Llegó la evaluación y la política pública a la mesa de discusión y análisis del Seminario sobre reforma educativa que se realiza en Flacso, y el común denominador es, para los académicos invitados, que “se parece a lo que le pasó al comunismo en el siglo XIX donde recorría Europa como un fantasma”; lo mismo ocurre desde hace unos años en América latina con el tema de la evaluación.
Tere Bracho del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), y consejera editorial de Educación Futura, dijo que es justamente la evaluación, un mecanismo de información,lo que permitirá encontrar los alcances y los problemas del sistema educativo. Es fundamental en la nueva legislación que la autonomía para evaluar otorgada al INEE: “permite independencia de la administración a una institución técnicamente sólida en materia de política educativa”.
Al plantear un balance histórico sobre la evaluación en la educación en Latinoamérica, Margarita Poggi, de la Unesco, señaló que una falla generalizada en las políticas educativas fue que, si bien la finalidad era mejorar, buscarlo a partir de la evaluación, provocó un “efecto perverso”, donde los centros de estudio “se preocuparon más por salir mejor calificados que por mejorar el aprendizaje”.
Pedro Flores, de la Universidad Iberoamericana, señaló que en estos meses de agitación en materia de políticas públicas en educación, “no se ha transformado la capacidad de escuchar por parte del gobierno”.
Además, enfatizó que será muy complicado mejorar al sistema educativo en el país sólo con evaluaciones, pero considera que la reforma “no es mala en sí, sino que el mal uso que se pueda dar a sus resultados” puede ser peligroso.