen o qué nos quieren decir? a partir de la experiencia acumulada al realizar la labor educativa en condiciones adversas, en cinturones de pobreza en donde en muchas aulas no hay mobiliario las aulas están deterioradas, los pizarrones desgastados, los baños no tienen agua. Son las voces de los docentes los que habría que escuchar para reencauzar el rumbo de la reforma o para trazar un nuevo camino de cara al futuro sin despreciar el pasado educativo que le da sentido a nuestro quehacer educacional.