Aunque con cambios, la Cámara de Diputados aprobó por mayoría el dictamen de la Ley General del Servicio Profesional Docente. Sospecho que la ley se aprobará en el Senado, a pesar de los mejores esfuerzos de Ernesto Cordero y compañía para posponer la discusión.
Hoy quiero llamar la atención a lo sucedido en Tabasco. Es una muestra de lo que pasará a los gobernadores cuando traten de afectar los intereses de los dirigentes del SNTE y de los que se fugaron de allí, pero que mantienen su ADN corporativo.
Arturo Núñez arribó con ánimo de limpiar la administración pública. Denunció las tranzas del ex gobernador, Andrés Granier y algunos de sus secuaces, hoy sujetos a juicio. Pero topó con pared cuando afectó los intereses de los cabecillas de los sindicatos del sector educativo. Su secretario de Educación, Rodolfo Lara Lagunas, actuó con firmeza y en cuestión de semanas atacó santuarios de corrupción dejados por sus antecesoras, Rosa Beatriz Luque Greene y Deyanira Camacho Javier; él canceló 200 plazas, entre ellas algunas de Luque Greene, que se entregaron sin que hubiera recursos y fuera de la norma.
Eso provocó el enojo de los dirigentes de la Sección 29 del SNTE, del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación en Tabasco y del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de México, quienes demandaron la renuncia del secretario que osaba restarles privilegios. La historia es larga, conflictos en las normales y las telesecundarias, declaraciones altisonantes contra Rodolfo Lara, mas el gobernador lo sostuvo y le apoyó.
La bronca hizo crisis al comenzar el ciclo escolar. Los adversarios de ayer se aliaron y juntos emprendieron una huelga que dejó a los alumnos de básica sin clases las primeras dos semanas del ciclo. Arturo Núñez se negó a pactar con los líderes la remoción de Lara Lagunas. Pero aceptó que su secretario de Gobierno conviniera con ellos asuntos laborales y administrativos.
Con todo y que el gobierno local se mantuvo en su posición y Núñez mostró firmeza, la huelga le causó daño político, más todavía cuando se sincronizó con los paros de la CNTE. Los líderes subieron el tono, cercaron la Quinta Grijalva, la residencia oficial del gobernador, destazaron puercos frente a sus rejas (lo que les causó el repudio de la población) y pusieron un letrero en contra del secretario señalando que él sería el siguiente sacrificado. No lograron su cometido.
No obstante, en las demandas laborales alcanzaron acuerdos benéficos: a los trabajadores de la educación se les pagarán los días no laborados; el gobierno hará aportaciones (concurrencia, le llaman) para prestaciones (la segunda negociación) y pagará algunos bonos; y un asunto que contraviene lo estipulado en la Ley General del Servicio Profesional Docente, el estado se compromete a respetar 50% de las plazas vacantes que les corresponden a los sindicatos. Además, el gobernador realizará trámites ante dependencias federales para ciertos asuntos. En 2012 transfirió a los sindicatos más de 30 millones de pesos de cuotas sindicales.
Con todo y que el gobernador Núñez no cedió en la demanda principal, tuvo que capitular en ciertos puntos. Sostuvo a su secretario de Educación aprovechando su bono democrático, sus denuncias de las atrocidades del ex gobernador Granier le granjearon más apoyo popular y pudo actuar en otros frentes. Pero los líderes corporativos no dieron su brazo a torcer y lo forzaron a negociar.
Dudo que la mayoría de los gobernadores se atrevan a realizar una jugada similar y ataquen los santuarios de corrupción sindical. No tienen incentivos para generar conflicto con fuerzas organizadas y dispuestas a todo con el fin de mantener privilegios. Todos ellos fueron tibios, cuando no remisos, en apoyar las reformas legales en la educación.
Cuando sea el momento de actuar para poner en práctica las leyes secundarias, sospecho, muchos de los gobernadores serán un obstáculo más para instaurar los cambios institucionales que prometen las leyes, aunque se hayan cedido a las presiones de la CNTE. Me pregunto si el gobierno federal tiene una estrategia para encarrilar a los gobiernos de los estados.
Retazos
Se equivocaron quienes pensaron que haciendo concesiones se calmaría a la CNTE. Va por todo o nada.
*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
Publicado en Excelsior