Me gustaría muchísimo que me dieras el tiempo para leer estas palabras que decido externar, yo, Mariana Patraca Almogabar, que soy maestra de primaria y como tal tengo cosas que decir y opiniones que dar hoy respecto a las condiciones actuales de la reforma educativa, tomate un tiempo y lee, porque para mí es importante, quien quiera que seas, que conozcas lo que pienso, aunque sean muchas líneas.
Comencemos agarrando el toro por los cuernos y hablemos de las intenciones del sistema educativo mexicano de depurar y deshacerse de las personas que ya no son útiles para la enseñanza. Dentro de este fervor y esas porras de “¡sí! ¡sí!, ¡¡¡que los evalúen y saquen!!!” se esconde una irresponsabilidad enorme del gobierno federal y la Secretaría de Educación Pública que demuestra claramente que su reforma educativa es solo una embarradita encima del desastre educativo y que no se puede tapar el sol con un dedo. Y es que, irónicamente en toda la reforma educativa no hay párrafo, artículo o lineamiento que se refiera a las escuelas normales como pieza angular –¡que lo son!– dentro de ésta.
Se piensa evaluar a los maestros para que aquellos que empiecen a integrarse al servicio profesional docente cuenten con la mejor calidad y solo excelentes profesionales se mantengan al servicio de la SEP, pero, ¿dónde se está gestando el gran cambio en la formación de los futuros docentes?? ¡¡en ningún lado!!
Parece ser que el mero mero de la SEP ha olvidado (o no sabe) que si pretendes exigir calidad de los aspirantes debes encargarte de reformar e innovar la formación de estos mismos. Las escuelas normales, las cuales son por excelencia las instituciones idóneas para la formación de docentes, fueron las grandes ignoradas, apartadas y relegadas. Estas se encuentran casi en su último aliento en cuanto a la vida útil de sus planes y currículos que gestan en sus aulas a los maestros que darán clases los próximos años. Y es que pretender solo evaluar el desempeño de quienes ejercen su labor (como si este fuese el único aspecto a considerar en todo el engranaje educativo) es tan tonto como dar por hecho que las normales se van a reformar solas y que su situación actual no requiere de un proyecto serio y verdadero. En pocas palabras, ¿cómo pretenden exigir calidad y excelencia a los nuevos agremiados al magisterio siendo que ustedes hipócritas han hundido en el olvido a las normales rurales los últimos años?
Ahora hablemos de las verdaderas reformas educativas: a nivel primaria en el año 2009 se dio un giro donde el enfoque por competencias y los pilares de la educación hicieron entrada con cuanta base pedagógica y fundamento teórico podríamos imaginar. Cambiaron contenidos, currículo y libros de texto por completo. A esta le siguió un reajuste en el año 2011 donde planes y programas cambiaron de nuevo. Cabe mencionar que del 2009 al 2014 no hubo un solo año en que los libros de texto permanecieran sin cambios ni reajustes en sus contenidos.
Ahora en el 2015, sin siquiera haber dejado pasar una generación de primaria con libros y planes que no fueran pilotos o de prueba se ha decidido que otra reforma educativa entre en juego y de nuevo, enfoques, contenidos y currículo han entrado en reajustes, periodo de pruebas y asimilación a partir de este ciclo escolar en curso. Uff, no es fácil que como normalista te cambien el programa a un año de egresar, que como maestro te reajusten una reforma que apenas vas agarrándole la onda en el 2011 y que al final de cuentas, después de todo, en el 2015 así, sin más ya se esté cocinándo otro “pequeño” cambio. Vaya que la SEP, mi patrona sí presenta seriedad y congruencia al momento de cambiar el rumbo educativo ¿no? pero… Y mientras tanto ¿ qué ha pasado con los normalistas y sus planes de estudios desde 2009 al 2015?, tomen en cuenta que en seis años se han gestado tres cambios y reajustes en libros de texto, planes, y programas educativos…En sólo seis años!!.
Pues bueno, la situación actual de un normalista egresado apenas este año es la siguiente: Inició con un plan ya establecido que no concordaba para nada con la realidad educativa del país, ya que, (esperen, esto es como de risa) precisamente un año antes de que entrase a estudiar en la Esc. Normal, en el sistema educativo mexicano los libros y tooodo su contenido ya se habían transformado a nivel primaria.
Bueno, entonces a un año de haber entrado y hecho la luchita de aferrarse a toda información nueva acerca de las competencias, llega un pequeño reajuste en el 2011, que cambió los planes (no al cien) y reacomodo conceptos, ideas etc. Así, apenas estaban con el del 2009 y ahora pues se tenía que integrar la del 2011, y egresas en el 2014… Mmmmm pero resulta que pues, ahora que egresaste ya eso que habías incorporado ha cambiado de nuevo. Ya que este ciclo escolar iniciamos con el cambio otraaa vez de libros de texto y planes y programas.
Lo mismo para un maestro en servicio: Su servidora inició labores en 2010, ni siquiera llevo cinco años trabajando y ya tres veces hemos reajustado los contenidos y demás de primaria. Cursos de actualización que apenas han servido y no siempre, fueron el pan nuestro de los últimos años para ponerse al tiro como dicen por ahí. La actualización no es nada sencillo ni llevadero si está enmarcada en un corre que te alcanza y en la prisa de aprender e incorporar las competencias y sus reajustes a la práctica docente. Y colegas y amigos la actualización docente tampoco debe ser una carrera, una búsqueda tropezada y estrepitosa de los nuevos conocimientos. Con todo y ello los maestros pensaban que bueno, ya ahí se iba asimilando todo este cambio que al fin de cuentas nos vendían como lo necesario, como la panacea de todas las dificultades educativas a nivel pedagógico y académico. Ahora resulta que siempre no, que las competencias no eran acorde ni daban el ancho… y se viene otra actualización (nadie discute que necesaria).
¡Y toma maestro tu evaluación en el momento menos indicado y si el más impertinente!
Pero bueno, el presidente de Mexicanos Primero Claudio X. González dice que ya, ya mero viene la reforma a las escuelas normales, despuesito de otraaaaa reforma educativa que ya se gestó y se está poniendo en marcha, despuesito del guillotinazo en el Servicio Profesional Docente… Qué insensato y que torpe es el mecanismo de educación en nuestro país, que es comparable a querer quitarse los piojos empezando con la lavada de los pies.
Yo me pregunto, ¿por qué. Por qué la evaluación no puede esperar a que las normales y los maestros en servicio entren en un reajuste verdadero acerca de los planes, programas, currículos y contenidos que se están cocinando actualmente. Por qué han hecho todo al revés y empezado por los pies?
¿No entiende la SEP la situación de las normales, los estira y afloja de los normalistas por entrar ya en una necesaria reforma y un muy merecido proyecto que catapulte a nuestras casas de estudios a ser más que el olvido del gobierno federal?
La SEP, gobierno federal y hasta el INEE han dejado al último lo que debió haber ocupado el primero de sus objetivos.
No puedes pedir lo que no estás dando, pides calidad pero no la das a la formación y actualización de los maestros. No hay continuidad, congruencia y menos estabilidad en el sistema educativo.
Empecemos por donde debemos, evaluando la calidad en la formación y actualización docente ¡No a la evaluación ni a la reforma educativa!
Finalizo diciendo que en mi hay todo menos miedo a la evaluación, digo, los que me conocen lo saben, los normalistas estamos hechos para dar clases, ¡pero no nos señalen, no nos agarren de chivos expiatorios hasta que las autoridades educativas estén a la par y den la seriedad que nos merecemos docentes y normalistas tanto en nuestra formación como en nuestra continua actualización!