El 20 de mayo tuvo lugar, en Los Pinos, la ceremonia de entrega de la medalla Lázaro Cárdenas edición 2016. Fueron premiados 16 estudiantes, egresados y profesores distinguidos. En ese marco se conmemoró, asimismo, el 80 aniversario de la fundación del Politécnico Nacional. Como correspondía, por la naturaleza del acto, tocó al director del IPN, Enrique Fernández Fassnacht, pronunciar el discurso central.
Antes de citar y comentar su alocución, conviene recordar el delicado contexto en que se insertaba. En la fecha algunas vocacionales sostenían el paro, y la CNTE continuaba el plantón de protesta en varias ciudades, entre ellas la capital del país. Por si fuera poco, el director tenía como interlocutores inmediatos al secretario de Educación Pública y al Presidente de la República.
Fernández Fassnacht no cedió a dos tentaciones fáciles. Una, la de respaldar en su discurso la reforma educativa oficial. Otros lo hubieran hecho, como no ha cesado de hacerlo, en cuanta ocasión se le presenta, el dirigente principal del SNTE, por cierto parte del presídium del acto conmemorativo. La segunda, proceder al recuento histórico y estadístico de los avances del IPN desde su fundación hasta la fecha. No, el director centró su discurso en las vías de superación del conflicto politécnico y en las perspectivas de transformación que se abrirán mediante el próximo Congreso Nacional Politécnico.
En palabras de Fernández Fassnacht: “Los Acuerdos de El Queso —tiene su detalle que se refiera con esa denominación, la que generalmente utiliza la Asamblea General Politécnica, a los resolutivos de 2014— son el punto de partida, y el Congreso Nacional Politécnico será el punto de encuentro de la comunidad politécnica para vernos, reconocernos, hablarnos, escucharnos y hermanarnos aún más; son la plataforma desde la cual se lanzará la renovación integral del Politécnico. Pero lo queremos hacer nosotros; dicho mejor, lo queremos hacer nosotros solos, sin intromisiones ni injerencias externas, sin obligar inclusiones ni forzar exclusiones internas. La Convención Politécnica General; amplia, democrática, tolerante e incluyente, con participación personal, libre, voluntaria y sin censura.”
Postura política clara: No a intromisiones externas ni obstáculos internos que afecten el proceso que ha permitido superar el conflicto y que posibilitará el Congreso Nacional. Al insistir en el diálogo como mecanismo de avance, el director advierte, con sutileza pero sin perder claridad ni contundencia: “Hay demasiados intereses en juego y muchos actores en el escenario. Demasiadas voces que aconsejan, exigen y critican. Bienvenidas todas. Por eso, he optado y seguiré apostando por el diálogo; 40 reuniones y 160 horas de diálogo con la Asamblea General Politécnica así lo confirman; 11 sesiones y más de 62 horas de diálogo para atender los pliegos petitorios de las unidades académicas así lo demuestran (…). Honraré la palabra empeñada y la firma del Gobierno Federal, inhibiré a quienes intentan demostrar que la educación pública y gratuita no es opción para el futuro.”
Aciertos: expresar y sostener una actitud de no sumisión, hasta de independencia, frente a los poderes federales, lo que no es fácil en los tiempos que corren.Reconocer que el movimiento estudiantil, representado en la Asamblea General Politécnica, no es un adversario sino, por el contrario, un interlocutor legítimo y sobre todo un socio para la transformación institucional. No menos importante, insistir en que la vía del diálogo constante, sistemático, constructivo, es el mejor camino para superar las diferencias de perspectivas y los conflictos. Mensaje final: con el IPN mejor no se metan.
Entre otros efectos positivos, el discurso del director Politécnico, abrió espacio a las declaraciones del titular de la SEP y del presidente de la República en el sentido en que el gobierno se compromete a respetar las iniciativas de cambio que emanen de su proceso interno. El presidente cerró su propio discurso, el de clausura del acto, con el siguiente comentario: “Quiero finalmente decirles que, al expresar mi reconocimiento a esta comunidad politécnica, quiero reiterar que el Gobierno de la República es y seguirá siendo absolutamente respetuoso de la vida interna y de la autogestión que tiene el Instituto Politécnico Nacional.”
En resumen, fue una buena manera de celebrar el 80 aniversario del Politécnico. Con dignidad y con talento político.