Esa es la pregunta que vamos a tratar de responder en el Foro sobre Balance Crítico de la Política Educativa de la actual administración federal (2013-2018) el próximo viernes 18 en la bella ciudad de Puebla. Han sido tres años de gobierno en los que algunos hemos tenido expectativas, pero también hemos visto espectaculares golpes políticos, agitación social, desacuerdos, pronunciamientos y crítica pública.
Si algo bueno trajeron las iniciativas promovidas por Enrique Peña Nieto es que visibilizó más la política educativa dotándole de un carácter cada vez más público; es decir, los diversos actores sociales y políticos, discutimos de modo constante el acontecer educativo y tratamos de influir en él. No podría ser distinto; en la democracia cada uno piensa diferente y por lo tanto, no todos tenemos por qué abrazar fehacientemente el “gran proyecto oficial”. Pese a esta realidad, aún falta reconocer que siguen existiendo marcadas asimetrías de poder entre los diversos actores políticos y sociales. Esto en parte explica la influencia de unos y otros sobre la política educativa. No es lo mismo, presentar los resultados de investigación en un congreso académico que decir medias verdades (o medias mentiras) en el “noticiero” de Carlos Loret de Mola, un “provocador involuntario”, como él mismo se denomina en su perfil de Twitter.
Pero pareciera que el debate educativo se ha enfrascado en la reforma educativa y en los resultados de la evaluación docente, los cuales, aunque sean muy importantes, se circuscriben al nivel de educación básico y medio superior. Ante tal descuido, vale la pena preguntarse si por ejemplo, hemos logrado asegurar mejores condiciones para hacer realidad el derecho a la educación de calidad. ¿Ha disminuido el rezago educativo de manera significativa ahora que el PRI regresó a la titularidad del Poder Ejecutivo? No debemos olvidar que desde antes de cambiar de régimen político, había —y siguen habiendo— más de 30 millones de personas que no saben leer ni escribir y que tampoco han completado su educación básica y obligatoria. ¿Como no es mediáticamente rentable el tema de las personas analfabetas no debemos prestarle atención pública?
Por otra parte, varias colegas han acertado en señalar que durante este sexenio la problemática de las universidades también ha desaparecido del mapa político. Mientras en la educación básica se repite con vehemencia que la evaluación ayudará a resolver el problema de la baja calidad, en las instituciones de educación superior, desde hace muchos años, destacados académicos han expuesto las contradicciones y regresiones de los actuales esquemas de evaluación académica e institucional. La incapacidad para aprender del propio Sistema Educativo Nacional es patente.
No obstante y contrario a la mirada estrecha y coyuntural, el foro de Puebla tratará de analizar el acontecer educativo desde una perspectiva amplia, histórica y plural. Nos interesa ofrecer elementos de juicio sobre la política educativa por medio del análisis y la discusión razonada. Para ello, se abrirá el encuentro con la conferencia de Felipe Martínez Rizo, destacado investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes e impulsor de instituciones educativas clave. Luego se dividirá el público en mesas de discusión, las cuales estarán conformadas por académicos de trayectoria, jóvenes investigadores, representantes de distintas organizaciones de la sociedad civil y funcionarios o ex funcionarios. Además, cada mesa será moderada por un experto en la materia cuya labor principal será propiciar la discusión y el debate.
Esperamos que la profunidad de los académicos, la experiencia de los funcionarios y la pluralidad de los actores no gubernamentales, sirvan para construir un juicio razonado —no dogmático— de la actual política educativa, la cual puede definirse como el conjunto de acciones que implícita y explícitamente surge desde los gobiernos democráticamente electos, pero que se recrea con el esfuerzo de la sociedad para cumplir los fines que el Estado se fija. La educación de calidad para todas las niñas, niños, jóvenes y adultos es precisamente lo que el Estado Mexicano se ha fijado, pero aún existen serias dudas sobre a qué grado estamos logrando tal objetivo en estos tres años del gobierno priista.
Si usted desea ser parte de estas discusiones, lo esperamos mañana viernes 18 en el auditorio Manuel Acévez, S.J. de la Universidad Iberoamerican campus Puebla. La Ibero de Puebla junto con mi institución, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), han dispuesto valiosos recursos y un esmerado esfuerzo para responder a la pregunta de si avanza o retrocede la educación en este sexenio.
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