Y llegó el día, 20 de junio del 2015, 10:00 horas tiempo del centro de nuestro país, miradas escépticas, algunas cansadas (quizás por el largo viaje para llegar a la sede asignada), otros más ansiosos, algunos preocupados…, sentimientos encontrados sin duda alguna pero con una firme convicción…estar dispuestos a ser evaluados. Seguramente fueron las sensaciones compartidas por quien escribe este artículo y los 48 mil 673 sustentantes quienes en dos días seríamos partícipes de un proceso que durante muchos años fue simulado.
Cuando se habla de funciones directivas inevitablemente debe hacerse referencia a cómo, hasta el 2013, fueron entregadas miles de claves para ejercer funciones como supervisores (as), directores (as), jefes de enseñanza…, lo primero que seguramente viene a nuestra mente son los acuerdos políticos, los sindicales y las prebendas las cuales de manera invariable incidieron por muchos años en el funcionamiento de miles de zonas escolares y escuelas en general. Ante ello surgen dos preguntas elementales: ¿qué es un buen directivo? y ¿qué es un buen asesor?, las cuales seguramente tienen una respuesta polisémica dependiendo el enfoque que quiera dársele a dichas funciones.
Sin duda alguna una evaluación por escrito no garantiza la idoneidad de un individuo, pero en el contexto de nuestro sistema educativo nacional representa ya un avance sustantivo hacia la mejora, al menos en que quienes en el futuro desempeñen dichas funciones cuenten con elementos conceptuales, técnicos y filosóficos que sustentan las mismas, lo que brindará mejores oportunidades para potencializar su labor.
En este sentido cabe recalcar que este proceso que por primera vez se llevó a cabo en nuestro país seguramente tiene aspectos perfectibles como pueden ser el tipo de preguntas que se plantean, algunas incluso con tremendos errores ortográficos y de sintaxis, sin embargo para muchos docentes representa una puerta más para ir consolidando la tan anhelada profesionalización desde un quehacer más equitativo y “de piso parejo”.
En este sentido comparto la vehemencia de los reclamos de miles de docentes que por años han exigido un reconocimiento (promoción en este caso) por la labor que han desempeñado, particularmente en condiciones muy adversas y poco remuneradas por parte del sistema educativo, por lo que me sumo a la voces que señalan la necesidad de seguir apostando por acuerdos conjuntos que nos permitan como actores educativos ir transitando del reclamo, la crítica…hacia condiciones de propuestas concretas y de mejora para lo que a diario desarrollamos en las aulas de nuestro país. Lo anterior no significa una postura laxa, por el contrario es propositiva en cuanto a la necesidad de que autoridades, directivos, docentes, padres de familia, estudiantes y sociedad en su conjunto podamos ir asumiendo compromisos que impacten en el devenir de nuestra educación.
El tiempo sigue su curso y no se detendrá por mucho que lo deseemos, la Reforma educativa 2013 abrió precisamente una ventana que por muchos años fue exigida: el debate sobre un tema de carácter nacional…la educación. Así, hoy prácticamente en todos los espacios de nuestro país alguien tiene algo que decir al respecto, desde los restaurantes, las plazas cívicas, las tiendas departamentales…se realizan discusiones acaloradas en las cuales se ponen de manifiesto posturas, reflexiones, análisis e incluso percepciones, algunas con fundamento, otras carentes del mismo, sin embargo hoy sin duda todos tenemos algo que decir.
En cuanto a ello durante el receso que recibimos tras la primera parte de evaluación, una vez atendidos los 120 reactivos en los cuales consistió ésta tuve la oportunidad de platicar con una colega docente que labora en uno de los municipios más pobres de Guerrero, queriendo conocer su perspectiva en cuanto a estos procesos, me comentó que veía esto como una oportunidad de crecimiento profesional, y es que tras casi 14 años de servicio nunca tuvo la opción (o las relaciones políticas, sindicales…) para poder aspirar a una clave directiva, la cual desde que tenía 3 años de servicio ha desempeñado de manera ininterrumpida. La otra cara de la moneda fue sin duda saber que trabaja como directora y maestra unitaria en una escuela primaria, a cargo de 78 niños (as) quienes toman sus clases en una pendiente que da entrada a la comunidad en la cual desempeña sus funciones.
Tremenda sorpresa me generó también ver fotos en las cuales evidenciaba que carece de salones, baños, butacas…, sin embargo en su mirada se veía la firme intención de seguir luchando por obtener mejores posibilidades de desarrollo profesional, lo cual sin duda impactará en sus estudiantes. Sin duda esto último representa la contracara de la Reforma educativa, la cual ha evidenciado las falencias de un sistema educativo nacional mientras busca formas de fortalecer a éste último, tarea compleja debido al abandono que el quehacer educativo ha tenido por décadas, ello a partir de acuerdos políticos y cupulares que en nada han beneficiado a la educación de México.
Así como esta colega se retiró a un viaje de 15 horas rumbo a su comunidad pasadas las 19:00 horas del día 20 de junio del 2015, muchos nos fuimos con la enorme expectativa del qué sucederá, serán días de análisis, de reflexión, pero sobretodo de una marcada espera no solamente por saber si se es “idóneo o no”, sino también por conocer en qué beneficiarán este tipo de procesos a la educación en México. Sin duda alguna esto último tendría que ser tema de debate en estas discusiones, dando voz y voto a este tipo de colegas como la antes mencionada que viven en el día a día una realidad inobjetable, siendo precisamente ésta a la cual nos tenemos que enfrentar.