Hace uno días se dio a conocer la edición 2016 del Times Higher Education World University Rankings, que por brevedad citaremos aquí como Ranking Times, dedicada a la clasificación ordinal de las universidades del bloque que integran los países denominados BRIC (Brasil, Rusia, India y China), así como de un conjunto de instituciones universitarias situadas en países que antes se conocían como “en vías de desarrollo” y hoy “economías emergentes”.
La versión BRIC inició en 2014. En las dos primeras ediciones fueron clasificadas solo cien universidades mientras que la más reciente ordena el doble de instituciones, lo que se traduce en una gama más amplia de países que cuentan con al menos una universidad en la lista. Es fácil suponer que la estrategia de la empresa propietaria del ranking es alcanzar un público más amplio que el de los lectores y consumidores de su ranking global. Desde el inicio del Ranking Times, en su origen una iniciativa del Times Higher Education Supplement, pero hoy en día una empresa independiente del rotativo británico, el elenco de universidades clasificadas se ceñía, básicamente, al mundo anglosajón aunque con algunas excepciones destacadas, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México.
La UNAM obtuvo en 2004, primer año en que se publicó el ranking, la posición 195 de la lista mundial. En años sucesivos los lugares 95, 74, 190 y 354. Dejó de figurar en la lista principal en 2011 y 2012 y reapareció en 2013 en el rango 351-400. La edición correspondiente a 2016 ubica a la UNAM en el intervalo 401-500. Dos razones explican el errático comportamiento de la universidad nacional en el Ranking Times. La primera y principal es que este sistema de indicadores, al contrario de ranking como el Academic Ranking of World Universities (ARWU), producido en la Universidad Jiao Tong de Shanghái, clasifica por una combinación de indicadores de reputación y datos de producción académica. La segunda razón es que el Ranking Times ha modificado su metodología de acopio y sistematización de datos en varias ocasiones. Aun así, la UNAM se ha mantenido invariablemente en las primeras posiciones de la región iberoamericana.
En la nueva lista de universidades de países emergentes la universidad nacional figura en la posición 23. En 2014 ocupó el puesto 59 y en 2015 el 48, es decir que se observa una tendencia de ascenso. La segunda universidad mexicana en figurar dentro de esta lista es el Tecnológico de Monterrey. El ITESM fue clasificado en la posición 99 en 2014, 71 en 2015 y 60 en 2016. Llama la atención, desde luego, que este ranking haga omisión de otras universidades del país, públicas o privadas, que cuentan con indicadores de producción académica comparables e incluso superiores a los que exhibe el Tecnológico.
Aparte de las posiciones que ocupan en este ranking las universidades mexicanas, es interesante observar la concentración por países y regiones. Sobresale la región asiática, que incluye prácticamente la mitad (94 de 200) de las instituciones clasificadas. Dentro de este grupo destaca China con 39 universidades, Taiwán con 24 y la India con 16. Del grupo de países europeos, básicamente los de la región de Europa del Este, son de mencionarse los casos de Rusia (15 universidades), Turquía (9 universidades), la República Checa (8 universidades) y Grecia (7 universidades). En tercer lugar, la región que agrupa a los países de África y el Mundo Árabe, cuenta con solo 20 universidades clasificadas, de ellas 6 de Sudáfrica y 3 de Egipto. Por último, para el caso de América Latina se incluyen 24 instituciones, 14 de ellas brasileñas, 6 chilenas, 2 mexicanas e igual número de colombianas. Inexplicablemente el ranking omite a las universidades de Argentina que, en la versión global, han ocupado posiciones dentro de los primeros 400 lugares.