En tiempos en donde la confianza y credibilidad son centrales para gobernar, Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, faltó a su palabra. En septiembre, ante rectores de las distintas universidades del país, expresó que “pese al ajuste en el Presupuesto de Egresos”, no habría recortes en los recursos que se destinan a la educación superior (SEP Comunicado 263, 09.12.15). Tal posición no fue respaldada por los hechos. A la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), por ejemplo, le recortaron 22 millones de pesos que serían destinados al Programa de Fortalecimiento a la Calidad en Instituciones Educativas. Los objetivos de este programa son, entre otros, obtener y conservar la acreditación de los programas de licenciatura y el reconocimiento de los posgrados que otorga el Conacyt, por medio del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC).
Preocupados por la reducción de fondos, los miembros del Consejo Universitario de la UAQ acordaron dirigir una carta al Presidente de la República, al secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al mismo Nuño, en donde “reprobaban” la decisión de recortar el presupuesto a las universidades. Decisión que representó un “agravio” para los universitarios. En los últimos años, el esfuerzo de investigadores, académicos, estudiantes y personal directivo y administrativo por consolidar a la UAQ como una opción educativa de alta calidad ha sido evidente. Por ejemplo, mientras en 2009 esta universidad tenía sólo 11 programas de posgrado incorporados al PNPC, para 2014 los posgrados de calidad llegaron a 51.
En esa carta, fechada el 2 de diciembre, los universitarios también exigimos que Luis Videgaray, titular de la SHCP, fundamentara su decisión de reducir el presupuesto a la educación superior y a Nuño, por su parte, le pedimos que ante la trasquilada de fondos explicara qué nuevas estrategias pondría en marcha para apoyar a las IES.
Sorpresivamente, la respuesta no vino del Presidente de la República ni de los secretarios de Estado, sino del recién llegado gobernador, Francisco (Pancho) Domínguez, quien se subió al ring y se lanzó contra el rector de la UAQ diciendo lo siguiente: “El rector ya debe de ponerle calma a todo, es irresponsable de su parte estar queriendo hacer esos llamados, hacer esa carta al Presidente de la República, que lo puede hacer cualquier ciudadano (…) pero no puede decirle a los jóvenes que si no les llega el presupuesto federal se movilicen, ¿a dónde se van a movilizar? ¿Al Congreso de la Unión, a la Secretaría de Hacienda, a Los Pinos?” (08/12/15; www.queretaro.quadratin.com.mx)
La reacción del gobernador es preocupante por al menos tres razones. Primero, porque el actor que fijó postura ante los recortes fue el Consejo Universitario, no solo el rector. ¿Por qué personaliza? Hablaría muy mal de un gobernador asumir que el rector puede controlar a miles de investigadores, estudiantes y trabajadores o “ponerle calma a todo”. Esperamos que esa no sea su lógica de poder.
Segundo, ¿por qué es “irresponsable”, según el gobernador, interpelar al Presidente de la República y a los servidores públicos? Ojalá Pancho Domínguez, de extracción panista, pronto se deshaga del chip priista cuyo código indica alinearse, no desobedecer ni cuestionar abierta y públicamente. Tanto Enrique Peña Nieto como Videgaray y Nuño son servidores públicos y, por lo tanto, tienen la obligación de explicar sus acciones ante los ciudadanos.
Bajo esta lógica de autonomía e independencia, los consejeros universitarios cuestionaron el mal manejo de la economía que hace la actual élite en el poder, el excesivo gasto en publicidad gubernamental y el derroche y opulencia en la que viven algunos políticos. ¿Por qué tendríamos que permanecer inmóviles ante estas deplorables prácticas? ¿O es que Pancho Domínguez prefiere ya hacer equipo con el gobierno federal y olvidar a los ciudadanos de Querétaro que le dieron su voto? ¿Qué opina la dirigencia de Acción Nacional de la posición de Pancho?
Tercero y último punto, el gobernador se metió en un terreno oscuro y resbaladizo, pues como él mismo reconoció, el recorte presupuestal “es un tema federal”. ¿Apoya Pancho que el gobierno federal castigue financieramente a la UAQ? ¿Le beneficiará esto para luego convertirse en el “salvador” de la UAQ? Mientras se despejan estas interrogantes, crece la presión para que el mandatario local cumpla su promesa de campaña de destinarle 10 por ciento de incremento anual a la Máxima Casa de Estudios del estado. Incluso, el 11 de diciembre, la UAQ, a través de su Secretaría Académica, invitó al gobernador a “aclarar todos los planteamientos relacionados con el tema presupuestal” frente a una sesión extraordinaria del Consejo Universitario. Seguramente, la presencia del gobernador en la UAQ no será un día de campo.
La verdadera “firmeza” del estadista se logra cuando se cumple la palabra empeñada. Si Aurelio Nuño dice estar comprometido con la calidad educativa para todos; debe luchar por el financiamiento a las universidades públicas. El gobernador, por su parte, tendría que saber respetar la autonomía universitaria que no es otra cosa que reconocer plenamente la capacidad de pensamiento y acción de los individuos. La UAQ probablemente ya no es la misma desde que Pancho Domínguez estudió aquí veterinaria.
Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro
Twitter: @flores_crespo