Los días 6 y 7 de julio la Red Latinoamericana de Estudios Epistemológicos en Política Educativa (Relepe) organizó, en San Pablo, Brasil, el primer encuentro de profesores en política educativa (PE) con el propósito de generar un espacio para conocer y discutir cómo estamos formando a los estudiosos de las políticas educativas en la región. ¿Cómo se insertan los distintos cursos de PE en los currícula de las licenciaturas y de los posgrados en pedagogía y ciencias de la educación? ¿Qué métodos, teorías y autores sobresalen en cada país latinoamericano?
La filosofía de la Relepe para organizar encuentros académicos ha sido particular y a mi juicio, muy funcional. Pocas conferencias magistrales, ateneos con temas puntuales y paneles abiertos con académicos de los distintos países para ofrecer una mirada plural y diversa. También hubo una sesión de ponencias paralelas. En esta ocasión, aunque se visualizó un evento relativamente pequeño, el programa registró 118 trabajos de profesores de Brasil, Argentina, México y Paraguay.
La manera en cómo pensamos las políticas educativas ha cambiado a medida que se ha modificado la realidad de nuestros países. En casi todos, han habido olas de democratización, modernización y cambio político y esto va definiendo los tipos de políticas que construimos. En México, aunque pensemos que hay un gran ojo conspirador que todo lo decide desde arriba —como podrían ser los organismos internacionales como el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)— , las cosas no son tan sencillas. Un ejercicio de política comparada nos mostraría que las interacciones entre los funcionarios nacionales y las élites internacionales son complejas y que han existido recurrentemente a lo largo de la historia, además, tanto México ha adoptado racionalmente políticas y programas de otros países como también los ha transferido. Asimismo, un buen curso de política educativa comparada nos haría reflexionar que la experiencia internacional no es mala per se.
Pero comprender mejor la política educativa no es una cuestión que solamente valga por su valor académico o teórico, sino también por sus implicaciones prácticas y políticas. Si entendíesemos mejor cómo se construye la política, qué teoría está detrás de ella, cómo se procesan las decisiones en cada gobierno y cómo se validan socialmente esas políticas, los disidentes y críticos podríamos dar mejor en el blanco. Con ello, a mi ver, todos podríamos salir beneficiados porque los argumentos serían más elaborados y ejerceríamos un mejor “razonamiento público” (Sen). El caso de la reforma educativa de México ha sido muy ilustrativo en este sentido. Luchamos contra cosas que no existen habiendo tantas reales por enfrentar, como diría Oliver Goldsmith. Además; por no ser abiertos para procesar leyes y reformas, ahora el gobierno tiene que lidiar con la desconfianza; por no saber comunicar las bondades, limitaciones y riesgos de sus propuestas a las maestras y maestros, la confusión se instaura. Si bien había consenso social de que las plazas no pondían seguir heredándose o vendiendo, faltó un mejor plan para poner en marcha el servicio profesional docente.
Pero volvamos a la reunión de Brasil. Gracias a las discusiones sostenidas en los ateneos, se aclaró que es distinto formar a un investigador social en política educativa que a un maestro de educación básica que estará al frente de diversos grupos de niñas, niños y jóvenes. “¿Cuál será el núcleo básico de contenidos curriculares que se deben enseñar?”, preguntó una maestra. Seguramente, cada institución responderá, con el concurso de sus profesores, a esta pregunta. Sin embargo, a mi me hizo detenerme a pensar en lo que desde hace tiempo varios colegas han detectado: hay autores y posturas teóricas preferidas (y favoritas) en cada país y me atrevo a pensar que en cada institución. Así como hay cursos de política educativa basados fuertemente en la microeconomía, en otras universidades enseñan a analizar las políticas por medio de la teoría crítica o de alguna otra herramienta neomarxista.
Estudiar las políticas educativas de manera plural y más allá de la idea de que hay uno o dos decisores, es un campo de investigación que en México se ha ido consolidando y tomando nuevos bríos. Prueba de ello son las iniciativas de formación que han promovido recientemente instituciones como la sede Región Centro en Aguascalientes del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que echará a andar el Diplomado en Análisis de Política Educativa cuyo coordinador es el doctor Sergio Cárdenas. Esperemos que muchos jóvenes se interesen por esta área de estudio y se formen con una perspectiva novedosa, plural y útil para tratar de reducir las injustificadas desigualdades que aún enfrentan millones de niñas, niños, jóvenes y adultos de nuestro país.
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