Por: Blas Escobedo Hernández
De los 30 colegios estatales y dos (Oaxaca y Distrito Federal) que pertenecen y dependen administrativamente de oficinas nacionales de Conalep, podemos referir que aunque existen sindicatos en casi todos los Estados, sin contar los sindicatos destruidos por los gobiernos estatales de Colima, Querétaro y Guanajuato, los demás han pasado y están pasando por innumerables sacrificios para sostenerse. La embestida del patrón no ha sido menos, usando todo el poder por aniquilarlos, cumpliendo uno de los requisitos que exige la política económica neoliberal, nada de sindicatos, de ahí como ejemplo, la reforma educativa que en el fondo no es más que destruir derechos del magisterio y con ellos el sindicato.
La sindicalización por parte de los maestros en las entidades federativas, es desigual, en la medida en que ha ido avanzando el desarrollo de los sindicatos, las condiciones laborales han ido teniendo diferente mejoría, de acuerdo a la capacidad de organización y negociación de cada organismo sindical. Pero podemos reseñar que todavía en la mayoría existe cierta similitud de cómo son sus condiciones laborales.
Los maestros de Conalep padecen condiciones laborales que al conocerlas, se queda uno perplejo y preguntándose será posible en pleno siglo XXI, haya profesionales de la educación trabajando en esas condiciones. Pues si lo hay, sin tener las prestaciones que por ley les pertenecen, no tienen seguridad social o sea servicio médico, les exigen certificado médico y de gravidez a las maestras cada semestre que firman contrato por honorarios.
De entrada para la federación y Conalep nacional, los docentes no son considerados como trabajadores, sino prestadores de servicios académicos. Aunque por cuestiones de la descentralización del Conalep en 1999, se pasa la operación a los gobiernos estatales y estos a su vez funcionan como patrón de los maestros, estos últimos cuando después de luchas logran conseguir el registro sindical, son reconocidos como trabajadores, pero para los gobiernos estatales, más no para el gobierno federal. Los docentes de Conalep además de ser los más mal pagados de los subsistemas de la educación media superior en el país, reciben una serie de tratos que se creían habían pasado a la historia. Y al ver de cerca su problemática, se observa una humillación a su dignidad como seres humanos en pleno siglo XXI.
Alto porcentaje de ellos son contratados por honorarios, firmado contratos de trabajo cada seis meses, contrato leoninos que los dejan desprotegidos de todos los derechos que por ley les corresponde, firmando y comprometiéndose en ese contrato a no ejercer ningún de tipo de acción legal que afecte a la institución. Antes del inicio de cada semestre de forma humillante los directivos escogen los que son de su agrado, que sean serviles y no les causen problemas protestándole, para volverlos a contratar, actos semejantes a los hacendados de finales del siglo XIX y principios del XX. A las maestras para volver a ser ocupadas cada semestre deben presentar certificado médico de gravidez, quitándoles el derecho a ser madres. No cuentan con servicio médico, bonos de despensa, apoyo a material didáctico, ni bonos para el día del maestro, ni día de la madre, etc.
En cuestiones de retardos, se les descuentan, no tienen el beneficio de solicitar un horario acorde a sus necesidades laborales a pesar de que se les pide que cuenten con un trabajo que sea la entrada más significativa del trabajador. Las autoridades siempre están en el entendido que como empresa, Conalep puede rescindir del contrato en el momento que el trabajador incurra en una falta de acuerdo al manual del trabajador académico de Conalep o cuando a la institución lo considere pertinente sin ninguna liquidación a efecto, aún se cuente con un año de antigüedad o 20 años.
La lucha por los derechos de los trabajadores debe de ser una característica de los docentes en todos los niveles, sin embargo, la amenaza constante de perder su empleo y dejar de llevar el sustento a casa, les obliga a aceptar todas estas irregularidades, humillaciones y faltas de respeto a la dignidad humana por personas que se sienten con poder para decidir quien trabaja y quien no, sin sustento pedagógico y didáctico, que permite que las autoridades solapen el amiguismo, el compadrazgo y las palancas de algunos administrativos de contratar a sus parientes, amigos o conocidos en detrimento de la preparación académica de los alumnos.
Hoy se habla mucho de las consecuencias que trae la reforma educativa de Peña Nieto a los maestros de educación básica, esas consecuencias ya la han sufrido por más de 35 años los maestros de Conalep, aunque el proceso de sindicalización de este sector de docentes se inició hace 13 años y con mucho esfuerzo y sufrimientos algunos sindicatos en diversos Estados (Durango, Sonora y Michoacán), lograron revertir medianamente sus deplorables condiciones de trabajo, ante esta nueva embestida de la reforma educativa, el esfuerzo va ser doble para echarla abajo.