La desertificación y la degradación de tierras son procesos que se incrementarán a mediano plazo, por lo que representan una verdadera amenaza no sólo para México, sino a escala mundial, señaló Oralia Oropeza Orozco, del Instituto de Geografía (IGg) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el marco del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, la experta explicó que en México, alrededor de 120 millones de hectáreas de suelo han sido afectadas por la desertificación. Actualmente, se deforestan 500 mil hectáreas al año; la desertificación y degradación de tierras daña dos de cada tres hectáreas, lo que ha provocado menor superficie agrícola y forestal. De hecho, la producción se reduce a menos de un décimo de su potencial en los bosques y selvas nacionales”
Explicó que las mejores medidas para evitar la desertificación son las preventivas, como el mejor uso del agua y la conservación de la productividad de los suelos.
No debemos culpar al cambio climático global para justificar la toma de decisiones equivocadas y la falta de políticas públicas holísticas y de una verdadera planificación.
Subrayó que la creación de mecanismos de gestión participativa que involucren a todos los sectores es básica, particularmente en lo que concierne a las localidades pequeñas, a los grupos marginados y a comunidades indígenas; de igual manera, se debe incluir a los políticos y tomadores de decisiones.
El 93% de ese proceso ha sido causado por malas técnicas de manejo, como el sobrepastoreo, el aprovechamiento forestal sin planeación, el uso inadecuado y excesivo de maquinaria, la aplicación de agroquímicos, la roturación incorrecta, el laboreo excesivo o la mala aplicación del riego, así como la urbanización y las actividades industriales.
“Se estima que cada año entre 300 mil y 400 mil personas migran de sus terrenos infértiles”, expone.
Finalmente, la investigadora señala que ya comienzan a presentarse problemas alimentarios.
En África sucedió en 2011; lo que más asusta es que desde ahora, aunque tomemos medidas preventivas, vamos a tener consecuencias graves, porque se ha afectado mucho el planeta. La tendencia es que aumenten estos procesos y las repercusiones sean graves en el futuro.
En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía para despertar conciencia en torno a esa problemática; de igual manera, puso en marcha la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, en países afectados por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.
De la misma forma, el organismo declaró al periodo 2010-2020 como el Decenio de las Naciones Unidas para los Desiertos y la Lucha contra la Desertificación (UNDDD).