Proyecto de investigación: La Reforma educativa en el marco del
derecho a la educación y el cosmopolitismo.
Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ)
Mercedes Ruiz, Leonardo Oliver y Marco Contreras,
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
El relevo en la SEP con la llegada de Aurelio Nuño, ex jefe de la Oficina de Presidencia y funcionario cercano a Enrique Peña Nieto, no sólo se debió a las condiciones de salud del secretario saliente Emilio Chuayffet, sino que se enmarcó dentro de una reorganización del gabinete del gobierno de Peña en el contexto del Tercer Informe de Gobierno. Este ajuste incluye a la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Desarrollo Social, la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano así como al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.[i]
A primera vista, este cambio en el gabinete se muestra como una seria reorientación de la política de Estado en un momento coyuntural como lo es la mitad de sexenio. Sin embargo, si se analiza en profundidad, se revela más un gatopardismo, que cambios reales en la acción. En algunas secretarías hubo una rotación de cargos, como en el caso de José Antonio Meade quien pasó de la SRE a la SEDESOL y Rosario Robles quien dejó SEDESOL para ocupar la SEDATU. Este reacomodo de los titulares de las mencionadas Secretarías pretende dar una imagen renovada ante un gobierno que se ha visto cuestionado. El cambio de imagen, por ende, es sintomático del desgaste que ha experimentado este gobierno tras medio sexenio transcurrido. “La serie de eventos que lastimaron al país”, “los sucesos en Iguala”, “la fuga de un penal” y “los conflictos de interés”[ii] son algunos de las declaraciones de Peña que en su reciente discurso buscan paliar el descontento y enfocar la atención hacia la agenda de las renovadas Secretarías.
Pero en el caso de Aurelio Nuño en la SEP, ¿se trata también de una estrategia de gatopardismo, esto es, cambiar las cosas para que sigan igual?
Nuño marca distancia con Chuayffet
El nuevo titular de la SEP forma parte del perfil de funcionarios de alto nivel que han colaborado estrechamente con Peña en la elaboración del Pacto por México, por lo que aspira a ser un fiel continuador de la reforma educativa tal como fue planteada en dicho acuerdo. No obstante, en el arranque de su gestión ha procurado imprimir su propio sello, especialmente al marcar distancia con su antecesor. Para tal fin ha enfatizado lo que será el eje de su política: una conducción firme pero no autoritaria y en diálogo con otros sectores de la sociedad. En esos rasgos se marca el contraste con Chuayffet, quien se distinguió por una conducción más impositiva, tal como se reflejó en su declaración memorable de realizar la evaluación “llueve o truene”[iii]. Pero el rasgo que coloca a Nuño como un gestor con visión propia es su concepción de la reforma como un acto político. Según manifiesta, no se trata de una reforma laboral ni educativa a medias, sino eminentemente política, ya que se modifican las relaciones al interior del sistema educativo.[iv]
De acuerdo a esta visión amplia de la reforma, el panorama educativo nacional se verá beneficiado al otorgar a los docentes la plataforma para que se desempeñen en su carrera a través del mérito propio y con base en los diagnósticos que la evaluación proporcione. De acuerdo a esta visión conciliadora de la reforma, ha enfatizado que su trato primordial será con los docentes, en tanto anunció que recorrerá el país para escucharlos y convencerlos.[v] Sin mover el dedo del renglón en la aplicación de la reforma, se manifestó presto para dialogar con los docentes, más no para negociar los términos de la misma.
