Como algunos colegas lo previeron (Arnaut, Márquez), el anuncio de suspender “indefinidamente” los procesos y las fechas para la evaluación docente duró muy poco. Una vez pasadas las elecciones —donde el PRI parece mantener la mayoría en el Congreso— , el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet, ofreció una conferencia de prensa para decir que se mantienen las fechas de los exámenes. Contrario al escueto comunicado de hace quince días, ahora la SEP nos explica que la suspensión se debió a “elementos técnicos y políticos”. Entre lo primero, estuvo el hecho de “asegurar que todos los participantes presenten los exámenes con computadoras y con la conectividad necesarias” y entre lo segundo: “mantener una extrema prudencia para no vulnerar el desarrollo de un proceso electoral trascendente para el país. Prudencia que se fincó en las leyes electorales y no en el capricho; prudencia que ha dado sus resultados.” (Comunicado 137, 08/06/15).
Si estos fueron en verdad los motivos para haber suspendido la evaluación, ¿por qué no los expresaron desde el principio? ¿Querían “provocar” a la sociedad a favor de la reforma y luego “echársela encima a la CNTE”, como escribió Jorge G. Castañeda? ¿Qué ganó la SEP generando tanto escándalo e “histeria” (Ordorika)? Unos reaccionamos con asombro y molestia hacia la SEP, otros enfilaron sus baterías contra la CNTE y de paso, hacia al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), al que le pidieron “fajarse los pantalones”. Hubo fuertes reacciones, desplegados, comunicados y como es natural en una democracia, reflexión y crítica pública.
Varios colegas académicos que evitaron rasgarse las vestiduras con la “suspensión indefinida”, opinaron que la suspensión abría la posibilidad de revisar y mejorar las propuestas del Gobierno Federal en materia educativa. Si se revisa a fondo la evaluación, la reforma educativa podría “reactivarse”, escribió Roberto Rodríguez en estas páginas. Por su parte, Alberto Arnaut, el investigador del Colmex, expresó que al momento de conocer la noticia pensó que quizás la SEP quería tiempo para atender las críticas que le habían hecho. Para el investigador, había que corregir al menos cuatro cosas: (1) el excesivo centralismo con que ha actuado la SEP, (2) la excesiva unilateralidad con que se diseñan las políticas de profesionalización docente, (3) el excesivo peso de la evaluación en la función magisterial y (4) la prisa con que se diseñaron los instrumentos de evaluación.
Uno de los puntos más destacados de Arnaut es que la maestra o maestro participe de manera más directa en el diseño de los procesos e instrumentos de evaluación; lo que hace pensar que una reforma verdadera es aquella en la que la SEP, en concurrencia con el Gobierno Federal y el Sindicato Nacional para Trabajadores de la Educación (SNTE), trabajaran para alivianar a los maestros de las tutelas burocráticas que actualmente les imponen y crearan las condiciones necesarias para que los docentes tomaran en su manos la responsabilidad de dirigir su vida profesional. En ello, la SEP mostraría que posee una visión amplia y profunda del magisterio mexicano y rebasaría, por mucho, a las nociones reduccionistas que ciertos grupos empresariales han querido imponer.
Como sabemos, la SEP no utilizó la suspensión para “agarrar aire” y avanzar con mayor inteligencia en la ejecución y diseño de la reforma. La evaluación docente se quedó tal como estaba a pesar de sus deficiencias.
Al haber reactivado la evaluación para el ingreso, promoción y permanencia en el servicio docente y al haber “sacudido” a la opinión pública con un discreto comunicado, ¿en qué lugar nos encontramos ahora? ¿Qué lecciones se recogen de este pasaje de la política educativa? En primer lugar, es importante reconocer la movilización de algunos sectores sociales en contra de la medida tomada por la SEP, lo que demuestra que la autoridad educativa está constantemente vigilada y es sujeta a una contraloría social, incluyendo el INEE. Segundo, la manera en que algunas organizaciones civiles como Mexicanos Primero (MP) reaccionaron y dijeron defender la ley y pugnar por la transparencia, elevó su nivel de responsabilidad. Me explico. “Si a estos grupos les gusta la transparencia y rendición de cuentas, no estaría mal que la practicaran publicando sus estados financieros o dando a conocer cómo toman decisiones”, me escribió un profesor ante la fuerte reacción que tuvo este grupo. Ya encarrerado, este maestro señaló que solamente les creería a MP cuando hagan una “acción ciudadana” contra la programación de Televisa en sus canales de TV abierta, en particular Laura de América y Sabadazo.
Así como algunos creen que la evaluación “con consecuencias” es central para mejorar la calidad de la educación, también enriquecería el debate público estudiar y hablar de los efectos que ha producido la programación de Televisa y TV Azteca en la inteligencia de la niñez mexicana. La calidad educativa es un fenómeno multifactorial, dicen los especialistas.
El anuncio de suspender la evaluación no sólo conjuntó voces a favor de la reforma, también sirvió para subrayar de manera elocuente las partes de las que adolece. Asimismo, a algunos nos permitió mirar con mayor detenimiento la manera en cómo interactúan y se relacionan los miembros de la sociedad con el gobierno y los órganos autónomos de evaluación. Sobre este punto, hay que seguir reflexionando para construir una mejor oposición y disidencia. Se trata de una responsabilidad pública.
Twitter: @flores_crespo