En sintonía con su tono persuasivo, colocó en primer plano los beneficios palpables de la reforma para los docentes: la remuneración y la capacitación. Pese a que esta última es un elemento débilmente planteado en la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD). Otro actor al que ha apelado en un tono conciliador es al INEE. Luego de la rispidez producida entre la SEP y el INEE por la suspensión indefinida de la evaluación[vi], sin previa consulta al Instituto, las relaciones entre ambos quedaron tensas. En consecuencia y para resarcir al INEE en su autonomía herida, Nuño enfatizó un apartado de la Ley General del Servicio Profesional Docente: el Art. 68 Fracc. VI, de acuerdo al cual se cuidará que la evaluación sea debidamente contextualizada, tarea que se llevará a cabo en coordinación con el INEE.[vii]
Ambicioso programa de financiamiento
Para coronar su agenda inicial, Nuño también presentó un ambicioso programa de financiamiento para la infraestructura escolar, esto es, los bonos educativos del Fondo de Aportaciones Múltiples. En resumidas cuentas, se trata de emplear en los tres años que restan del sexenio recursos programados a 20 años. Los estados que acepten participar destinarán el 15% de los recursos que reciben de ese Fondo y así se podrá disponer de 50 mil millones de pesos que serán destinados a la infraestructura escolar. Los recursos estarían garantizados ya que un 0.8% de las aportaciones que reciben los estados deben de ir directo a dicho Fondo. Esos 50 mil millones serán financiados con bonos, cuyos fondos están igualmente respaldados por la ley.[viii]
En suma, la agenda de Nuño parece colmada de un discurso conciliador hacia los distintos sectores, con los que se requiere de una coordinación fina y de una política que busque colocar a la escuela en el centro del sistema educativo, bajo la autonomía de gestión de recursos y con un financiamiento programado. Sin embargo, el único planteamiento nuevo es el de los bonos educativos, medida que deberá responder al estado de los planteles escolares como condición de una educación digna.
Por lo tanto, volvemos a la pregunta anterior, ¿se trata de lo mismo pero presentado de manera distinta?
El contexto en el que el nuevo secretario inicia su gestión tiende a una disidencia magisterial en crisis. La sección XXII, pese a los síntomas de resquebrajamiento de su fortaleza interna, como la remoción de cargos y una menor convocatoria en las bases, mantiene vigente la demanda de negociación, lo que aunado a la política impositiva de Chuayffet había generado una agenda paralela, como la serie de negociaciones con SEGOB y los boicots a las evaluaciones. Hasta la fecha y desde el 7 de junio la SEGOB ha cancelado a la CNTE la vía de la negociación,[ix] lo cual deja el camino libre al discurso conciliador pero de ningún modo inflexible de Nuño.
En ese sentido, no hay cambio de rumbo: aunque la reforma educativa se presente de una manera atractiva y conciliadora, se mantiene inalterable en sus postulados. Cabe preguntarse si en la agenda de diálogo con amplios sectores de la sociedad que ha anunciado, Nuño abrirá el espacio no para la negociación, que como tal está bloqueada para la disidencia y que en suma ha generado una política paralela, sino una verdadera síntesis resultante del encuentro entre las voces que interpelan a la política educativa. En eso consistiría una verdadera conducción democrática y no autoritaria.
[i] Becerril, Andrea, La Jornada, “Impulsaré la reforma educativa con los maestros, afirma Nuño”, 28 de agosto 2015
[ii] Elvira, Rosa, La Jornada, “Reconoce Peña Nieto sucesos que indignaron al país”, 3 de septiembre 2015
[iii] Poy, Laura, La Jornada, “La evaluación llueva o truene, dice Chuayffet”, 17 de Junio 2015
[iv] Cano, Arturo, La Jornada, “Para este gobierno la prioridad es la educación”, 7 de septiembre 2015
[v] Carrizales, David, El Universal, “Promete Nuño Mayer escuchar necesidades de los maestros”, 5 de septiembre 2015
[vi] Maya, Arcelia, Reforma, “Pese a suspensión sigue amago: CNTE”, 29 de mayo 2015
[vii] Becerril, Op. Cit.
[viii] Cano, Op. Cit.
[ix] Sánchez, Virgilio, Reforma, “Quitan a Núñez poder de negociación. Cambian a todos los integrantes de Comisión Política de la Sección 22”, 2 de septiembre 2015.